Conversaciones & Favores.

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Pude ver que Maia se veía bastante nerviosa, como si le costase mucho decir lo que quería. ¿Acaso actuaba, o realmente era algo importante?

—Maia, puedes hablar —dije de modo calmado. No quería sonar pesada, pero tampoco quería que se demore mucho.

—Laura, recuerda que el día que mi mamá te echó, yo no estaba en la casa. Fue una decisión de ella —me recordó.

Hice memoria para llegar a ese día. Y efectivamente, Maia no estaba. Jill me dijo todo eso estando a solas. Aún recuerdo todo el dolor que sentí, también tuve mucho miedo, tendría que arreglármelas solas para cuidar de mí y de Auggie.

—Bueno, espero que recuerdes bien eso —prosiguió —. Porque yo tuve una discusión con mi madre —dio un largo suspiro, luego peinó su cabello, nerviosa y siguió hablando: —. Le dije a mi mamá que estaba enojada, que no tenía porqué haber actuado de ese modo, que en el fondo, esa casa era tuya. Pero ella no me hizo caso. Yo... Le pedí que te dejara volver, pero no quiso.

Suspiré derrotada. Aún recuerdo ese día. Fue tan fuerte todo lo que pasó. Y... No puedo evitar sentir rabia, ya que gracias a eso, Auggie se perdió.

—Laura, mi mamá cuando quiere puede ser muy egoísta. Ella simplemente pensó en sí misma, ¡Realmente intenté convencerla de que te deje volver! —gritó, con desesperación. Sus ojos brillaban, se nota que le costaba hablar del tema.

Di un suspiro largo y luego rode los ojos. Si pienso bien las cosas... La culpa de todo la tiene Jill, quizás Maia no es tan mala, sólo que su madre la manipula mucho.

—No te preocupes. Mentiría si te digo que no me enoje con ustedes, pero de cierto modo, puedo entender la desesperación que debió haber sentido Jill.

Pensando todo el asunto de un modo "frío" —por así decirlo—. Jill actuó debido a la desesperación. Jill debió querer a mi padre, ellos vivieron juntos por mucho tiempo, entonces... Que mi padre haya muerto, debió ser duro para ellas —aunque no tanto cómo lo fue para mí—. Además... Tendrían problemas monetarios, sería difícil mantenernos a todos. Difícil, más no imposible.

—¡Gracias por entender!

Maia me dio un gran abrazo. No pude evitar emocionarme, durante todo este tiempo me he sentido tan sola, tan triste, que... Es agradable estar junto a un familiar hoy.

—Laura, quiero ser directa contigo. Sé que ahora vives con los Lynch —dijo seria.

Mi momento de felicidad se derrumbo en ese preciso momento. ¿Acaso Maia se acerco a mí sólo por interés? Si acaso me pide que les pida dinero para ellas, no lo haré. Martina es una persona muy buena, muy agradable, es imposible no quererla. Nunca sería tan fresca como para pedirle dinero sólo para ellas.

—Ah, sí —respondí fría. Quería darle a entender que no le haría un favor, que no le prestaría dinero —. ¿Por qué?

—Porque necesito pedirte un favor.

Suspiré derrotada. ¿Teníamos que llegar a este punto? Laura... Piensa positivo. Hace poco pensaste "Jill maneja a Maia, Maia es sólo una víctima", "Tal vez ni siquiera se trata de dinero".

—¿Qué clase de favor? —pregunté enarcando una ceja.

—Quiero que actúes como sino me conocieras.

Empecé a reír a carcajadas. ¿En serio? ¿Ese era el favor? Ella también rió, aunque se veía bastante incómoda. ¿Acaso esto no era una broma? ¡Me parece raro!

—¿Por qué me pides algo así? —pregunté confundida.

—Sé que suena estúpido, pero necesito saber que puedo confiar en ti. ¿Puedes hacerme ese favor? —pregunta mirándome fijamente.

—Sí —respondí rodando los ojos. ¿Cómo no le haría un favor tan tonto cómo ese?

—Gracias, Laura.

—...—

Después de decirle que la ayudaría con ese extraño favor, nos despedimos. Maia se tenía que ir, porque tenía que ir con Jill antes de que se preocupe. Y yo tenía que ir a dormir, había tenido un largo día en el trabajo, todo fue muy extraño. Aunque agradezco haber pasado unas cuántas horas con Ratliff, porque es un chico bastante agradable.

Al abrir la puerta, me encontré con Martina.

—¡Qué bueno que llegaste! —me saludó con alegria.

—Martina, ¡Qué agradable verte! —respondí también alegre, no tenía porqué ser fría con ella.

—Estaba preocupada porque no llegabas, Ross no quiso ir a buscarte, ya iba a llamar a Mark —me avisó —. Pero al menos llegaste.

—Martina, eso no era necesario. Gracias.

Sonreí. Ella era tan atenta, no se parecía en nada a su nieto, Ross.

—Laura, supe lo de hoy en el trabajo y te doy las gracias —dijo interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Gracias, por qué? —pregunté confundida.

—Por retar a Ross. Calum me contó todo lo que le dijiste, y cómo hiciste que se enojara —respondió ella sonriendo.

En ese momento, todo cobro sentido. Martina intentaba decirme de modo amigable que no me comporte mal con su nieto. ¡¿Cómo no lo pensé antes?! ¡Ellos son familia! Seguramente a ella le molestaba mi actitud con ese chico. ¡Rayos!

—¡Oh, lo siento tanto! —dije de modo rápido, ella me miró confundida —. No debí haber sido tan mala con Ross, prometo que...

—No Laura, no te estoy retando —me interrumpió enseguida —. Aunque suene raro, te estoy dando las gracias —aclaró.

—¿Por qué me das las gracias por eso? —pregunté confundida. Ahora yo no entendía nada.

—Laura, Ross es un chico difícil.

Asentí. Lo conocía poco, pero ya me había dado cuenta de lo difícil que era tratar con él, no era agradable.

—Le faltan muchos valores. De cierto modo, me culpó a mí, y también a Stormie. Desde que su padre falleció, todo el mundo lo dejó ser libre. Eso trajo graves consecuencias en la personalidad de Ross. Y por eso... Te doy las gracias por ponerle un alto.

—Me dejas sin palabras, en serio —dije con sinceridad. Estaba asombrada, ella se estaba abriendo mucho conmigo.

—Ross y tú pasarán mucho tiempo juntos. Viven en la misma casa, trabajan en el mismo lugar y... Pueden tener muchos amigos en común.

¡Dios! Nunca pensé en todo eso. Ross y yo nos veremos tan pero tan seguido que ya me siento realmente incómoda, esto no me gusta nada. ¿Por qué tenía que decirme todo eso?

—Por eso quiero pedirte que sigas comportándote de ese modo, que no guardes nada y le digas todo lo que te desagrada.

—¿Por qué quiere que haga eso?

—Porque tú eres una chica que no tiene pelos en la lengua. Por eso quiero que con tú forma de ser, le devuelvas a Ross, los valores que ha perdido.

De cierto modo, lo que Martina me está pidiendo es que sea la Profesora de Ross. Que me convierta en su sombra, y lo ayude a comportarse cómo se debe, soy su "Pepito Grillo".

Vi sus ojos. Vi un brillo de esperanza en ellos, y por eso... Di un gran suspiro.

—Haré lo que pueda —respondí, con un tono bajo.

—Sabía que podía contar contigo, gracias.

Me dio un abrazo, después me dijo: "Buenas noches" y se fue. Yo suspiré. Ahora aparte de buscar a Auggie, tenía una tarea, y no era una tarea sencilla, es más, se trata de una tarea desagradable.

¡OH, Dios! Maia consiguió hablar con Laura, y sí, la convenció. ¿Cabrá la posibilidad de que Maia realmente sea buena? Jaja, quién sabe... Sólo Dios, ok, no. Y Martina le pidió a Laura que ayude a Ross a cambiar, ahora sí que pasarán aún más tiempo juntos. Jaja, bueno, ¡Disfruten el capítulo!

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