Capítulo 31: Lindas Sorpresas

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El reencuentro es el inicio de una nueva historia... El problema es, ¿Será bonita o trágica?   


**Narra _____**

    La neblina y el cielo gris que se logra ver por las ventanas de la biblioteca es una señal clara que el frío está haciendo acto de presencia. Solo basta que Marly apriete la tecla de Enter de mi laptop, para indicarme que por fin terminamos el trabajo, dejándome caer sobre la mesa con un suspiro sonoro.

—Estamos listas... Al fin.

—Viste, no nos demoramos mucho.

    No alcanzo a dar un bostezo cuando siento su fulminante mirada sobre mí, viendo su ceja alzada y unas notorias ganas de matarme.

—Llevamos cuatro horas aquí intentando finalizar el trabajo. No he almorzado una comida decente, siento mi trasero más plano que una tabla, ¿y tienes el descaro de decirme eso?

— ¡Vale, vale, lo siento! Pero no te enojes o te saldrán canas verdes mujer.

—Cállate. —Rueda los ojos con diversión, en tanto cierra los libros abiertos que utilizamos—Encuentro muy sospechoso que hayas desaparecido unos días, tú no eres así. Cuéntame, ¿Qué sucedió para que no hubiera señales de ti? ¿Acaso encontraste a alguien para que te desviara del camino?

    Abro los ojos con sorpresa al escucharla, me acomodo en la silla dirigiendo la mirada a ella que amontona los libros formando una pila y que después guarda sus lápices en su pequeño estuche.

—Pensé que iba a pasar desapercibida con mi ausencia.

—Claro que no, jodes bastante cuando estás. Mayormente hablas y haces ridiculeces, así que se nota bastante tu falta.

— ¿Lo tomo como un alago o una ofensa? —Subo una ceja observándola, en lo que ella da unas cuantas risas divertidas—Mira mi amor, yo no hago ridiculeces y mucho menos hablo babosadas, yo tengo una alta capacidad de conocimiento e imaginación. Ustedes son los que me siguen con mis ideas descolocadas, así que no es mi culpa que ustedes se vean estúpidos, yo me veo fabulosa. 

    Muevo mi cabello como el príncipe encantador de la película de Shrek, consiguiendo las risas divertidas de la rubia de mi amiga.

—Presumida. Ahora cuenta lo que sucedió para faltar, sé que paso algo suculento.

— ¡Está bien! Te contaré, pero con una condición. —Nos acercamos, atraigo su atención al ver sus ojos con intriga—No le digas a Emilio ni a Melanie, ¿bien? Es un asunto delicado y peligroso. —Asiente con seguridad—Lo que pasó... es...—Hago infinitas pausadas con la intención de poner más suspenso, y lo consigo al ver las ansias en sus ojos más que abiertos—Es algo totalmente difícil, tan alucinante y casi inexplicable...

—Ve al punto, me estás colmando la paciencia.

—Te dije que es casi inexplicable. —Rueda los ojos nuevamente—La cosa es que hoy, en la mañana, no... no logré... no logré cagar como cago siempre.

    Cae en cuenta que le estoy haciendo una broma, su cara cambia diciéndome con sólo su mirada lo tonta que soy. Doy unas carcajadas burlescas, recibiendo un puñetazo de ella sobre mi brazo acompañado con unas infinitas groserías; claramente no voy a comentarle la verdadera razón de mi falta de presencia, solo lo justo y preciso. Sin embargo, antes de hacerlo, tengo que molestarla.

  (.........)

  **Narradora Omnisciente**

    Los años no han pasado sobre ella, la mujer que le ha dado la vida sigue reflejando brillo en sus ojos y su cabello de color oro aún se compara con el oleaje de una cascada. Después de tantos años, su madre sigue igual que la última vez: sin rastros de arrugas en su piel, causando que irradie una belleza natural, con su vestimenta sencilla y para nada extravagante comparada con las demás familias adineradas en la ciudad.

Andy, Andy... ¿Estás aquí? [Andy Biersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora