《 Buenos recuerdos, recuerdos coloridos, como también recuerdos dolorosos, todo eso es tuyo. Está bien que los guardes y de vez en cuando los rememores. Pero... no dejan de ser solo recuerdos. 》
**Narradora Omnisciente**
Es curioso cómo la mente es capaz de jugar con uno mismo, es curioso cómo tiene el poder de transformar a las personas y convertirlas en temibles monstruos, cambiándola de un día para otro. Es escalofriante cómo la mente es capaz de convertir a una mirada y una sonrisa inocente, a una fría y llena de rencor, de miedos, sedienta de un poco de sangre y sufrimiento. Es curioso, como todo puede cambiar a partir de simples hechos.
Las paredes de aquella habitación eran de un color pálido sin vida que rondaba una oscuridad y frialdad penosa, aunque no era solamente esa habitación, todas las demás eran iguales: con aquella pisca de desesperación acumulada con desconsuelo. No era posible explicar todas las sensaciones que se podía sentir al entrar en aquellos cuartos, sobre todo para las personas que permanecían encerradas en ellos.
En cada una de las estancias de aquel lugar, permanecían retenidos los gritos y se ahogaban en pastillas. Pero una destacaba, solo en una habitación se encontraba aquel color carmesí en las pálidas paredes.
¿La causa? Los puños de aquel chico.
Los moretones en sus nudillos ya formaban patrones de color violeta, verde, amarillo, negro y azul, las cortadas causadas por los golpes tomaban forma de constelaciones, los raspones dejaban ver un diferente color de rojo en cada uno debido al tiempo que hacía que adornaban su piel, sus delgadas manos junto a sus artejos estaban decoradas con aquel espeso líquido escarlata. Su cuerpo parecía cansado, mas su mente le decía lo contrario. ¿Por qué dejar que golpee aquella pared de su habitación con sus propios puños y piernas hasta dejarlo sangrando? Solamente había una forma para conseguir que la tranquilidad se presentase en él: aquel líquido inyectado en su piel, para que sus sistemas se bloqueen, tranquilizándolo. Aunque su sistema bajara sus revoluciones y su cuerpo se relajara (dejando de golpear) su mente no dejaba de transmitir y repetir a cada segundo las voces.
¿El problema? Alucinaciones Auditivas.
Unos ojos ajenos lo observaba entre las sombras en una esquina de la habitación mientras, en otra, permanecía una enorme sonrisa, dedicándole unas buenas noches cada fin del día. Pero los hombres con batas blancas, zapatos limpios y guantes de latex, no los veían.
¿El problema? Alucinaciones Visuales.
La mayoría de las cosas que escuchaba, de parte de lo que veía aquel ojiazul, eran solamente producto de su mente. Producto de su... ¿Cómo decirlo para que no suene tan grotesco?
¿Enfermedad? ¿Problema?
Las paredes de las habitaciones, los diversos e infinitos pasillos fríos, las camas incomodas, las rejas en las ventanas que solamente dejaban pasar unos leves rayos del sol y una pequeña e insignificante brisa de la libertad, tan hermosa e inalcanzable para cada persona cuya vida terminaría dentro de aquel lugar, todo eso y mucho más, volvieron a su mente bombardeándolo. Eran solo los recuerdos de su segundo hogar.
Su rostro estaba cubierto de una capa delgada de sudor, su respiración era agitada, movía leve su cabeza a los lados en negación, los latidos de su corazón eran rápidos. No podía despertar, no podía salir de aquella... pesadilla.
Las agujas, las píldoras, los chalecos, las cámaras, los rostros, la sangre... se repetían en su cabeza sin parar. El delirio lo estaba torturando en su sueño, las imágenes aparecían y desaparecían con rapidez. Hasta que un recuerdo en específico lo sacó de aquello, despertándolo alarmado, con el corazón entre las manos.
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Andy, Andy... ¿Estás aquí? [Andy Biersack]
Fanfiction-Andy, Andy ¿Estás aquí? «Sí» -Andy, Andy ¿Eres un espíritu bueno? «No» -Andy, Andy ¿Me puedo ir? «No» «Es solo un juego.... decían»