Ahora me encuentro sólo, acostado en mi cama y viendo el techo algo aturdido. Me siento bastante mal, porque no puedo dejar de pensar en cierta Enana, Castaña, Insoportablemente Metiche. No puedo creer que mi mente se mantenga ocupada pensando en ella, pero es que es algo que no puedo controlar. Desde que la conocí no he dejado de pensar lo peor de ella, pero ahora que me contó su historia, no puedo evitar sentir algo de lástima. ¿Por qué la vida tiene que ser así?
Mi puerta se abre y me siento de un salto en el borde de la cama. Veo quien entra, y enseguida le regaló una mirada fulminante.
—...—
Estaba bajando las escaleras, porque ya estaba lista para ir al trabajo. En eso, siento un ruido extraño y veo que Mark, el mayordomo está arrastrando una pesada maleta.
—Oh, yo lo ayudo —dije bajando rápidamente para tomar un lado de la maleta. Entre los dos la tomamos.
—Señorita Laura —dice él deteniéndose a mitad de camino, acto que yo imito —. Gracias por la ayuda, pero quería decirle que está maleta es suya. ¿Qué quiere que haga con ella? ¿La subo a su habitación enseguida?
—¿En serio es mi maleta? —preguntó feliz —. Sí, hoy fui a revisar si quedaba alguna pertenencia pendiente, y me encontré con esto.
—Genial. Muchas gracias.
No puedo evitar sonreír de oreja a oreja, pues esa no es mi maleta, es la de Ross. Significa que si se la entrego, él me dará la mía enseguida.
—Señor... —me calló al darme cuenta de que tanta formalidad le parece incómodo, me doy cuenta por su rostro —Mark... —corrigo. Él sonríe y asiente —, ¿Me ayudarías a subir mi maleta?
—Claro que sí.
Cada uno toma un extremo de la maleta y comenzamos a subir las escaleras. Nos demoramos unos pocos minutos, gracias al Cielo la escalera no es tan grande.
—Gracias, Mark.
—No es nada.
Mark se despide y se aleja. Yo suspiro y golpeó la puerta de Ross, para después entrar enseguida.
—¿Qué haces aquí? —pregunta él, furioso.
Yo entro y cierro detrás de mí. Me acercó a él, y le muestro su maleta. Él frunce el ceño.
—Trajeron cosas de mi antigua casa, y encontraron tu maleta —le expliqué.
—¡Al fin! —dice de modo sarcástico.
Arrastro un poco la maleta, hasta que entra a su habitación, la dejo en medio.
Él se agacha, abre la maleta y comienza a revisarla. Me sorprendo un poco cuando veo sus calzoncillos, calcetines, algunas camisas. ¿Tanta importancia sólo por un poco de ropa? Él revisa un poco más, hasta que saca un sobre. Comienza a contar el dinero, y luego ve un papel, donde revisa el monto. Se levanta, con el rostro confundido, y me mira.
—¿Por qué nunca tomaste el dinero? —pregunta mirándome serio.
—¿Qué dices? —preguntó confundida.
—Me dijiste que has tenido problemas efectivos —dice, yo asiento —. Entonces... ¿Por qué no sacaste algo de dinero? Aquí viene todo.
—Ross... —suspiro, no quiero pelear ahora. Tendríamos que irnos a trabajar lo antes posible —, A mí no me criaron de ese modo. Puede que tengas un montón de ideas sobre mí, pero tienes que saber que no soy una ladrona.
—Yo...
Puedo ver que Ross acaricia su cabeza, debido a que no sabe que responder. Niego con la cabeza y sonrió, la verdad es que me siento poderosa debido a que lo he dejado sin palabras, es una buena sensación.
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The True.
FanfictionLaura vivió toda la vida con su padre. Hasta que un día, él decidió comenzar a salir con Jill Mitchell, quién se convertiría en su madrastra. Ella a pesar de ser millonaria, quería dedicarse a estudiar algo simple: gastronomía. Simplemente quería se...