52.

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Capítulo 52.

GAVIN

           

Han pasado sólo unos días desde la fiesta de compromiso de mi hermana, o mejor conocido como el día en el que mi prometida perdió la cabeza al aceptar una boda doble.

Lauren todavía me observa sonriente, como con culpa. Baja la mirada cuando se ríe y alcanza a agarrar el cuello de la camiseta de Galen. Tira de él para abrazarlo por la espalda y los dos me miran con sus potentes ojos brillosos.

—Dile a tu padre que no debe enojarse con su futura esposa —le susurra al oído—. Se arriesga a que tú y él coman sobras por el resto de sus vidas.

—Papi, no quiero comer sobras.

Lauren y yo nos reímos.

—¿Qué te parece si buscas a la tía Hal para que te regale una galleta? —Le pido una vez que me siento en cuclillas frente a él.

—Está bien.

Una vez que se va, me levanto y me cruzo e brazos para volver a mirarla con fingida molestia.

—Aceptaste una boda doble, ¿y quieres que esté contento por eso?

—No estoy pidiéndote nada del otro mundo, Gavin. Sería muy lindo, muy familiar.

—No niego eso, cariño, pero... Es muy pronto. No tenemos nada planeado, nada en lo absoluto.

Lauren empieza a recorrer toda la estancia con sus orbes que me deleitan. También frunce un poco los labios y luego vuelve a sonreír.

—¿Sí sabías que estamos hablando de Halina Bogasch? Esa chica ha planeado su boda desde que tiene memoria, Gavin —se levanta del sofá y se para muy cerca de mí. Si no fuera tan pequeña, nuestras narices probablemente se tocarían—. Además, tiene a la mejor organizadora de bodas del oeste del país.

La palabra boda ya me tiene hasta los límites de mi paciencia. Tristemente, sólo puedo pensar en todo el dinero que gastaremos en una fiesta tan grande. Por supuesto que quiero darle a Lauren todo lo que desea. Una lluvia de billetes verdes aparece en mi campo de visión, aunque sé que es mi pura imaginación.

—Galen está muy emocionado —susurra, haciéndome salir de mis cavilaciones—. ¿Te lo ha dicho?

—No... Pasa la mayor parte del tiempo con mis padres y la otra contigo. No sé qué sucede. Pensaba que no...

—¿Que no estaría de acuerdo?

—Sí.

Aunque ese fuera mi mayor temor, siguen siendo ideas mías. Galen no parece recordar para nada a Carla, quien es su madre biológica. No hace preguntas, no se cuestiona como cualquier niño de su edad. Para él, yo soy su padre y Lauren es la mujer a la que próximamente podrá llamar mamá si así lo quiere.

—Es tan malditamente parecido a ella...

—Gavin —me dice con voz firme, ahuecando mi rostro entre sus manos—. Deja de pensar en Carla, por favor, no me es grato... Y creo que tampoco lo es para ti. El lado bueno es que tenemos a Galen con nosotros. Y dentro de poco... seremos una familia.

Ella recorre mi nuca, el resto de mi cuello y baja por mis hombros hasta llegar a mis manos. Las toma, las lleva a sus labios y las besa. Después me sonríe y las coloca sobre su vientre.

Expectante, mi corazón late muy rápido. Lauren no dice nada más, sólo... espera a que adivine.

—No —murmuro.

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