Valerie observó como salía el sol mientras conducía. Estaba cada vez más cerca de Nueva York. Se sentía adormilada a pesar de que acababa de despertar para cambiar el turno de conducir con Jeff. Él descansaba en el asiento del copiloto con los ojos cerrados, y cabeceando de vez en cuando. Valerie observó con tristeza los vasos de café vacíos. Iba a necesitar como mínimo dos para poder recuperar la fuerza y la energía. Necesitaba estar despierta. Quería golpearse la cabeza por haberse engañado a si misma. Y a Jeff. No habían tenido la necesidad de conducir 20 horas. En realidad, aún le quedaba un día para llegar a Nueva York, justo como Jeff le había dicho. El problema estaba en su cabeza. En su cabeza el tiempo era distinto. Y algo le había dicho que quedarse en Minnesota era una mala idea.
##############################
Harrison salió del motel en el que había pasado la noche. Había parado a dormir mientras uno de sus espías continuaba con la persecución. No era estúpido. Sabía que necesitaba estar al cien para poder atrapar a la asesina. Tenía la ventaja pues Valerie y Jeff estarían débiles despues de mal dormir en un auto y conducir toda la noche. Encendió su auto y llamó a su espía para recibir las últimas noticias.
###############################
Valerie aparcó en una gasolinera a las nueve en punto de la mañana, cuando le faltaban cinco horas más para llegar a la ciudad de Nueva York. Bajó del auto mareada, y caminó hacia la tienda de autoservicio, dejando a Jeff dormido. Cuando entró, un olor a café la golpeó en el rostro y se acercó a la maquinita. Se sirvió un vaso, y tomó cinco paquetitos de azúcar. Los vació en el café, y arrastró los pies hasta la caja. El cajero le cobró y después de pagar se acercó a una barra pegada a la ventana. Había muchos bancos disponibles y se sentó en uno. Clavó sus ojos en el cielo tratando de olvidarse de los autos que pasaban por la carretera, tratando de borrar la sensación de ser perseguida. El café humeaba frente a ella como insistiendo "Bébeme". Los ojos se le cerraban. Alejó el vaso y colocó sus dos brazos sobre la barra. Recargó la cabeza en ellos, y se quedó dormida.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
-No creo que se muevan de aquí... Está dormida, y el otro también. Se ven terribles. Para el caso, yo también estoy agotado... No. Si. Si es ella. ¿Cómo? Pero... Eso se va a ver sospechoso... ¿Qué? Si. Si, ¡Ese es mi trabajo! ¡Claro que puedo hacerlo! Si... Lo siento, señor. Si, lo sé. Una disculpa. Debe ser la falta de sueño. Bien. 098 Fuera-.
El agente Nathan colgó su celular, un poco molesto. Su jefe le había ordenado seguir un auto. Y lo había hecho. Había conducido la mitad de la noche y al final, su jefe le pedía una foto como evidencia de que el auto que había seguido era el correcto. Suspiró cansado, y bajó de su automóvil. Se acercó con discreción al auto verde militar que estaba aparcado a unos metros de él. Adentro estaba un chico durmiendo plácidamente. Sacó su celular y tratando de no verse tan sospechoso, sacó una foto. Se alejó y la envió a Harrison. Después utilizó el zoom y fotografió a la muchacha que dormía en la barra de la tienda de autoservicio. La envió. Y como respuesta, su jefe le pidió otra foto más cerca. Maldijo en voz baja y entró en la tienda. Estaba completamente vacía salvo por la chica y el cajero. Se internó en el pasillo de los pastelillos y tomó un paquete de rollos de chocolate. Tenía 15 años como espía y aún así, era un asco tomando fotos. Era bueno escuchando. Muy bueno. Su entrenamiento era sobresaliente y había tomado varios cursos para leer movimientos corporales y detectar las mentiras en los rostros de las personas. Hizo como que buscaba una marca en específico de jugo y aprovechó para tomarle una foto más al sujeto 97-0A, que evidentemente no estaba haciendo nada por ocultarse. Llevaba una clase de impermeable amarillo fosforescente. Y además estaba dormida, babeando. Nathan sonrió, divertido. En los últimos días se hablaba mucho de ella en el FBI. Unos decían que había asesinado a Charles, otros que a Helena, algunos más, decían que había sido la amante de Benedict, y sin embargo, lo que mas se decía de ella era que casi asesinaba a Harrison. Por un momento, mientras la perseguía por la carretera, lo creyó. En ese momento, las cosas no cuadraban. En ese momento podía esposarla y arrestarla. Podía llevarla a la cárcel y terminar con todo. Pero por alguna extraña razón, Harrison solo le había pedido no perderla de vista. Se acercó a la caja y pagó sus alimentos. A unos cuantos pasos de la puerta, la curiosidad le ganó, y se fue a sentar al lado del sujeto 97-0A. Al verla de cerca y al escucharla roncar, sintió que las tripas se le revolvían. -Esto es una maldita broma, ¿verdad?- susurró, enojado. Ella no podía tener más de 20. El maquillaje no podía ocultar su edad. Su estatura menos. Sus pies ni siquiera tocaban el suelo. Abrió el paquete de pastelillos y comenzó a ingerir uno, furioso. Sacó su celular del bolsillo y lo dejó sobre la barra con violencia. Sentía que se había desvelado en vano. Las palabras de Harrison habían sido "Es una misión de suma importancia" "Estarás tratando con una asesina a sangre fría" Y en ese momento pensó que sólo había sido una broma. Que lo estaban probando. Después de todo, habían despedido a muchos agentes. Y de la nada, su celular se iluminó y comenzó a vibrar. Dio un brinco, sorprendido y lo tomó. Su jefe había respondido. Leyó el mensaje. Todavía tenía que seguir a la mocosa hasta Nueva York. Maldijo en voz baja y entonces sintió que lo estaban observando. Guardó su celular, y después le regresó la mirada al sujeto 97-0A.
![](https://img.wattpad.com/cover/35020750-288-k43098.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Última Jugada
ActionMi padre me dice que esto es un juego de Ajedrez. Que el mundo es el tablero, y que la organización y nosotros somos las piezas. Apuesto a que estoy en el lado blanco, aún cuando mis manos están llenas de sangre. Aún cuando a mis espaldas solo hay m...