Sin límites

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Erin se estaba demorando en el baño a propósito. No quería salir y tener que enfrentarse a todo el publico que pensaba que ella y Jeff eran algo. No había nada. O eso era lo que se había estado diciendo los últimos días. Era un colega. Pero eso no explicaba la sensación de seguridad que experimentaba al estar junto a Jeff. Suspiró y se lavó la cara para aclarar sus ideas, y después salió con la cara en alto. No iba a dejar que le afectara.

Jeff estaba mirando el suelo, de manera pensativa. No quería ver a Erin. Tenía miedo de que Erin no sintiera lo mismo que él.

Erin se quedó congelada a tan sólo unos pasos de Jeff. Sintió las ganas de correr lejos como una cobarde. Y luego se aclaró la garganta. Jeff la observó, y sonrió. Ella contuvo su sonrisa y caminó hacía la salida de la academia.

-Creo que... te debo una disculpa- comenzó Jeff. Erin lo observó con atención, y asintió con la cabeza. No quería iniciar una conversación con "su colega". La simple palabra le sonaba extraña en su mente. -Y me merezco esa patada en el trasero- finalizó Jeff ruborizándose. Erin dejó salir una risa extraña de sus labios. No le gustaba nada aquello. Odiaba que Jeff le sacara risas y sonrisas. Odiaba el hecho de que con Jeff su cerebro se desconectaba. Literalmente. No había querido hablar, y sin embargo se encontró diciendo: -Pon tu trasero sumiso a la vista-.

Jeff suspiró, y se llevó las manos al rostro. -Me retracto, no puedo. Me va a doler- se quejó. Erin soltó otra carcajada. -A la vista, dije- continuó. Jeff se volteó, y puso toda su fuerza de voluntad en no hacer gala de sus atributos. -Tienes un trasero de nena, Hudson- se burló Erin.

Erin simplemente admiraba. En realidad era broma lo que le había dicho a Jeff. Él realmente tenía un muy buen cuerpo. Y después le soltó una patada suave.

-¡TIENES PIES DE HOMBRE, SHIELDS!- gritó Jeff al sentir el golpe. Erin puso los ojos en blanco. -Ni siquiera lo hice con fuerza- se quejó ella. Jeff comenzó a reír de manera nerviosa. Erin comenzó a caminar mientras le daba leves empujoncitos a Jeff. -Eres una nena- continuaba burlándose.

Ambos llegaron al auto. Jeff le abrió la puerta del conductor a Erin, y después, él tomó su lugar en el asiento del copiloto. Se abrochó el cinturón de seguridad. Erin hizo lo mismo. -Quiero conducir ultraviolentamente antes de partir a Londres- comentó Erin mientras encendía el vehículo. Jeff asintió con la cabeza. -Me parece buena idea- respondió. Erin se lo quedó mirando con asombro. -¿Real?- preguntó. -Real- contestó Jeff, encogiéndose de hombros. -¿Alguna vez te dije que me ponen las chicas que conducen de manera ultraviolenta?- le preguntó a Erin mientras ponía una cara provocadora. Erin sonrió enseñando los dientes. -Eres. Un. Estúpido.- contestó, mientras tomaba la carretera.

Salieron en silencio de la ciudad. Al llegar a la carretera desierta, Erin encendió el estéreo. Jeff se encargó de subir todo el volumen. -Sin límites Erin. Vamos a volar- le dijo a la chica. Erin sintió que un escalofrió le bajaba por la espalda. Era lo más excitante que alguien le había dicho. Cruzaron una mirada llena de palabras que ninguno de los dos se atrevía a decir en voz alta.

Erin sonrió y comenzó a maniobrar con el volante al tomar las curvas de la carretera. Fue acelerando poco a poco, mientras cambiaba las velocidades. Sentía que la sangre palpitaba por todo su cuerpo. Comenzó a dejarse llevar.

Jeff sentía que su corazón latía con fuerza. Veía que la velocidad aumentaba mientras Erin manejaba con precisión. La atmósfera estaba cargada de adrenalina. Se olvidó de todo, menos de Erin. Jeff abrazó la locura. Su mente se desconectó, y con suavidad colocó una de sus manos en el muslo de Erin. -Sin límites- susurró con la voz cargada de deseo.

Erin llegó al máximo. El contacto de Jeff la enloqueció de muchas maneras. Estaba volando. En ese momento, se sintió viva, loca y salvaje.

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La Última JugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora