47.

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Capítulo 47.

LAUREN

Se fueron.

Está bien, lo entiendo. Puedo manejarlo. Sólo se han ido esta noche y todo porque hice enfadar a Gavin. Algo de su ropa sigue guardada en mi armario y los juguetes de Galen están en el suelo del living. Acomodo todo y, con un nudo en la garganta, me siento en el sillón.

Sé que Gavin estuvo con Carla, y lo sé porque lo conozco y porque muchas veces he estado en esta situación. El perfume de ella es algo que ya llevo en mi memoria —desgraciadamente— y no puedo olvidar todas esas veces en las que Gavin se presentaba en mi casa después de haberse revolcado con ella. Sus ojos lo delataban, al igual que esta vez, y la culpabilidad no es algo que sea imposible de ocultar, mucho menos en sus ojos.

Marco su teléfono, el que me sé de memoria, y espero a que me conteste. Llamo dos veces más porque no puede ignorarme para siempre, y no pudo haberse ido muy lejos.

—¿Dónde están? —Cuestiono una vez que responde.

—Afuera.

—Eres puro drama —refunfuño y tomo las llaves del apartamento—. Espérame.

Yo también soy puro drama, y es por eso que él y yo tenemos tanto en común, tanto por compartir. No quiero más problemas con Gavin, todo parece haberse solucionado y ahora mismo, lo único que deseo, es paz. Lo que tenga que ver con Carla, no quiero hablarlo esta noche.

Galen y Gavin están en el recibidor. El más pequeño está despierto y juega con el cabello del más grande. Me ven y ambos sonríen, aunque uno con más ganas que el otro.

—Perdóname —le pido a Gavin. Él cierra los ojos y sus pestañas acarician suavemente su parpado inferior.

—Necesito que me creas —musita. Quiero hacerlo, de verdad, pero no puedo. Algo dentro de mí me lo impide, y el tono con el que habla me hace perder la razón—. Por favor, hazlo.

—Vamos a dormir. Mañana será otro día —Galen estira su pequeño brazo para jugar con mi cabello y yo lo dejo.

—¿Mañana? Ni siquiera vas a estar en casa para arreglar esto.

—Me tomaré el día —manifiesto suspirando—. Por nosotros. Porque te amo y porque preciso estar bien con esta relación.

—Hablé con el arrendador y pasado mañana a primera hora me entrega el apartamento.

—¿Qué tiene eso que ver con lo que acabo de decirte?

—No sé si aceptarlo, ¿lo entiendes? Quiero arreglar esto tanto como tú, pero de nada sirve si terminaremos viviendo separados.

Me relamo los labios porque no sé qué decirle. La verdad es que yo no estoy lista para compartir el piso con Gavin de una manera formal. Apenas estamos rehaciendo el lazo amistoso que se veía perdido con el tiempo que pasamos distanciados.

Rodeo su torso con mis brazos y él me acaricia la espalda mientras lo abrazo.

—Bien, lo hablaremos mañana —musita y yo asiento en silencio—. Vayamos a dormir.

(...)

Gavin se despierta temprano para hacer el desayuno. Yo me ocupo de vestir a Galen mientras me regala sonrisas bonitas y balbuceos. Una parte de mí no quiere salir de la habitación porque sé lo que me espera, es una conversación que no puedo simplemente evitar... Pero en la noche ni siquiera pude pensar nada al respecto.

La música de Kings of Leon puede escucharse en toda la casa. Dejo a Galen en el área de juegos improvisada que hemos creado para él y yo me dirijo a la cocina. Está muy concentrado en lo que hace, pero en cuanto toco su antebrazo con la yema de mis dedos, parece volver a la realidad.

Outlaw.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora