39.

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Capítulo 39.

LAUREN

Shay y Tracy han estado comiéndose las uñas desde hace varios minutos. Las tres observamos el espejo silenciosamente, analizando si éste podría ser el vestido correcto.

Así ha sido con los últimos diez vestidos. Todos son majestuosos y perfectos para la boda. Elegantes, entallados a mi cuerpo porque nunca fui fanática de Cenicienta ni su vestido para el baile. Es justamente lo que quiero, lo que deseo, pero ninguno ha podido convencerme.

—Otro —dice Tracy. Le entrega su copa vacía a la chica que ha estado atendiéndonos y luego señala la botella de champán—. Y otro trago, por favor. Pasaremos todo el día aquí de ser necesario.

—Que sean dos más —mi tono de voz es de cansancio. No es muy agradable tener que cambiar de vestido cada quince minutos por ser una indecisa de lo peor.

—Lauren, tranquilízate —Shay coloca sus manos sobre mis hombros y después me ayuda a deshacerme del vestido—. Mira, aún nos quedan tres Valentinos y un Vera Wang.

La cabeza me da vueltas al escuchar el nombre de esas dos marcas. Yo nunca pensé que en mi boda podría darme el lujo de escoger entre varios modelos de dos diseñadores tan exclusivos. James se ha esmerado tanto en esto... Y el sólo recordar la exorbitante cantidad de dinero destinada a nuestra boda me revuelve las entrañas.

—Me los llevo todos —termino por decir una vez que he entrado en cada uno de los vestidos—. Cambiaré de vestido a cada hora —claro que es broma, sólo estoy muy desesperada y agotada. Tracy ya va por la cuarta botella de champán.

—¿Cuáles son tus preferidos? Elige dos.

—Definitivamente los Valentino. El primero y el último, Shay. Esos son mi adoración.

—Ahora veamos los pros y los contras, ¿de acuerdo?

Las tres asentimos. Cierro la cremallera de mi chaqueta y mis manos se posan en mi cintura. Hasta las dos chicas que estaban ayudándonos anteriormente se unen a nosotras para esta complicada decisión.

—¡Son iguales! —Exclama Tracy—. Sé que no es el alcohol porque lo controlo siempre, Lauren. Son, maldita sea, iguales.

—Es el mismo diseñador, boba. Algo de similitud deben tener.

—Los dos son blancos, con encaje considerable y hombros descubiertos. Tú estás definitivamente fuera de tus cabales —me señala con el dedo índice tembloroso y suspira—. Sólo escoge uno, estoy hambrienta.

Sé que no pretende sonar grosera, pero lo hace. Entiendo que estén agotadas, y yo también lo estoy, pero escoger tu vestido de novia no es la tarea más fácil del mundo.

—Llevaré a Tracy a que tome un poco de aire —sonríe Shay con incomodidad y luego me abraza—. Escoge con calma, linda.

—Las veré en el Revelry.

Tracy se disculpa con la mirada y le sonrío para que sepa que todo está bien. Cualquiera que tenga hambre se pone de mal humor, y mis amigas nunca son la excepción.

Me toma otros dieciséis minutos en escoger el vestido. Me los pruebo otra vez y descarto la idea de usar un Valentino.

Outlaw.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora