Capítulo 15.
GAVIN
A las doce del mediodía ya me he fastidiado de estar encerrado. Zeus no deja de ladrar y estoy desesperándome.
—Ya cállate Zeus.
El perro chilla un poco y esconde el hocico tras sus patas. No puedo hablarle así... Es tan tierno.
Busco la correa en el mueble de la estancia. Sé que está ahí porque Giselle me lo dijo el primer día que llegué aquí, por si por alguna razón yo quería sacar al perro a pasear.
Creo que ha llegado la ocasión.
Le ato la correa al collar y vuelve a emocionarse, como si hace unos minutos no lo hubiera regañado.
—Bien, eres mi único pretexto para poder ir ahí.
Salimos por la puerta trasera y la dejo medio abierta. No tengo llaves de la casa y dudo que me vayan a dar unas, como si me fuera a quedar meses aquí.
Espero que no.
Zeus me lleva inquieto hacia la salida. Dejo que huela los arbustos de la calle y sé que es demasiado inteligente como para irse, así que le quito el collar para que pueda ir a donde quiera.
Me arrepiento enseguida cuando lo veo acercándose a la casa d Ronald: un perro enorme, un pitbull, está gruñéndole tan fuerte que tengo miedo de que se lo coma con una sola mordida.
Es excusa perfecta para acercarme a casa de Ronald, pero no puedo negar que estoy muriendo de miedo.
El pitbull ladra cada vez más fuerte y el pequeño e indefenso Zeus sigue con el pleito. Lo tomo entre mis brazos, sabiendo que esto es una mala idea. ¿Por qué voy a arriesgar la vida de un perro que ni siquiera es mío, por un simple capricho?
Lo apego a mi pecho y me doy la vuelta, dispuesto a volver la casa de enfrente, hasta que escucho que una puerta se abre detrás de mí.
—Eh, tú, estás en propiedad privada, ¿lo sabías? —Habla una voz gruesa y que hace temblar a Zeus.
—Lo siento, mi perro escapó y... —me giro para encarar a la persona. Es un hombre corpulento y demasiado grande. El brazo izquierdo lo tiene lleno de tatuajes hasta el codo.
—Identifícate.
—¿Qué?
—Tu nombre... Creo que te conozco.
—Sí, creo que sí. Soy Gavin Bogasch —estiro la mano hacia él, creyendo que va a tomarla y a saludarme como lo hace la gente decente. En cambio, sólo se me queda mirando y se da la vuelta.
—Entra. Y deja el perro afuera.
—Ni loco lo voy a dejar con ese mounstro que tienes como mascota.
—Bien, pero si sus patas tocan el suelo, te mataré a ti.
—Comprendido.
Entro a la casa y me sorprendo por el magnífico orden que tienen las cosas. Los muebles están limpios y aparentemente encerados. Incluso hay jarrones con flores frescas que adornan el centro de la mesa del comedor.
Una mujer está acomodándolas.
—Nena, éste es Gavin Bogasch, un amigo del trabajo —me señala con el pulgar y sólo levanto la mano por medio segundo para saludarla. Zeus se mueve demasiado y por nada del mundo lo voy a soltar—. Chico, ella es Lindsay, mi novia.
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Outlaw.
General FictionLas vidas de Gavin y Lauren han sido tan tranquilas como las de todo adolescente promedio. O eso es lo que todos piensan, menos ella. Ambos han llevado su amistad a lo largo de varios años, mientras ella mantiene la guardia baja e intenta salvar la...