《 Si no puedes con tus problemas... Vacila con ellos (y te sacas uno, unos cuantos, unas cervezas, su yerba, su vino, su ron, su porro, su pisco, su polvo...) 》
Mis ojos no se despegan de ella, observando como los suyos se cristalizan demostrando terror. Su cuerpo tiembla a tal nivel que hace se vea tan débil y frágil que me da ganas de solo acercarme y tranquilizarla. Sin embargo sus palabras han causado en mí un shock total, impidiéndome producir cualquier movimiento y causando que mi mirada quede anclada en ella, contemplando impotente cómo su ser se debilita por cada suspiro que da y eso es solamente por causa mía.
—Te detesto Andy, te detesto por hacerme sentir protegida y de lo que me tengo que proteger es de ti. Tú eres el único peligro que tengo que evitar. —Se levanta del suelo— ¡Tú eres la oscuridad! ¡Mi maldita oscuridad! —Escupe a gritos entre llantos para salir corriendo.
Solo me quedo ahí, estático, simplemente viendo cómo ella escapa a toda velocidad, dejándome en el suelo con el corazón entre mis manos y cargando una angustia que me ahoga. Debí haberle dicho la verdad antes...
(.........)
**Narra _____**
En éste momento, lo único que siento es como si alguien estuviera martillando mi cabeza a todo dar, iniciando un dolor incontrolable, todo por causa del llanto. Avanzo a toda velocidad por las calles de la ciudad en dirección a mi casa, evitando las personas que se cruzan en mi camino. Cada vez me falta más el aire, siento las cosquillas de dolor en mis muslos acompañado con una dolencia en mis tobillos: mi cuerpo pide ya a gritos un descanso pero falta poco para detenerme; quiero llegar de una vez a casa.
Cruzo la puerta y, al cerrarla, dejo caer mi cuerpo con lentitud al suelo. Presiono mi pecho con mis manos para así intentar ahogar aquel dolor incontrolable; tengo ganas de llorar hasta que mis lágrimas se agoten y gritar hasta quebrar mi garganta y quedar sin voz.
—L-Lo odio. —Débiles quejidos y murmullos escapan de mí pero son apenas audibles.
Siento unos maullidos acercarse seguido de unas caricias en mis piernas: mis dos gatos intentando consolarme. Pero ahora, en el estado en que estoy, nadie puede hacerlo.
La garganta comienza a gritarme con desesperación en saborear un líquido específico para tranquilizar todos los sentimientos acumulados que concibo en éste maldito instante. Me levanto del suelo con un poco de tambaleo de parte de mis piernas y camino entre la oscuridad y las leves luces que se asoman por mis ventanales. Ya es de noche y la ciudad comienza a volver a la vida, claro, una ciudad que no descansa.
Me detengo frente al equipo de música para comenzar a buscar entre mis variables discos: busco con la mirada uno específico para momento así y al encontrarlo, lo cojo sacando el CD de su cartucho y lo inserto en el equipo.
The Neighbourhood se escucha a todo volumen a través de los parlantes. De alguna manera, encuentro su música relajante, con aquella esencia para poder tomar tus cigarros, tu botella de licor y volar sin límites en tu mundo. Así que, al comenzar a escuchar la canción, saco un cigarro de la cajetilla junto con el encendedor de calavera de la mesita de centro, lo enciendo e inhalo la primera bocanada de tabaco, saboreándolo en mis pulmones.
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Andy, Andy... ¿Estás aquí? [Andy Biersack]
Fanfiction-Andy, Andy ¿Estás aquí? «Sí» -Andy, Andy ¿Eres un espíritu bueno? «No» -Andy, Andy ¿Me puedo ir? «No» «Es solo un juego.... decían»