Anaeli caminaba por el sendero lleno de flores silvestres. Las gotas de lluvia comenzaron a caer del cielo mientras los truenos retumbaban en su cabeza. Ya estaba acostumbrada. Había vivido en su cabaña durante mucho tiempo. Era una cazadora. Primero había sido una doctora en la gran ciudad, pero con el paso del tiempo, la monotonía y las personas terminaron por hacerla estallar. Entonces desapareció. No tenía familia ni amigos que pudieran extrañarla. Ahí en el bosque se sentía libre.
Había decidido acercarse a la carretera. Nunca lo hacía, pero tenía un gran presentimiento.
Entonces escuchó un estruendo terrible de metal que para nada era un trueno. Un grito desgarrador le congeló la sangre, y pudo ver cómo una chica atravesaba el vidrio del auto y salía disparada hacía ella. Anaeli se quedó aterrada cuando escuchó el cuerpo impactar en el suelo. Sus recuerdos de las salas de emergencias llenaron su cabeza, y se armó de valor.Valerie dejó de respirar. Iba a morir. Estaba a un paso de hacerlo, tan solo tenía que dejarse ir, y sin embargo seguía aferrándose a la vida. Luchaba por respirar. Comenzó a ver una luz blanca... Y ahí estaba junto a Jeff, bailando. Llevaba un vestido de novia, y daba vueltas, feliz. Después de eso, cerró los ojos.
-Tranquila, estarás bien...- le gritó Anaeli a la chica cuando cerró los ojos. Su pulso era casi inexistente. Revisó el pequeño cuerpo. Tenía heridas contundentes y se notaba que tenía varios huesos rotos. Sintió impotencia al darse cuenta que no tenía material de curación en su hogar. La sangre comenzó correr como río. No la iba a dejar morir. Cuando el auto explotó en llamas gritó asustada.
Nunca había sido muy fuerte, pero lo intentaría. Cargó con mucho cuidado a la muchacha y la llevó lo más rápido que pudo a su cabaña.
La recostó en su cama y comenzó a quitarle la ropa empapada. Observó el cuerpo y reprimió un grito. La chica iba escapando de algo.
Cauterizó heridas, y con sábanas y cobijas que encontró, improvisó vendas. Necesitaba enyesar a la chica o no volvería a caminar jamás. Imaginó que ella despertaba. Se imaginó diciéndole la noticia. -Estás viva, pero no podrás volver a caminar... Estás viva pero quizá pierdas la memoria...-. Había tantas posibilidades.Y entonces el corazón de la chica se detuvo. Anaeli comenzó a masajearle el pecho y a darle respiración. -¡Vamos! ¡Sigue luchando!- gritaba a todo pulmón. La lluvia caía con más fuerza. La recuperó y la perdió dos veces. La tercera vez, esterilizó su cuchillo de caza y sacó todo el material médico que tenía. La operó de la manera más prehistórica posible para reparar sus costillas, y de milagro logró mantenerla estable. Preparó ungüentos con plantas medicinales.
Cuando terminó, se derrumbó en la única silla de madera que tenía en su casa. Estaba exhausta y escurría sangre. Necesitaba cambiar las sábanas de su cama, también.***
La chica despertó una semana después. Anaeli tenía muchas preguntas que hacerle, pero sabía que ella no estaba en condiciones de hablar. Se le aceró despacio, y se presentó. Le dijo lo que había ocurrido y comenzó a revisar sus signos vitales. Estaba evolucionando muy bien. Antes de marcharse, la chica balbuceó unas palabras antes de quedarse dormida de nuevo.
Anaeli se quedó junto a ella unos minutos, sintiendo que su corazón se rompía. La palabra que la chica había balbuceado era un nombre. El nombre de Jeff. Ella había escuchado ese nombre mientras se ocultaba entre los árboles cerca del lugar del accidente. Había visto a dos hombres. Uno de ellos llevaba el brazo enyesado y la cara hinchada por unos moretones. Al ver el lugar había caído al suelo y había comenzado a llorar de una manera que la había hecho sentir mucho dolor. Después, el otro hombre se arrodilló a su lado, y le dijo: -Ella está en un lugar mejor, Jeff-.
Jeff y la chica eran algo. Por la edad posiblemente novios... Pero las cicatrices de la chica ocultaban una historia que la hacía desconfiar. Incluso muchas de las heridas no tenían que ver con el choque de auto.***
Valerie pudo regresar en sí misma, luego de dos semanas.
Sentía el cuerpo entumido y la boca seca. La cabeza le palpitaba.
Estuvo en cama un mes aproximadamente, sanando.***
Dos meses después
Anaeli estaba ayudando a Valerie a caminar. Habían empezado con la terapia, y a la chica le costaba mucho trabajo, pues el dolor continuaba. Ella veía la desesperación de Valerie. -Vamos, Valerie... Lo estás haciendo muy bien- la animó. Valerie movió sus piernas, sintiéndose estúpida. Le temblaban y no le respondían. -¡Ya no puedo! ¡Estoy muy cansada!- gritaba con odio. Anaeli aguantaba con una sonrisa en los labios, y seguía animándola... En una de esas ocasiones, le habló sobre Jeff.
Valerie se quedó de piedra. -¿Eran novios?- le preguntó. Ella asintió con la cabeza. -Es mejor que él piense que estoy muerta- respondió. Anaeli se sentó a su lado, y la tomó de la mano. -Eres una caja llena de sorpresas, Valerie...- comenzó, y luego la interrumpió la chica.
-Era una asesina. Una miserable asesina. Le debo las cicatrices a mi entrenamiento, y el choque a que estaba muy débil. Me habían capturado. El hombre que... Que asesinó a mis padres... Bueno... Yo...- comenzó Valerie, y después se le quebró la voz. Anaeli se quedó estupefacta, pero aún así le brindó una sonrisa. -No tienes que contármelo si no quieres- susurró.
Valerie lloró un rato, y después comenzó desde el principio. Había algo en los ojos de la doctora que le hacían sentir confianza.
-Entonces regresa con Jeff...- le dijo Anaeli. La asesina suspiró. -Creo que le haré mucho daño...- comenzó.
La doctora la abrazó. -Hay una historia que dice que cada ser humano lleva en su muñeca un listón rojo. El otro extremo está atado a la muñeca de su alma gemela, y por más que se separen seguirán unidos. Es el destino, Valerie... Ni tu ni Jeff pueden escapar de eso. Lo que tuvieron fue intenso... Yo lo sé. Lo veo en tus ojos cuando hablas de él. Lo vi en Jeff cuando lloró en la carretera... No lo pierdas, Valerie-.Valerie soportó las terapias solo porque quería encontrar a Jeff.
Cuando dejó a Anaeli y comenzó a buscar a Jeff, se enteró que era el nuevo líder del FBI.
Lo observó desde lejos y le emocionó verlo triunfar. No se atrevió a acercarse. Jeff lo estaba haciendo muy bien y estaba creciendo como persona. Esperó que le diera otra oportunidad al amor, pero no lo hizo. Valerie se cambió de identidad. Lo decidió cuando consiguió infiltrarse en el sistema del FBI. Su usuario era 9Hud117. Los números los había escogido al azar, pero había usado el apellido de Jeff. Para el mundo ella era Valerie Hudson.
Lo extrañaba. Le hacía falta en las mañanas al despertar sola. Extrañaba su risa y su mirada. Le dolía tanto tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos, que se marchó a Praga. Caminó por la ciudad incontables veces, imaginándose de la mano de Jeff. Anaeli tenía razón. El listón rojo no se iba a romper con nada.
Cuando Jeff volvió a pedirle que se uniera a su equipo, ella no pudo evitarlo más.***
La vista desde el puente Carlos era estupenda. Estaba esperando a Jeff. Las piernas le temblaban de la emoción. Volvió a sentirse ella misma. Y entonces, ella lo sintió. Parecía que el corazón de Jeff llamaba al suyo. Estaba enamorada. Cinco años después seguía sintiendo lo mismo. Cuando Jeff le envió un mensaje, ella le respondió, y se giró para enfrentarlo.
Él iba con un traje hecho a la medida y el cabello corto.
Cuando Jeff corrió a abrazarla, supo que iría con él a donde fuera.
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La Última Jugada
ActionMi padre me dice que esto es un juego de Ajedrez. Que el mundo es el tablero, y que la organización y nosotros somos las piezas. Apuesto a que estoy en el lado blanco, aún cuando mis manos están llenas de sangre. Aún cuando a mis espaldas solo hay m...