Después de esa loca "carrera de autos" mis amigos hicieron como si no hubiese pasado nada, y siguieron conduciendo.
—Chicos, mi casa no es por este camino —dije viendo que iban a otro lugar, un lugar que no conocía nada bien.
—Tranquila Laura, ya verás que te tenemos una sorpresa —respondió Ratliff, sonriendo. Para no conocer a ese chico, él era demasiado atento conmigo. No me disgustaba en lo absoluto.
—Ya llegamos —Riker estacionó el auto, frente a un hermoso restaurante de color blanco. Se veía realmente grandioso, era grande, y tenía mesas tanto adentro del local, como en el patio de éste.
Bajamos de el auto y empezamos a caminar. Todos nos sentamos, una camarera rubia trajó unas cuantas cosas, sobretodo: pizza. Creo que la sorpresa era que comeríamos pizza, todos juntos.
—¡Laura! ¡Amiga mía! —sentí la voz de una chica que se acercaba. Levanté la vista y era ¡Dove! Una vieja amiga de la infancia. Ambas nos abrazamos con cariño —¡Qué bueno que volviste! ¡Te extrañé!
Al cabo de un rato todos nos sentamos en la mesa, a conversar.
—¡Riker! Nunca pensé que terminarías teniendo tú propio restaurante —dije sorprendida. En realidad el local era fascinante.
—Lo sé, las vueltas de la vida a veces pueden sorprender —respondió pasando su brazo por mi hombro— ¿Tú papá sigue siendo millonario, verdad? —preguntó. Yo asentí— ¡Qué fascinante!
—Laura... —Ratliff me llamó, levanté la mirada, dándole la señal de hablar —¿Por qué decidiste volver? —preguntó. Yo sonreí.
—Mi papá me envió a estudiar leyes, él quiere que yo sea buena en algo que me sirva en la vida —comencé mi relato— Pero las leyes realmente no son mi pasión. Sí, cumplí mi promesa. Fui a estudiar. Pero estudié gastronomía. Porque... —sonreí bebiendo un poco de Coca-Cola —En el futuro quiero ser feliz en mi trabajo, no quiero pasar el resto de mi vida amargada porque estudié lo que otras personas decidieron por mí. Si uno realmente quiere ser feliz, debe arriesgarse, tomar sus propias decisiones.
Los demás aplaudieron antes mis palabras, haciendo que me ponga roja como un tomate.
***
Mientras que en casa de Laura.
—¡Ese hombre seguramente me es infiel! Pasa demasiado tiempo fuera de casa —Jill estaba hablando consigo misma mientras revisaba los papeles de Damiano Marano. Encontró una caja que nunca había visto. En ella había un sobre, lo tomó, lo abrió y leyó:
—Damiano Marano:
La compañía se ha dado cuenta de que tú rendimiento cada vez mejora, pero la compañía está en quiebra. Tienes un poco de dinero en tú cuenta. Creemos que con eso podrás subsistir por un tiempo. Lamentamos comunicar que la compañía cerrará en menos de un mes.
Jill leyó eso y dio un grito descomunal, agradeció que se encontraba sola en ese preciso momento y decidió romper el sobre en mil pedazos. Estaban en la quiebra, ya no sería millonaria. Ahora debería aprender a vivir por su cuenta.
***
Ross Lynch por su parte se encontraba en su departamento, revisando sus cosas. Cuando se dio cuenta de que ¡esa no era su maleta!
—¿Qué es esto? —enarcó sus cejas y leyó que la maleta decía: —"Laura Marano"—. —¿Quién es esa chica? ¡¿Qué mierda sucede?! —pateó la maleta.
En ese momento comenzó a sonar su celular, vio que era su madre y contestó.
—Mamá, no pienso volver a casa —dijo tajante.
—Hijo, tú abuela quiere hablar contigo —dijo Stormie suspirando.
—¿Sí? Pues seguramente me quiere castigar. Y es lo que menos necesito. ¡Adiós! —corté.
Aún en mi bolsillo tenía mis tarjetas de crédito. Está noche haría una fiesta loca, con mis amigos. Y Maia, si es que decidía ponerse de mi lado.
***
—¡Mamá! —Stormie bufó como una niña pequeña —¡Él no quiere obedecerme!
—¿Ah no? Pues es tú culpa, siempre lo has tratado como a un niño pequeño, cumpliendo todos sus deseos —dijo Martina. La abuela de Ross, la jefa de la familia —Tus dos hijos son iguales —espetó y negó con la cabeza— De ahora en más, jugaré mis propias cartas en el asunto —finalizó.
—¿Qué harás mamá?
—Eso ya no te incumbe —finalizó y se fue, seguida por Mark.
—Ross, ahora sí que estás en problemas —negó con la cabeza Stormie, y suspiro.
Continuará...

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The True.
FanfictionLaura vivió toda la vida con su padre. Hasta que un día, él decidió comenzar a salir con Jill Mitchell, quién se convertiría en su madrastra. Ella a pesar de ser millonaria, quería dedicarse a estudiar algo simple: gastronomía. Simplemente quería se...