Capítulo 28.

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(Alcalá de Henares, narra Alina)

Álvaro me acaba de mandar un mensaje diciéndome que ya se va hoy de Alcalá, pero que vuelve cada dos semanas aproximadamente, y que está deseando volver a verme.

¿Cómo me está pasando esto a mí?

Maya y yo pasamos un día muy tranquilo en Alcalá. Vamos a dar un paseo por la ciudad y nos relajamos en casa. Estamos preparadas para empezar con la universidad.

Me pregunto qué tal lo estarán llevando Xandra e Iria. Una pegada a Carlos y la otra a Blas...

Ay Dios mío. No sé como acabarán las dos.

Yo aprovecho para darme una vuelta por la universidad y ver las instalaciones, para no andar muy perdida el primer día. No hay nada peor que eso.

Me acuesto temprano y Maya también.

- Así que mañana es la cita de Iria con Blas...- Comenta ella.

- Te lo dije. Yo lo vi venir desde My Camp. Andaban muy juntos ¿Te imaginas que les vaya bien?- Ella sonríe.

- Ojalá. Mañana a la noche la acosamos a llamadas para que nos lo cuente todo ¿Eh?

- Eso ni lo dudes.

Apago la luz y ambas caemos rendidas.

(apartamento de Iria y Xandra, narra Iria)

Me levanto super temprano ya que apenas he podido dormir por los nervios de hoy. Todavía no me creo que vaya a tener una cita con Blas.

Sin embargo la imagen de Dani persiste en mi cabeza, inmutable.

Corro a la ducha y estoy allí un buen rato, hasta que se acaba el agua caliente.

- ¡Eh! - Me grita Xandra en la ducha.- ¡Te has quedado con todo el agua!

- Lo siento, pero necesitaba relajarme.- Respondo con una taza de té entre las manos.- Además, si querías agua caliente como la gente normal, haber buscado un buen piso, y no esto que se cae a cachos.

Ella no responde y yo apuro mi té. Es lo único que en estos momentos me cabe en el estómago. Escojo mi ropa y la extiendo cuidadosamente sobre la cama.

La verdad es que es una estampa bastante graciosa. La habitación desordenada y hecha un asco al completo, ya que tanto Xandra como yo somos la viva imagen de la desorganización, y en medio de mi revoltijo de sábanas, la ropa perfectamente estirada.

He escogido la camiseta que Xandra rescató de los vecinos de abajo, unos pitillos negros y tacones. Si no llevo tacones, no soy yo. Ademas también llevo un gorro.

Después de comer me rizo el pelo y me visto. No tardan en llamar a la puerta.

- Ya abro yo. Como sea otra vez el tío nudista del piso de al lado lo atiendes tú, ¿Vale?

- Vale. - Respondo riéndome mientras acabo de arreglarme.

Escucho a Xandra abrir la puerta y su voz.

- Ah, eres tú. Bueno, al menos no vas desnudo.- Yo me río.

- ¿Có... cómo?

- Nada. ¡Iria, tu cita!- Me grita.

Voy a matarla.

- No es mi cita.- Digo saliendo del cuarto a toda prisa. Voy hasta la entrada y veo a Blas muy colorado esperándome en la puerta. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa.

- ¿Lista?

- Sí.- Me giro hacia Xandra que nos mira con cara escéptica.- Adiós Xan.

- No vuelvas tarde. - Coge a Blas del brazo.- Y tú cuidado, sé karate.

Una casualidad tras otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora