¿Un infierno mayor?

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» Capítulo 9 «

¿Un infierno mayor?


— ¡WARREN! — exclamo tensionando su mandíbula. El sitió tenía un olor a humedad y se podía escuchar el eco de las voces — ¿Qué pasa Dominic?

—Envía a varios hombres para que inspeccionen el lugar, no quiero errores. — siseó enarcando una ceja, al instante salió a dar las órdenes.

— Lamento la demora demon.

— ¡¿dónde mierda te habías metido Clay?! — Escupió evidentemente molesto.

Una risa se filtró en aquel nauseabundo lugar — Entonces es cierto, Demon es irritante cuando tiene un cargamento grande. — ¡Fuera! — ordenó le Dominic a Clay.

— ¿Nervioso Dominic? — preguntó divertido.

— No me digas así Deyken, y no; ¿tendría por qué estarlo? Deyken sonrió — Demon calma, todos los hombres están listos es cuestión de minutos para que el embarque esté aquí.

— Lo sé.
— ¡Demon! — Exclamo Clay interrumpiendo la conversación. — ¡¿QUÉ?!

— carne fresca a la vista.

Deyken y Dominic caminaron hasta el muelle — tú vas conmigo. — le comunico a Clay mientras Deyken se adelantaba hasta el buque — Joder Dominic No.

Su mirada lo fulmino — ¡Warren!. Cinco segundos después estaba de pie junto a ellos, — Dale la lista a Clay, estás conmigo en esto te guste o no. — espetó entre dientes poniéndose sus lentes negros. Avanzaron hasta el enorme buque ya anclado en el muelle, — No tenemos mucho tiempo, este buque debe partir para la costa, transporta petróleo.

Sabía que Dominic era bueno en sus negocios, pero no imaginaba sus alcances — ¿Petróleo? él no respondió, caminaron por estrechos pasillos ignorando la presencia de cientos de hombres con aspecto sucio y ropas deterioradas — ¡Aquí! — Llamo Deyken.

Entramos al cuarto, Deyken sonreía sosteniendo su arma en las manos — Bien, a estas alturas del paseo deben saber que ustedes no serán contratadas por un multinacional. — Cuéntalas y revisa la lista. — dijo Dominic observando con cautela las mujeres que no paraban de llorar y pedir ayuda. — ¡CALLENSE! — escupió Dominic — No tengo tiempo para lloriqueos, todas hicieron esta parada obligatoria aquí, pero en dos días las dividiremos en grupos para enviarlas a diferentes lugares, se les dará ropa, alojamiento y trabajo.

— ¿Trabajo? — susurro una jovencita acorralada en un rincón del sucio y oscuro cuarto. — Prostitución. — Respondió Deyken sin alguna mínima expresión en su rostro.

— Harán una fila, al salir cada una me dirá su nombre. — Informo Clay con aquel listado en sus manos. Las cincuenta mujeres se levantaron para acercarle, — ¿Qué tal llegó la merca? — Pregunto Warren.

— Algunas tienen moretones, otras están sangrando nada fuera de lo normal, ya sabes cómo son los marineros. — Respondió Deyken impávido al salir del ambiente espeso que había dentro del buque.
— ¿y Demon?

— Con Clay haciendo el conteo, iré al hotel. Dile a Demon que cuando todo esté en orden me llame. — Warren asintió sin dejar de vigilar el perímetro, minutos después la fila de mujeres descendió junto con Dominic y Clay.

— ya sabes lo que debes hacer. — dijo Dominic montándose en el vehículo junto con Clay. — ¿Hacía a dónde? — Llévame a la oficina y comunícate con Alexz, la quiero hoy.

— Es Domingo Domi... Demon, sabes que está con... — ¡LLAMALA! — escupió irritado.

Su celular vibro al instante — ¿Qué pasa?
— ¿cómo salió todo?

— Deyken deja de llamarme, no eres mi maldita mujer. Todo quedo perfecto, tus culos estarán listas en una semana. — Su risa traspaso la línea. — Hablando de mujeres, quiero a Lindsay.

— Tiene agenda Deyken. — contestó apretando el teléfono con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos.
— Soy tu socio Dominic hasta que no termine el trato debes complacerme ¿lo recuerdas? — Informó del otro lado de la línea. — Ella estará contigo en unas horas.
— A veces un buen polvo desestresa.
— A veces me dan ganas de darte un tiro Deyken. — Bufó sintiendo que su sangre hervía.
— Relájate Demon, o por lo menos mátame cuando termine con tu puta.
La línea se corto — ¿Alexz? — se burló Clay.
— ¡NO!
— Es la única que logra hacer que tus mejillas ardan y no precisamente por vergüenza. — dijo divertido.
— ¡Esa perra! Si no fuera tan buena en lo que hace estaría tres metros bajo tierra. — añadió Dominic entre dientes.
— ¿cómo lo sabes? Nunca te acóstate con ella después de... ya sabes. — susurro Clay conteniendo la risa.
— Videos. — Espetó tranquilamente con su quijada más relajada.
— ¡¿la espías?! — Exclamo sorprendido.
— Cuido lo que es mío. 


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Escritora » Anggie  Twitter » @kaatthriin

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