Los días transcurrieron con una rapidez increíble. Todos los trabajadores hicieron su mayor esfuerzo con tal de salvar ese Restaurante. Ahora estaban en la recta final, les quedaban tan sólo dos días para salvar el Restaurante. Gracias al trabajo de todos, las mentas aumentaron bastante. Pero aún podían hacer un último esfuerzo.
-Estaba revisando la lista de Restaurantes con los que aún no hemos hablado, y hay uno disponible -les informó a todos Calum.
-Creo que deberíamos ir, hacer un último esfuerzo -dijo Laura con completa decisión.
-¿No creen que ya hemos hecho suficiente? -Ross rodó los ojos. Se cruzó de brazos. Claro que quería salvar el Restaurante, pero ya habían hablado con muchos Restaurantes, y eso era suficiente. Seguramente ya todo estaba listo.
-Siempre se puede hacer un último esfuerzo -le respondió Laura. Ross sólo rodó los ojos. Esa chica se creía la voz de la razón, eso era tan molesto.
-¿Por qué no vamos todos? -preguntó Germán. Todos lo miraron -. Ross y Laura han hablado con la mayoría de los Restaurantes, tal vez si nos ven a todos, se darán cuenta de la buena relación que existe en el local -explicó.
-Esa es una buena idea -respondió Calum asintiendo -. Déjenme arreglar algunas cosas y nos vamos.
Todos fueron a buscar sus pertenencias importantes y esperarían a Calum afuera. Ross en ocasiones observaba a Laura, Laura se daba cuenta de ello, pero lo ignoraba. Ese chico cada día actuaba distinto, no era desagradable, pero tampoco era ameno.
Calum apareció. Hablaron del transporte, Calum había dicho que sería buena idea ir en una micro, pero Ross no quiso, ofreciendo prestar su auto. Así que, sin más, todos subieron al auto.
-...-
Llegaron al Restaurante después de manejar durante unas dos horas, o tal vez un poco más. Los atendieron afuera, ya que tenían un patio enorme. Él gerente salió. Cada uno se turno para poder hablar.
-Yo creo que Martina ya está muy vieja, que no está en condiciones de trabajar -les dijo él encargado. Todos fruncieron el ceño -. No creo que deba firmar.
-¡Vinimos a perder el tiempo! -se quejo Ross. Todos lo miraron, Laura frunció el ceño -. Oh, vamos. Ya le dijimos que hay buena comida, buenos empleados y es un lugar agradable. ¿Qué más quiere? -preguntó cansado.
-Él como nieto de Martina, es bastante grosero. ¿En serio quieren más argumentos? Se nota que sigue siendo igual.
Esas palabras hicieron que Ross se sintiera muy enojado, por lo que no se quedó callado en lo absoluto. Se defendió. Entre todos comenzaron a discutir, hablando enojados. Laura sintió que todo fue en vano, suspiró resignada. ¿Por qué Ross tenía que ser tan peleador? Martina se sentiría tan mal.
Rápidamente observó a su alrededor y se encontró con algo que parecía un escenario, ya que incluso había un micrófono. Pensó que aún tenía una esperanza, algo podía hacer. Vio que todos seguían discutiendo, nadie se daría cuenta de lo que haría. Subió al escenario, tomó el micrófono, lo encendió y suspiró.
Hablar en público. Algo que nunca había hecho, tal vez no era la mejor de las ideas, pero Martina lo merecía. ¡No puede perder el trabajo de toda una vida! Ella no lo permitiría.
-Am... hola a todos -saludó de modo tímido. El sonido del micrófono hizo que todos la vieran. Ross rodó los ojos, ella, siempre intentando llamar la atención de todos -. Sé que no debería estar aquí, pero quiero hablar. Bueno... no soy buena en esto, y estoy algo nerviosa -avisó. Todos estaban concentrados en ella y eso definitivamente no la ayudaba -. He escuchado muchas cosas acerca de Martina. Y creo que no deberían juzgarla por el simple hecho de su avanzada edad. Que sea ya una persona de edad, y aún así pueda trabajar, es algo admirable. No cualquiera lo hace, y no por eso debería ser criticada. Ella es una persona maravillosa -comentó con una sonrisa. De pronto, todos los trabajadores se acercaron, formando un círculo, encabezado por: él gerente, Germán, Calum y por supuesto, Ross -. Cuando ella se retire, Ross tomará su lugar.
Enseguida comenzaron a murmurar. Nadie estaba de acuerdo con eso, nadie quería a Ross. Él hizo puños sus manos, tenía que morderse la lengua.
-No deberían hablar mal de él.
-¿Y por qué no? Él nunca ha sido agradable -dijo uno de los empleados. Ross se iba a defender, pero Calum lo tomó de los hombros enseguida, deteniéndolo.
-Bueno... -Laura suspiró. Sus ojos conectaron con los de Ross, que la miraba con sorpresa. Ella separó la mirada -, cuando lo conocí, era distinto. Era frío, engreído. Era terrible -dijo con una risilla. Ross se enojó aún más con ella. ¿Qué planeaba? Eso no iba nada bien -. He tenido que convivir con él durante algunos meses, y he presenciado lo mucho que ha cambiado. Poco a poco ha tenido que trabajar, y ha aprendido a ser más humano. Sabe preocuparse por los demás, sabe escuchar y trabaja bien. Claro que tiene problemas de enojo a veces, pero ya no es un idiota -Ross sintió como se sonrojaba. Esas palabras. Vaya... nunca nadie había hablado bien de él -. Y puedo asegurar que Ross Lynch es un ser humano maravilloso, al igual que su abuela.
Aún se escuchaban murmullos. Más, las miradas de Ross y Laura se quedaron conectadas. Ninguno fue capaz de separar sus ojos del otro.
-Ha aprendido lentamente. Pero es verdad, es un buen empleado -dijo Calum, golpeando él hombro de Ross.
-¿Lo ven? -Laura retomó su discurso -. Ross me ha ayudado a hablar con otros Restaurantes. Ha tenido paciencia y ha sabido hacer las cosas bien -los murmullos se detuvieron. Ross podía sentir como todos lo miraban -. Lo importante es que puedan ayudar a Martina. Martina ama ese Restaurante, es el trabajo de toda su vida. Estando ahí, es fácil sentir que formas parte de una familia -explicó ella. Una familia, Ross asintió. Finalmente podía entender porque su abuela amaba ese viejo Restaurante, era como "una familia", esa era una linda metáfora -. El legado debe continuar, por ella y por toda la familia ya formada ahí.
Todos se quedaron en silencio, analizando las palabras de esa chica. Fue un discurso muy emotivo, muy lindo.
-¿Qué dice, Señor? -preguntó Calum, nervioso.
Él observó a todos los presentes, sus trabajadores asentían. Después miró a aquella jovencita, que respiraba con dificultad, era evidente que había hecho un gran esfuerzo para hablar frente a tantas personas.
-Firmaré -dijo él. Todos aplaudieron y lo felicitaron. Supo que había tomado la decisión correcta -. Lo haré por Martina, por el Restaurante y para que él joven Ross siga cambiando para bien.
Todos rieron ante ello.
Laura aún arriba del escenario comenzó a llorar. Había estado tan nerviosa, logró hablar frente a millones de personas, eso era algo nuevo. ¡Había conseguido otra firma! Una de las más difíciles de todas. No pudo evitar llorar.
-¡Lo hiciste! -alguien apareció frente a ella y la hizo girar en el aire, abrazándola fuertemente. Después la bajó y vio a Ross. Eso la sorprendió -. Todo esto fue gracias a ti -besó su mejilla, dejándola con la boca abierta, debido a la sorpresa.
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The True.
FanfictionLaura vivió toda la vida con su padre. Hasta que un día, él decidió comenzar a salir con Jill Mitchell, quién se convertiría en su madrastra. Ella a pesar de ser millonaria, quería dedicarse a estudiar algo simple: gastronomía. Simplemente quería se...