Plan en marcha.

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Después de la pelea entre ambos jóvenes, las cosas se pusieron muy incómodas para todos. Ross fue obligado a quedarse con Maia, ya que ella se veía muy desanimada. Laura se quedó con Raini, y eso no fue muy agradable, ya que no dejaba de hablarle de que ambos chicos estaban enamorados de ella. Lo que menos quería la castaña era hablar de amor. Y Ellington... simplemente se quedó sólo, ya que tenía que recapacitar muchas cosas.

Toda la felicidad respecto al viaje, se fue a la basura gracias a esa pelea.

Por lo que... para no estar tan incómodos, decidieron volver a casa al siguiente día. Además, tenían los boletos ya comprados.

—...—

En el auto, Ross se sentó al lado de Maia obligado. Laura se quedó con su mejor amiga, y Ellington sólo. Éste último odiaba no poder conversar con la castaña que le quitaba el sueño.

—...—

Al llegar al Terminal de buses, todos se despidieron y se fueron por distintos caminos.

Ross y Laura subieron al auto de Ross, que él había llamado para que se lo llevarán.

—¿Qué te pareció el viaje? —preguntó Ross, ya que quería conversar con ella.

Encendió la radio, en cualquier estación. Laura lo miró por el rabillo del ojo y sonrió.

—Estuvo bien —decidió ser cortés. No quería tocar el tema de la pelea. Ross agradeció eso en silencio.

—Después quiero ver las fotos que tomamos con las esculturas. ¿Bien?

Laura recordó esas fotos y no pudo evitar sonreír. Ross también sonrió, aunque iba pendiente del camino.

Al llegar a casa, no sabían lo que les esperaba.

Bajaron del auto, fueron vistos por Jill, que esperaba a Laura. Al verla sonrió con maldad y se sentó en el sillón de la casa Lynch.

Entran a la casa, y en ese preciso momento son recibidos por Stormie. Stormie ve a Laura y le pega una cachetada en la mejilla. Laura siente el impacto y sin tiempo a más, comienza a llorar.

—¡Mamá! —Ross quiere abrazar a Laura, pero su madre lo toma del brazo para impedir que se acerque a esa castaña —. ¡¿Qué Demonios te pasa?!

Rydel se acerca a ellos, mira a Laura con repulsión y se para frente a su hermano.

—Pasa que no conoces verdaderamente a está chica —comenta Rydel —. Jill nos dijo que estaba preocupada porque la conoce. Ella era empleada en su casa, y se encargó de robar todo lo que pudo. Es una ladrona profesional, por eso se ve tan inocente —Ross tenía los ojos abiertos de par en par y sus manos formaron puños debido a la rabia —. Por eso quería quedarse con nuestra fortuna.

—¡No es cierto! —gritó Laura mientras lágrimas de impotencia caían por todo su rostro —. ¡Jamás les robaria!

—¡Cállate, eres una mentirosa! —le dijo Stormie.

—Creó que lo mejor que podemos hacer es revisar su maleta —Jill se acercó a ellos para hablar —. Sino tiene nada que esconder, no habrá problema.

Todos subieron a la habitación de Laura. Laura dejó sobre la cama la maleta que Martina le prestó para ir a la playa, y luego, sacó la maleta en la que guardaba el regalo de su padre y su escasa ropa. La abrió y sus ojos casi se salen de sus orbes al ver la maleta.

—¡Eres una ladrona! —gritó Stormie. Le iba a dar otra cachetada a Laura, pero Ross la sujetó.

—¡Mi vestido! —Rydel sacó de la maleta un vestido rosado —. ¡Mis collares! —sacó algunos collares.

—¡Y los míos! —Stormie sacó collares y joyas.

La maleta de Laura era como una joyería. Laura lloraba amargamente al darse cuenta de que había caído en una trampa, todo eso era culpa de Jill, por eso estaba ahí. Pero... ¿por qué tenía tanto interés en hacerla quedar mal? ¿acaso había puesto a Calum de su lado y por eso habían organizado ese repentino viaje a la playa?

—Yo...

—Será mejor que no hables —Laura se sorprendió al ser cortada por Martina, aquella anciana que ella apreciaba tanto —. Todo esto me da dolor de cabeza. Mark...

Mark toma a Laura de los hombros y la hace bajar la escalera. Todos bajan detrás de ella.

—¡Tienes prohibido volver a está casa! —le escupe Rydel —. ¡Ojalá te puedas en la prisión!

Mark le entrega la maleta con la que se fue a la playa. Ella la recibe con ojos llorosos y los ve a todos, que la miran con rabia. Los ojos de Ross son los únicos que demuestran confusión, dolor... él no se ve enojado.

—No le diré nada a la Policía en retribución por lo que hiciste. Consíderalo un agradecimiento —le dijo Martina, con la voz un tanto ronca.

—¡No vuelvas! —repitió Rydel.

—Eso será lo mejor —Jill estuvo de acuerdo.

Laura tomó la maleta con todas sus fuerzas y comenzó a caminar sin rumbo fijo. Apenas podía ver, gracias a las lágrimas que nublaban sus ojos.

Dentro de la casa todo era un alboroto.

—¡Te dije que nada bueno saldría de ella! —gritó Stormie.

—Quizás ella planeó tu accidente, para quedarse con el dinero —comentó Rydel.

Martina se retiró sin decir nada. A pesar de mostraste de modo frío, todo eso la había afectado demasiado. Ella confiaba en Laura, pero todo esto... la confundía demasiado.

—Iré a dormir —Ross se fue corriendo.

Llegó a su habitación y dio un fuerte portazo, incluso sus cosas tambalearon. Se tiró en la cama y dejó salir un grito.

—Siempre pensé que era una ladrona, una espía. Alguien en quién no podía confiar... —susurraba para sí mismo, en la soledad de su habitacion —... y ahora que dicen todo eso de ella, no lo creó.

Se sentó en su cama, tapando su rostro con sus manos. Nada tenía sentido.

Ella nunca robó dinero, pudo haber hecho eso desde el principio. Ella buscaba a su hermano, y cuando la conocí ya trabajaba, y tenía un regalo para su padre. No era algo ostentoso. Si es una ladrona profesional... ¿por qué nunca uso ropa cara? ¿por qué nunca iba al salón de belleza o compraba maquillaje?

Había muchas cosas que no tenían sentido, que no conectaban bien. Si fuese una ladrona, ¿por qué trabajaba tan duro siempre? Ella nunca hizo nada malo. Trabajaba, salía y dormía. Todo eso debía ser una trampa, pero... ¿de quién? ¿quién odiaría tanto a Laura para dejarla como ladrona?

Sus ojos se abrieron de par en par al recordar a la persona que justamente hoy estaba en su casa.

Jill... —susurró sorprendido. ¿Todo era un plan de Jill? Definitivamente, el mundo estaba loco.

The True.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora