Sucesos.

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» Capítulo 35 «

Sucesos.

El club aún no abría las puertas al público —Amárralo, yo iré por ella. Indicó Demon al tiempo que Clay asentía.

Ambos se desmontaron del vehículo; Clay se dirigió a la parte trasera en busca de una cuerda y algo que sirviera para amordazarlo, volví hasta donde Owen y negó al verlo tirado en el suelo —Le vendiste tu hija al hombre equivocado Owen. Dijo sinceramente acomodándolo de nuevo en el asiento.

—Alexz siempre será mi hija, sonrió sin poder sostener la cabeza quieta.

Clay lo ignoró y lo ató de manos y pies para luego amordazarlo —No querrás hablar más de la cuenta delante de Madie.

Demon ingreso al club; saludo al personal que se hallaba en el lugar y camino hasta el túnel —Hola. Susurro con su peculiar tono de voz ronco sorprendiendo a Madie en su pequeño camerino — ¡Hey! Chillo lanzándosele encima capturando sus labios, él le correspondió permitiendo que ella lo acariciara por encima de la ropa — No te imaginas cuanto lo deseo, pero hoy no estoy aquí por eso. Espetó él despegándose rápidamente.

— Yo pensé que...

De inmediato Demon la interrumpió — Debemos irnos ya.

Madie tomo su sweater y se dispuso a ir con él... Demon no sabía que era pero esa mujer tenía algo, algo que lo hacía desearla de una manera casi que sobrenatural. Ya conocía esa sensación, fue la misma que sintió por Rachel en algún momento pero que como siempre solía romperse cuando se traspasaba la línea del deseo irracional por simple placer al sexo por amor. Y con Madie no sería diferente; pero mientras ella siguiera obedeciéndolo sin objetar nada prolongaría esa sensación lo más que pudiera.

Salieron de Club y Clay estaba recostado en el capo del auto esperándolos. Su expresión cambio al verlos caminar tomados de la mano. — Yo conduzco. Ordeno Demon y Clay le lanzo las llaves antes de que él terminara la frase.

Por una extraña razón Clay conocía tanto a Demon que incluso se asombraba de las veces quese adelantaba a sus órdenes. Le abrió la puerta del copiloto a Madie y rápidamente él compartió asiento con Owen. En cuanto estuvo encendido el auto las luces iluminaron al hombre amarrado desconocido para ella, lo observo amarrado y amordazado pero se limitó a no decir nada mientras que Owen al parecer dormía.

El silencio fue el protagonista por el resto del camino, y la incomodidad de Clay era obvia, tanto que movía uno de sus pies con desesperación. Ellos lograban exasperarlo, era extraño ni siquiera se dirigían la palabra pero se decían todo con la mirada. Era insoportable. — En serio, dejen de hacer eso. Escupió con asco y Madie soltó una sonora carcajada. — Ya casi llegamos a la casa, por lo menos esperen a estar solos. Manifestó rodando los ojos.

— ¿Casa? ¿Qué casa? Preguntó curiosa.

— Mi casa. Respondió Demon en tono glacial.

Madie sonrió en silencio. La casa Diamond, una de las propiedades que Demon más apreciaba por su alejada posición, a una hora y media de la ciudad para ser exactos. Casa que no estaba bajo el radar de la policía ni de nadie más que los que él permitía que lo supieran. Clay resopló al notar nuevamente su juego de miradas y decidió ignorarlos bajando la ventanilla del auto para fumarse un cigarro.

Al llegar Demon aparco frente a la puerta — llévalo al sótano, enseguida me reúno contigo. Le ordenó a Clay. Madie se distrajo divisando todo el lugar, era extraño pero totalmente enorme. Era perfecto.

Demon la observo por unos segundos y la cargo por la cintura — No aguanto más. Confesó entrando con ella a la casa; la risa de Madie hizo eco en todo el lugar — Te voy a devorar. Le susurro con los ojos cargados de deseo tirándola de lleno a su cama.

» Bajo el ojo del diablo «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora