Capítulo 55.

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(apartamento de Blas y Xandra, narra Xandra)

Acabo de cerrar las maletas y me siento sobre ellas. Maldita costumbre de dejarlo todo para el último momento.

En 5 minutos nos vamos a la estación de trenes, y Blas lleva horas preparado.

Yo aprovecho para ir a comer algo. Me acerco hasta la cocina y remuevo cosas en la nevera hasta que encuentro algo de mi agrado. Cuando me levanto con él en la mano, noto que me abrazan por detrás. Blas comienza a darme pequeños besos en el cuello.

- Todavía tenemos 5 minutos...- Murmura contra mi oído.

- Ya, y pienso pasarlos comiendo.- Digo apartándolo de mí y cerrando la puerta de la nevera con un golpe de cadera.

Él vuelve a sentarse en el sofá y yo me siento a su lado. Intento darle un poco de lo que como pero él gira la cara.

- ¿Qué te pasa?- Le pregunto.

- Nada.

Cuando acabo de comer vuelvo a la cocina y después voy a por mis maletas. Blas sigue sentado en el sofá y no me mira.

- ¿Estás enfadado por algo?

- No. Vámonos o llegaremos tarde.- Se va a buscar las maletas y cuando vuelve le tiro de la manga de la chaqueta.

- Ya sabes que no hay nada que prefiera a la comida.- Él se voltea y me mira serio.- Excepto tú. - Intenta continuar serio pero se le escapa de los labios un amago de sonrisa. Yo también sonrío y él suelta las maletas y me besa.

Minutos después salimos del apartamento a toda prisa ya que hemos perdido demasiado el tiempo en caricias y demás.

Cuando por fin llegamos a la estación de trenes me permito un respiro. Blas deja las maletas en el compartimento de arriba y yo me siento en la butaca de la ventana. Él me coge de la mano y me sonríe. Me mira todo el rato mientras el tren arranca y deja atrás la estación de Chamartín.

- ¿Vas a quedarte mirándome todo el viaje?- Le pregunto yo.

- Supongo. Eres lo más entretenido que está a mi alcance.

- Es imposible enfadarse contigo, ¿Verdad?

- Sí.- Blas se ríe y me contagia la risa a mí también.

No mucho después llegamos a la estación de trenes de Valencia, y vamos en un taxi hasta nuestro hotel. Cuando llegamos dejo que Blas deshaga las maletas y se instale mientras yo salgo a la terraza para ver las vistas que tiene.

- Podríamos ir a la playa.- Le digo. - Algún día de estos.

- ¿Quieres ir hoy?- Me pregunta él desde dentro.

- Vale.- Voy a ponerme el bañador al baño y cuando salgo veo que él ya se ha cambiado, lo ha organizado todo y está listo para salir. - Joder, como corres.- Blas suelta una carcajada.

- Anda, vámonos. - Responde pasándome el brazo por el hombros mientras me redirige a la puerta.

(playa de Valencia, narra Xandra)

Intento estirar la toalla sobre la arena, pero el viento hace que vuele y al final acabo corriendo detrás de ella por toda la playa. Blas se ríe cuando vuelvo y me ayuda a colocarla bien; me tumbo sobre ella y disfruto del sol y su calor.

La calma me dura poco porque varios minutos más tarde una familia, cargada con un montón de toallas y tumbonas, con un montón de niños correteando y echando arena con los pies a todo el mundo, planta su campamento a nuestro lado.

- Joder, macho. No habrá playa para que justamente se sienten a nuestro lado.- Me quejo.

- Oh, mira que monos.- Blas los mira cariñosamente y yo le tiro un poco de arena para que no los mire mucho.

Una casualidad tras otra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora