Mi hermano Auggie

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—Chicos, lo he pasado de maravilla, pero pienso que debería volver, quiero ver a papá, a mamá y a Maia, quiero abrazarlos y decirles lo mucho que los he extrañado en éste tiempo —me levanté de mi asiento, Riker se levantó también

—No seríamos caballeros sino te llevamos nosotros a tú casa —dijo él, sonriendo de oreja a oreja. Yo reí tiernamente

—No es necesario, de verdad, puedo llegar sola —respondí y me despedí de todos, uno por uno.


—Riker... —habló Ratliff en tono retador cuando ya estaban solos los dos, porque Dove también se había ido

—¿Qué pasa hermano? —preguntó Riker sentándose para tomar un refrescante trago de su cerveza, que aún estaba helada debido a los hielos que aún conservaba.

—Le dijiste a Laura que éste restaurante es tuyo, y sabes perfectamente bien que es mío.

—Técnicamente...

—¡No digas nada! Sé que es de mi padre y todo eso, pero soy el heredero, debo aprender y podré trabajar aquí. Pero... ¿quieres impresionarla por su dinero?

—¿Eso te importa?

—Deberías saber...

—¡Ratliff! —en ese momento llegó Rydel, quien se tiro al cuello de Ratliff como una pegatina, aunque eso a él  le molestó, no quiso hacer nada, por una obvia razón: su padre.

—Los dejó a solas —Riker se retiró de ese lugar con una sonrisa triunfante pegada en el rostro.


Laura iba caminando a su casa, en el camino no podía dejar de pensar en lo emocionante que sería ver a su madrastra, a su hermanastra, a su hermano real (su querido y amado Auggie, un niño muy especial para ella, pues daría incluso su vida por él) y a su querido padre.


Lo que Laura no sabía es que sus padres estaban a punto de tener una conversación que daría un giro inesperado a todo esto.


—Damiano, quiero hablar contigo

—Jill, dime todo lo que quieras

—¡Llegué mamá! —gritó Maia, que se veía sonriente de oreja a oreja —No he podido ayudar mucho, pero le dije a la abuela de Ross donde está viviendo

—Es lo mejor que pudiste haber hecho querida, ese chico necesita que lo eduquen mejor

—Lo sé, pero ¡es tan guapo!

—A veces la hermosura no es lo mejor, hay que buscar chicos que sean inteligentes, y que aporten algo bueno a la relación —opino Damiano, haciendo enojar a Jill. ¿Por qué él debería meterse en conversaciones ajenas? De madre e hija. Además ¡él hombre era una basura! ¡era pobre!


La puerta se abre de par en par, y en ese momento entra una Laura con una sonrisa de oreja a oreja, sorprendiendo a todos, Damiano estaba más que feliz, aunque las otras dos no, maldijeron en silencio su mala suerte.


—¡Laura! —Damiano corrió a abrazar a su hija, que soltó su maleta y abrazó a su padre, con todo el cariño que sentía por él.

—¡Papá! No sabes cuanto tiempo he estado pensando en ti, te he extrañado como a nadie. ¡Qué bueno volver a casa!

—Hija, pudiste haberme avisado, así te hubiese ido a recoger. ¿Cómo estás? ¿Cómo fue el viaje de regreso?

The True.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora