Capítulo 42.

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(apartamento de Iria y Xandra, narra Xandra)

10 días más tarde, Iria y yo nos levantamos, ambas de un terrible mal humor. Mientras ella hace café como para alimentar a un ejército yo intento coger unos bollos de la repisa de arriba de la cocina, haciendo que se me caigan la mitad de los paquetes que hay cerca encima.

- Hoy tengo un mal día.- Le comento mientras ella calienta leche en el microondas.

- Yo también. Y encima me queda mucho por estudiar.- Dice señalando con el pulgar la rebosante mesa de apuntes del salón.

- Tío, yo ahí solía poner los pies. 

- Y yo solía estudiar en la mesa de mi cuarto hasta que la llenaste con tu basura. 

- Vale, vale. Sin rencores.

Medio litro de café más tarde vamos a vestirnos. Iria se pone leggings y una sudadera y yo algo más elegante, ya que saldré con Blas.

Lleva toda la mañana enviándome mensajitos para felicitarme por San Valentín.

- ¿Sabes? De vez en cuando tú también deberías estudiar algo...- Me dice ella.

- Hay tiempo. No empiezo los exámenes hasta la semana que viene. 

- Si tú lo dices... ¿A dónde vas?- Me pregunta viendo como meto el móvil y la cartera en el bolso.

- He quedado con Blas, como es San Valentín... ¿Tú no quedas con tu novio?- De pronto recibo una bola de papel en la cara.- ¡Hey!

- Odio San Valentín y lo sabes. Además tengo que estudiar.

- Vale, vale, como quieras.

Blas me espera fuera en su coche. Cuando entro me felicita por enésima vez por San Valentín y me besa. Después arranca el coche y nos vamos. Yo no le hago demasiadas preguntas, porque total ya conozco su respuesta.

Aparca el coche una media hora más tarde al final de un camino bastante rudimentario en medio del bosque.

- ¿Qué hacemos en un bosque?

- Tú espera.- Se saca algo negro del bolsillo y con él me venda los ojos. Después guiándome con su mano y su voz me va llevando a lo largo del bosque. De vez en cuando tropiezo con alguna piedra o rama pero él me sujeta bien fuerte y no me caigo. 

De pronto percibo un olor que es muy conocido para mí y él se para. Noto una sombra sobre mi cara y sus brazos me desanudan la venda.

Estoy delante de un enorme claro en el que no falta de nada. Las ramas bajas de los árboles están decoradas con todo tipo de guirnaldas y demás. Todo el aire desprende un aroma a vainilla, mi olor favorito. Me pregunto como lo habrá conseguido. Y por último hay una mesa, en el centro del claro, con dos sillas a los lados. Me acerco y encima veo comida, además de dos velas apagadas. Blas coge un mechero y se apresura a encenderlas.

- Vaya...- Digo yo.

- ¿Te gusta? Pensé que era algo especial. 

- Sí, sí, me encanta. - Hago una pausa, y me siento. Él lo hace al otro lado.- ¿Cuánto tiempo te ha llevado preparar todo esto?

- Eso no importa. Lo que importa es que te guste.- Me sonríe y yo me inclino para besarlo.

Pasamos el resto del día allí, en medio del bosque, solos. Incluso apagamos los móviles para evitar ser molestados.

(apartamento de Alina y Maya, narra Alina)

Como Maya se ha ido, yo me he quedado sin nada que hacer. Mi vida es una mierda.

Una casualidad tras otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora