Arreglando el Restaurante & Mucha diversión.

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En éste momento me encuentro en el balcón de mi habitación, suspirando pesadamente, tengo mis manos hechas puños debido a que estoy indignado.

Sonrió con pesar al recordar que Laura ayudó a mi abuela, que se veía tan preocupada y que se hacía la buena. Laura quiere ayudar a que el restaurante éste a salvo, y estoy más que seguro que lo hace para quedar bien con Martina. ¿Por qué ella quiere quedar bien con mi abuela? Porque si quiere la herencia. Es obvio.

Ella se hace la mosca muerta, la inocente. Pero en realidad, encontró una oportunidad y dio a conocer su verdadera identidad, es una tonta.

Pero no conseguirá salirse con la suya, el restaurante familiar será mío. Claro, si logra sobrevivir.

—...—

Después de acostar a Martina, subí las escaleras rápidamente para llegar a mi habitación.

Pensé en Ross y me molesté al recordar su actitud. ¿Qué clase de nieto puede ser tan duro, tan frío? Su abuela lloraba y él ni siquiera le dio un abrazo, realmente es un insensible.

Revisé mis cajones y encontré marcadores de colores, también tenía algunas hojas de color blanco, sonreí y tomé todo en mis brazos. Volví a revisar mi cajón y saqué unas cartulinas de colores, que también podrían ser útiles.

De la caja de marcadores, saqué algunos colores. Primero utilicé una hoja blanca, y con el marcador rojo escribí:

"¿Buscas un lugar familiar? ¡No busques más! ¡Ven al Restaurante Lynch! Ubicado en la calle Salvador. ¡Es el lugar ideal! Comida deliciosa, buen personal y mucha diversión. ¡No dudes más en venir".

Después de escribir eso, dibujé una familia.

Vi mi trabajo y no pude evitar sonreír, se veía tierno, pero al mismo tiempo profesional. Con un poco de publicidad, las ventas del restaurante incrementarían.

Me llamaba un poco la atención el detalle de las bajas ventas, ya que el restaurante es grande y bastante llamativo. ¿Acaso eso se debería a la actitud de Ross al principio? Aún recuerdo cuando le tiró la sopa a un cliente, la actitud lo es todo en éstos negocios.

Seguí con mi labor de hacer afiches, a cada uno le hacía un dibujo diferente. Desde animales, departamentos, pianos y familiares. Cuando vivía con Auggie, a él le encantaba dibujar, siempre me pedía que dibujara con él. Y como soy una buena hermana, siempre lo acompañé. Creo que cuando haces algo por alguien, tienes que poner todo de tú parte, dar todo de ti.

Después de unas horas me cansé, mi brazo ya me dolía. Junté todos los afiches, los conté, conseguí hacer 37 en un rato, era un buen trabajo.

Ahora el próximo paso sería dejarlos en la calle, pero no en cualquier lugar, todo tenía que ser visto, llamativo, como cuando pierdes a un perro.

Se me ocurrió que ir al restaurante sería una grandiosa idea, para verlo detalladamente por fuera y poner afiches cerca del restaurante, así las personas lo ubicarían de inmediato. Sonreí ante mi plan, ayudaría a Martina de un modo inmediato, o eso esperaba.

Bajé las escaleras y me encontré con un silencio absoluto. No había nadie, eso me llamó bastante la atención, pero no di tiempo a cabilaciones, simplemente salí de la casa y esperé una micro, quince minutos después subí. No podía utilizar un auto prestado, ya que no existía tanta confianza, y no molestaría a Ross. Pasaron unos veinte minutos, y había conseguido llegar a destino.

Al bajar, observé el primer piso del restaurante y me di cuenta de un detalle importante, la pintura se veía seca y tenía algunos grafitis callejeros, no daba una buena impresión.

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