Capítulo 8.
LAUREN
—¿Por qué siento que este idiota nos dejó plantadas? —Habla Florence desde el baño, seguramente está rellenándose el sostén o poniéndole algo de estilo a su cabello.
—Él vendrá —le respondo, aunque no muy convencida. Ha pasado media hora desde el tiempo acordado y estoy empezando a sentir siento desprecio temporal por Gavin. No pudo habernos olvidado—. Te lo prometo—me pongo una capa más de mascara de pestañas y parpadeo un par de veces.
Florence lleva puesta una falda de talle alto de color gris, con una camiseta básica negra y unas bailarinas. A pesar de ir demasiado informal, como si fuese un día de escuela, debo decir que se ve increíble. Su aspecto mejora todavía más gracias a su cabello pelirrojo recogido en una trenza que a simple vista parece complicada. Las pecas en sus mejillas le quedan demasiado bien.
Yo, por otro lado, he escogido un vestido azul marino, entallado de la parte de arriba y ligeramente suelto de la parte de abajo. Me llega un poco más arriba de las rodillas y el escote es tan profundo que siento que, literalmente, todo se me va a salir. Es lo bueno de no tener tanto busto. Florence decidió dejar mi pelo suelto y hacer unos delicados caireles. Elijo unas botas cortas y he terminado.
—Te ves linda, déjame arreglar tu maquillaje... —gira mi cara para verme mejor, pero termina solamente abriendo mucho los ojos—. Genial, ya sabes maquillarte.
—Es un halago de tu parte, creo.
—Gavin es un idiota —repite. Ha dicho eso tantas veces que estoy comenzando a creerle—. Voy a llamarle a alguien más para que venga por nosotras.
—De acuerdo.
De repente, ya no tengo ganas de ir. Se supone que yo voy a ésta fiesta porque Gavin me lo pidió, y porque es el cumpleaños de Halina, claro; pero no es suficiente. Estaríamos juntos, que es lo que más falta nos hace. A mí me hace falta estar con mi mejor amigo, porque después de todas esas desapariciones siento que ya casi no lo conozco.
Diez minutos más tarde, estoy recostada en un sillón de la sala. Florence se acerca a mí, se sienta a la orilla del mueble y besa con ternura mi frente.
—Justin se ofreció a llevarnos.
—Ya no quiero ir...
—Oh, no, Lauren. No estoy preguntándote. Irás conmigo quieras o no. Es el cumpleaños de Halina y a ella le gustaría que estuvieras ahí —toma mis dos muñecas y las jala para que me ponga de pie—. Ahora olvídate de Gavin y de sus promesas incumplidas. Vamos a divertirnos y que ese cabrón se joda, ¿entendiste?
—Hablas de él como si no fuera tu amigo, como si le tuvieras cierto desprecio.
—Sabes que no es así —logro levantarme y me cuelgo mi bolso sobre el hombro, mirándola con atención—. Gavin es mi mejor amigo, pero ésta noche volvió a defraudarnos. Tú confiaste en él, me pediste que confiara también, y ahora dime, ¿dónde está? Y... —levanta el dedo índice, sabiendo que estoy a punto de decir otra cosa— en el caso de que haya tenido una emergencia, ¿por qué no nos avisó?
La bocina del auto retumba en nuestros oídos. Flo cierra lentamente los ojos, como si intentara conseguir paciencia.
Cuando los abre, me sonríe un poco y se acerca a la puerta. La entreabre y espera a que vaya con ella.
—Ven, te aseguro que nos vamos a divertir. Nos lo merecemos, Lo.
—Bien.
Después de salir, pongo el cerrojo y me dispongo a correr hacia el auto de Justin. No lo conozco mucho, pero sé que Florence es su amor frustrado. Él la ayuda porque no le queda otra manera para demostrarle lo que siente.
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Outlaw.
General FictionLas vidas de Gavin y Lauren han sido tan tranquilas como las de todo adolescente promedio. O eso es lo que todos piensan, menos ella. Ambos han llevado su amistad a lo largo de varios años, mientras ella mantiene la guardia baja e intenta salvar la...