Al día siguiente, cierta castaña se despertó a las diez. No pudo despertar antes, debido a que esa noche durmió muy tarde por estar llorando. Su mejor amiga intentó animarla, pero fue imposible. Laura durmió en una cama improvisada en el sofá, no fue muy cómodo, pero al menos tenía dónde descansar y estaría eternamente agradecida con su mejor amiga.
Se levantó de la cama y se duchó, sin hacer mucho ruido, para no despertar a Raini. Después se vistió. Una camisa blanca, un jean y zapatillas de color negro. Sencillo, pero cómodo. Ya estando lista, le escribió una carta a su mejor amiga, avisándole que estaría en el Restaurante de la familia Lynch.
Salió de la casa sin meter mucho ruido, y caminó hasta un paradero. Estaba casi vacío, a excepción de algunos estudiantes. La micro se demoró quince minutos en pasar. Se sentó al lado de la ventana, y ahí fue mirando el camino, en silencio. Todo la deprimía bastante.
Cuando finalmente llegó al Restaurante, se encontró con Calum.
—Laura, ¿por qué vienes sin el uniforme? —preguntó éste confundido.
Aparentemente, Calum aún no sabía nada de lo sucedido anoche.
—Pasaron algunas cosas anoche —comentó frunciendo los labios. Calum enarcó una de sus cejas, sin comprender a qué se refería ella —. Y bueno... vine a presentar mí renuncia.
Calum podría apostar que se trataba de una broma, más al ver la seriedad reflejada en el rostro de la castaña, se dio cuenta de que esto estaba pasando en serio. ¿Qué pudo haber hecho que Laura tomará esa decisión?
—Pero, Laura... —Calum rascó su cabello, buscando las palabras adecuadas.
—Por favor, no preguntes nada —ella sonrió, aunque era una sonrisa falsa. Calum se dio cuenta de que tenía unas grandes ojeras y estaba más pálida de lo normal —. Gracias por todo, de verdad nunca los olvidaré —dijo después de un incómodo silencio.
—Suerte en tú vida Laura, espero que nos volvamos a ver.
—Gracias.
Laura odiaba la frialdad, en otras circunstancias, lo hubiese abrazado fuertemente. Pero no fue así, debía comportarse de ese modo quisiera o no quisiera.
Salió del Restaurante, Calum no dejaba de observarla, ella siempre caminaba erguida, orgullosa, y ahora... estaba derrotada, así de simple. Algo realmente malo debía haberle pasado para mantenerla en ese estado.
Laura fue al paradero y para su suerte, la micro pasó enseguida, eso fue rápido. Ya después de una larga cantidad de tiempo, llegó a la casa de Raini. Guardó la nota que le había escrito, y se acostó de nuevo en el sofá donde antes había estado durmiendo.
En el mundo de los sueños, sólo podía ver a Ross. Ross la estaba besando y ella correspondía gustosa ese beso. Era hermoso. Sus miradas conectaban a la perfección, la química entre ambos era muy notoría, única, como en un cuento.
Lástima que esto es la realidad.
—...—
(Esa noche)
Ross sostenía entre sus manos una fotografía, quería romperla, más no podía.
—Maia... —susurró. La aludida se levantó, porque la voz de Ross era demasiado fría para su gusto. Él se levantó —... tú siempre has conocido a Laura. De hecho... ¡son familia!
Ross colocó una foto frente a la morena. El corazón de Laura casi se sale de su pecho. Él había encontrado la foto familiar. En aquella foto salían todos. Damiano y Jill estaban tomados de las manos, Laura abrazaba a Auggie, y ella aparecía ahí, sin un lugar en concreto.

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The True.
FanfictionLaura vivió toda la vida con su padre. Hasta que un día, él decidió comenzar a salir con Jill Mitchell, quién se convertiría en su madrastra. Ella a pesar de ser millonaria, quería dedicarse a estudiar algo simple: gastronomía. Simplemente quería se...