Capítulo 52.

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(apartamento de Iria, narra Iria)

Apago el despertador y después de unos minutos me levanto de la cama para darme una ducha. Al salir, voy a la cocina y caliento agua para hacer un té. De vuelta en la habitación, elijo algo cómodo para ponerme y cojo el bolso con los libros de las clases que tengo hoy. Cojo el móvil de la mesilla de noche y voy hacia la cocina donde me siento sola a la mesa para desayunar. La casa está un poco vacía sin Xandra y tendré que arreglármelas para conseguir pagar el piso, pero al menos tengo más espacio para mí. Tomo el té a sorbos pequeños para evitar quemarme y me empiezan a llegar muchísimos mensajes a WhatsApp felicitándome por mi cumpleaños.

Antes de que me dé tiempo a contestar a ninguno, me llaman mi madre, mi abuela y mi padrino para desearme un feliz cumpleaños y preguntarme qué tal estoy. Salgo de casa a toda prisa porque me entretuvieron hablando por teléfono y Jorge me debe de estar esperando abajo. Subo al coche rápidamente y voy dando las gracias a cada mensaje que me dejaron.

- ¿Qué pasa en tu móvil que te tiene tan entretenida? ¿Es tu novio?- Pregunta con tono de burla sin apartar la vista de la carretera.

- Es gente felicitándome por mi cumpleaños.- Contesto de mala gana guardando el teléfono en el bolsillo del pantalón.

- Ah, ¿estás de cumpleaños? Felici...

- Ni se te ocurra.- Le corto antes de que acabe la palabra.- Odio mi cumpleaños, pero la gente se sigue empeñando en organizar cosas. ¿Es que no pueden hacer como si fuera otro día normal y corriente?

- Vaya, lo siento.

- No, lo siento yo. Esto me pone de mal humor y lo pagué contigo.- Me disculpo ofreciéndole mi mejor sonrisa. Después decido cambiar de tema.- ¿Tienes algún plan para hoy?

- He quedado con unos colegas para ir a un sitio nuevo que abrieron hace poco, ¿y tú?

- Intentaré acabar el trabajo que tengo que entregar este viernes. No sé cómo me las arreglo pero soy la única que se pasa los días estudiando y haciendo trabajos.

Jorge suelta una carcajada y me sonríe para animarme. Aparca el coche y cada uno se va a su clase. No lo vuelvo a ver en toda la mañana y tengo que volver en bus a casa porque él se fue con sus amigos.

Preparo algo rápido para comer y me siento en el sofá con el ordenador a descansar un rato antes de ponerme con el trabajo que tengo que entregar esta semana. Se me cierran un poco los ojos y me voy quedando dormida hasta que me despiertan los timbrazos que suenan por la casa sin parar.

Voy hasta la puerta y abro sin mirar por la mirilla. Una avalancha de gente entra en mi casa, me da besos y abrazos y empiezan a cantar el cumpleaños feliz al tiempo que Alina me planta delante una bandeja con una tarta enorme de chocolate con 19 velitas encendidas para que las apague de un soplo.

- Y no te olvides de pedir un deseo.- Me dice justo antes de soplar. Las apago todas y después ella se va a la cocina. Vuelve al poco tiempo con un montón de platitos y un cuchillo.- ¿Qué te parece? La he hecho yo.

- Gra... gracias.- Consigo decir.- ¿Pero qué hacéis todos aquí?

- Hemos venido a celebrar tu cumpleaños.- Responde Maya dándome otro abrazo.

- Pero si no hacía falta...

Nos sentamos todos por donde encontramos un hueco en el salón y me fijo en que David está agarrando de la mano a la misma chica que llevó a la cena, Esther. Él está sonriendo muchísimo y se le ve que está muy feliz. Hacen buena pareja. Ella está con cara de susto y se le ve incómoda, así que le sonrío lo mejor que puedo para que no sienta que sobra. Dani no está, pero tampoco me sorprende, seguro que se ha olvidado.

Una casualidad tras otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora