35.

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Capítulo 35.

LAUREN

James y yo no hablamos desde que volvimos a Nueva York. En cuanto el taxi del aeropuerto me dejó afuera del edificio donde vivo, él se despidió con un casto beso en los labios y se fue sin decirme una sola palabra.

Y no esperaba más. Mi comportamiento no fue el mejor, abrazar de esa manera tan descomunal a Gavin, quien solamente es mi amigo... frente a mi actual novio. Eso es algo que ni siquiera se me pasó por la cabeza hasta que regresé a lado de James. Quién sabe cómo hubiera respondido yo si la situación fuera al revés.

Shay ha venido a mi casa porque es un día frío, y mientras tanto a ella le gusta quedarse en mi apartamento porque, milagrosamente, éste tiene calefacción y, por supuesto, también wifi y agua potable.

Llega al sofá en donde estoy sentada y coloca una manta grande y pesada azul marino sobre mis piernas. Se sienta a lado de mí y apoya su cabeza en mi hombro.

—Dime lo que tengas que decir —farfulla—. Siento que tienes una inquietud.

—Sí, la tengo. Admiro tu habilidad para leerme la mente.

—¿Te acostaste con Gavin cuando volviste a Oregón? —Sus ojos brillan de la emoción. Después de haberle contado mi historia completa con Gavin, está ilusionada con nosotros—. Dime que sí. Y que fue sucio y salvaje.

—¡Shay! —Exclamo con diversión. Por más loco que suene, no puedo negar que esa escena aún se reproduce en mi cabeza sin parar—. No sucedió nada de nada con Gavin. Apenas hablamos porque él estaba teniendo problemas... Aún los tiene.

—Bien, entiendo. Supongo que tiene que ver con Carla.

—Tiene todo que ver con ella. Abandonó a Galen.

—No podía esperar más de esa perra —se ríe—. Lo siento, es incorrecto que se hable mal de la gente sin conocerla, pero Carla es otro asunto. No puedo ser decente.

—Tranquila, ella no merece la decencia. Creo que ni siquiera la conoce —resoplo, haciendo que un mechón de mi cabello se mueva hacia adelante. Shay se acurruca más contra mí, porque a pesar de que el apartamento es cálido, no es suficiente—. Yo tengo que decirte algo, pero tienes que prometerme...

—¡Sí, sí, lo prometo! Sabía que me ocultabas algo, tenía el presentimiento.

—Shay, guarda silencio —tapo su boca bruscamente con mi mano y sus ojos casi salen de su lugar—. Promete que no dirás nada, ni siquiera a Tracy. Promételo...

Ella responde asintiendo con la cabeza, haciendo que su flequillo negro choque contra su frente, haciéndola lucir infantil.

—De acuerdo —la suelto y ella se lleva una mano al pecho—. Estoy saliendo con alguien.

—Ah, ¿sí? Eso explica por qué no sales con nosotras la mayoría de las veces.

—Es el profesor Prior. James... Prior.

Su mandíbula cae hasta el suelo y yo reprimo una risa mordiéndome el interior de la mejilla. Creía que esto sería complicado, pero resulta ser divertido.

Outlaw.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora