Capítulo 33: Cosquilleo en el Estómago

1.6K 89 93
                                    

A veces, la vida te pone a prueba para ver si eres lo suficientemente fuerte para luchar y cumplir tus sueños.


    Verlo frente a mí, arrodillado, con un anillo en mano, pidiéndome matrimonio y observándome con un brillo en sus ojos junto con una sonrisa esperanzada, provoca en segundos que mi corazón se hinche como un globo que está a punto de estallar. Juro que nunca en mi vida me había sentido tan nerviosa, ansiosa y taciturna. Mis manos comienzan a sudar, sintiendo ganas de morderme las uñas sacando el esmalte negro que llevo puesto, notando cosquilleos en mi estómago y un calor dentro de mí emerge cada vez más, queriendo saltar a una piscina y tranquilizar todas mis hormonas que este hombre me está incitando a enloquecer.

    Muerdo mi labio inferior con la intensión de ahogar un emocionado chillido y rápidamente seco una pequeña lágrima que cae con lentitud por mi pómulo al tiempo en que sonrío como las veces que mis padres me compraban los dulces que amaba cuando era pequeña: de una manera totalmente gozosa y amena.

    Muerdo mi labio inferior con la intensión de ahogar un emocionado chillido y rápidamente seco una pequeña lágrima que cae con lentitud por mi pómulo al tiempo en que sonrío como las veces que mis padres me compraban los dulces que amaba cuando...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Claro que sí Andy, acepto casarme contigo.

    Y el bullicio se presenta, ya que, después de un suspenso infinito a la espera de mi respuesta, todos los presentes chillan con emoción acompañado con aplausos y silbidos. Es inexplicable el brillo que brota de los ojos de Andy ante mi respuesta; se levanta con una enorme sonrisa para tomar con delicadeza mi mano derecha y colocar el anillo radiante con motivo de Batman en mi dedo anular.

—Mi futura esposa. —Murmura, rozando nariz con nariz, escuchando nuestras respiraciones resonantes en una evidente alegría en nuestros rostros. 

    Todo lo que nos rodeaba desaparece, el festejo que hacen los invitados se apacigua siendo remplazado por el latido frenético de nuestros corazones. Sólo somos él y yo, nadie más; nuestros ojos están fijos en los del otro, demostrándonos miles de sentimientos con tan solo observarnos a las pupilas. Posa sus manos por debajo de mis orejas acariciando tiernamente mi cuello, juntando nuestras frentes. No es necesario decir más, solo con un fugas beso es lo necesario para expresarnos.

 No es necesario decir más, solo con un fugas beso es lo necesario para expresarnos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Andy, Andy... ¿Estás aquí? [Andy Biersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora