¿Bienvenida a mi infierno?

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» Capítulo 1 «

¿Bienvenida a mi infierno?

Mis lágrimas descendían por mis mejillas sin detenerse, sentía mi corazón golpear con fuerza; ¡¿esto era todo?! Mi mundo se había terminado; empuñé mis manos con impotencia al recordar aquella escena... — ¿Mamá? —pensé al ver la puerta entre abierta, corrí hacia dentro... Todo estaba mal, vidrios esparcidos en el suelo — ¡¿Mamá?! —susurre nerviosa mirando a cada lado inspeccionando el lugar.

Camine por el pasillo con cautela, mis piernas temblaban —"Que esté bien", —repetía una y otra vez en mi mente... mi respiración se cortó al ver es rastro de sangre que provenía de debajo de la puerta; indecisa y temerosa gire la perilla... avancé decidida... mi corazón golpeó con violencia al ver el cuerpo de mi madre yaciendo en el suelo cubierto de sangre, las lágrimas salieron a prisa. Tape mi boca con ambas manos y me incline sobre ella — ¡¿Mamá?! — murmure con la voz quebrada — Mami ¿Me escuchas?

No sabía qué hacer, o decir mis ojos no se apartaban de su rostro. Corrí para tomar el teléfono, minutos después todo el lugar estuvo lleno de policías y paramédicos; preguntas iban y venían... era una avalancha que no podía detener, cerré mis ojos intentando imaginar que todo era una pesadilla.

— Hicimos lo que pudimos, lo siento mucho. — Explico el médico.

Sentí que mi piso se movía, trate se sostenerme en pie, pero fue imposible... todo a mi alrededor fue confusión, mi corazón latía con rapidez y mis pulsaciones se aceleraron tanto que creí que la sangre se saldría por mi nariz. — ¡Oye! — ¡Niña!, — Escuchaba que me llamaban a lo lejos, hice un gran esfuerzo y abrí los ojos — ¿cómo te sientes?, — susurro aquel joven de una estatura promedio y ojos verdes.

Mis labios temblaban, yo solo quería salir corriendo — Ella está muerta. — Dije con la voz diminuta. El oficial negó con la cabeza — Te desmayaste antes de que el doctor te diera el diagnostico completo. Su voz era suave y lograba transmitirme tranquilidad, trague saliva esperando que continuara — No puedo decirte nada, pero... — Vacilo — Soy tu guarda custodia así que... — Miro a todos los lados esperando no ser sorprendido. — Ella entro en coma.

Mi pecho se contrajo ante la noticia, sabía lo eso significaba... mi llanto se hizo incontenible, un nudo se aferró a mi pecho y llore, llore como nunca lo había hecho. Pude notar la tristeza en el reflejo de aquellos ojos verdes que me brindaron un cálido abrazo.

Caminaba por las calles desoladas y lo único que podía rescatar era tener su calor sobre mi cuerpo, él... aquel policía.

— ¡Hey! — Gritaron casi aturdiéndome.

Me gire sobre mis talones y lo último que recuerdo fue sentir un fuerte ardor en mi nariz cuando el golpe hizo que mi cara se volteara.

— Hola cariñito, — Susurro una voz siniestra entre la espesa oscuridad.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, — ¿Por qué lloras?

Quise moverme, pero ni siquiera podía levantarme del suelo, mis manos y pies estaban atados y mis ojos vendados, tragué saliva forzosamente intentando no llenarme de pánico — ¿sabes por qué estás aquí? — Pregunto como si supiera que no respondería, ¡Bastardo! — Pensé.

— Te resumiré todo, es una larga historia ¿sabes? Le escuche rechinar sus dientes mientras caminaba haciendo que sus pisadas retumbaran en mi cabeza, sorbí tratando entender ¿qué era toda esta mierda? Mis lágrimas se quedaban atrapadas en la venda que cubría mis ojos — Tu padre tiene una deuda conmigo, ¿y qué crees?

Su aliento choco contra mi cuello con suavidad, cada fibra de mi cuerpo tembló... — Tú me pagarás por ello, — Murmuro asqueado.

— ¿Escuchaste?, — Pregunto alejándose.

Estaba ensimismada en mis más profundos pensamientos, no entendía nada de lo que este hombre me decía... yo solo quería salir corriendo y abrazar a mi mamá para sentirme protegida — Te pregunte algo. — Escupió irritado.

Mordí mi labio inferior e intente articular una palabra, pero el nudo en mi garganta y el enorme vacío que había en mi estomago me impidió complacerlo — ¡¿Escuchaste?! Maldita sea te estoy hablando. — Grito con violencia provocando que sus palabras hicieran eco dentro de mí.

El miedo era palpable en aquel instante, yo solo asentí mientras mi quijada temblaba — Bien, parece que no eres estúpida, te haré llegar toda la información esta semana, Ten una linda noche. — Sus palabras destilaban sarcasmo.

Me tiraron como una bolsa de basura a un callejón oscuro, el frío perforo mi piel adhiriéndose a mis huesos, camine con tantas ideas en mi cabeza que todo parecía tan irreal... observe mi alrededor, no reconocía nada — ¿dónde estoy? — Me preguntaba desesperada abrazando mis delgados brazos... el camino se hacía eterno y la noche larga, — ¡¿Acaso que te hice?! — Susurre entre sollozos intentando hallar explicaciones o quizás un culpable... pequeñas gotas chocaron contra mi cuerpo anunciando la lluvia, no paso mucho tiempo para que mi ropa se empapara totalmente.

— ¡¿tú?! — Grite al ver aquella silueta sentada en las escaleras fuera de casa.

Corrí desesperada, mis piernas ya no resistían... en cuanto estuve cerca me tiré a sus brazos incrédula de tenerlo ahí lloré como una niña — ¿qué carajos?, ¿qué te paso? — Pregunto aun cuando la lluvia se precipitaba sobre ambos.

Mis labios temblaban y yo titiritaba de frío, saque las llaves de la casa y se las entregue... mis pasos eran torpes y mis pies dolían, — Aguarda aquí, — Pidió. Dos minutos después regreso con toallas secas, sus manos se pasearon por mi rostro — ¡Dios mío! Alexz ¿qué te paso?, mis lágrimas recorrían mis mejillas — ¿Alguien te hizo esto?

No sé porque le importaba, él ni siquiera me conocía. — No es nada. — Dije con voz diminuta.

— ¡Nada!, — Exclamo. — Tienes todo tu rostro lleno de moretones, ¿a esto le llamas nada?

No tenía ganas de hablar de esto, no podía... no entendía. — ¿Qué haces aquí? — Pregunte mientras él me quitaba los zapatos. — Saliste corriendo de la clínica, soy tu policía y estabas bajo mi custodia Alexz. Pude ver la sinceridad en sus ojos y supe que a partir de aquel día todo cambiaría.

— ¡ALEXZ! —Gritó con furia sacándome de mis cavilaciones — ¡MALDITA SEA ALEXZ ABRE LA JODIDA PUERTA!

— ¡LARGATE! — Escupí asqueada alejando aquellas dolorosas imágenes de mi mente.

Lo había perdido todo, desde que él había entrado en mi vida... me había condenado al aceptar su bienvenida al infierno.

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Escritora: Anggie. Twitter → @kaatthriin

» Bajo el ojo del diablo «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora