Outlaw.

13.

Capítulo 13.

GAVIN

3 días antes.

Maywood Park es una localidad tranquila y colorida. Las calles están, a esta hora del día, algo desiertas. Sólo puedo ver a un par de señoras que llevan a sus hijos a casa después de un largo día de escuela.

Me siento debajo de un árbol, pensando en qué es lo que voy a hacer.

No conozco a nadie realmente, sólo sé que por aquí cerca vive uno de los hombres que están involucrados en lo que yo trabajo. Quién sabe qué tanto tendré qué hacer para recibir algo de su ayuda, aunque sea que sólo me deje dormir en su cochera. No puedo pasar la noche afuera, sobre todo porque se nota a leguas que es un lugar peligroso en cuanto el sol se pone.

Empiezo a caminar una hora más tarde. Llego al final de la calle Failing y el camino se abre en dos calles adyacentes. Opto por ir hacia la derecha, porque es la que menos miedo me ha dado, y continúo la caminata, aun sin tener algún destino.

Quiero acercarme a una de las casas para preguntar si alguien conoce a un tal Ronald Yoxall. Es un pueblo literalmente pequeño y pienso que todo el mundo aquí puede conocerse.

Así que me detengo en la vivienda que más segura y confiable veo. El camino hacia la entrada es de concreto y a los lados está decorado con pasto fresco y recién cortado; también un par de pequeñas flores amarillas y arbustos que dan la sensación de bienestar. La fachada blanca me recibe en completo silencio.

Llamo a la puerta dos veces y me alejo para no asustar a la persona que me abra.

Una chica preciosa, pelirroja y de ojos azules es la que me atiende. Parece algo confundida al verme ahí: parado y sin mover un solo músculo.

—Ho-hola... Mi nombre es Gavin Bogasch, no soy de por aquí, y quería saber si alguien podría ayudarme a llegar... quiero decir, a encontrar a una persona.

—No llevo mucho tiempo viviendo en Maywood Park —habla. Percibo un acento inglés y casi me desmayo al escucharla: es como oír parlar a los ángeles—. Mi madre probablemente pueda ayudarte.

—No hay problema, puedo buscar a alguien más...

—Georgene, ¿quién es, linda? —Una mujer de mediana edad, del mismo color de cabello que la chica, sonríe en mi dirección—. Oh, bueno, qué tal —también es inglesa.

—No pretendía molestar, lo siento, sólo quería saber si... conocían a la familia Yoxall, o algún hombre que se llame Ronald Yoxall.

—¿Yoxall? Curioso, he escuchado ese nombre un par de veces, aunque podría ser cualquiera —dice la mujer en voz baja. Su hija, Georgene, nos mira expectante—. ¿Quieres pasar un momento?

—No quiero ser una molestia...

—No lo eres, querido, de hecho nos vendría bien una visita. No recibimos muchas, ¿verdad, Geo?

—Sí, madre.

Lauren se enojaría conmigo si supiera de qué manera estoy viendo a Georgene. No puedo evitarlo: las pelirrojas, combinadas con la nacionalidad inglesa, son parte de mis debilidades.

Aunque es la primera a la que conozco.

Entro a la casa con toda la pena del mundo. Georgene se mantiene de brazos cruzados y la cabeza agachada, mientras que su madre se ocupa de mí, atendiéndome nerviosa. Me ofrece un vaso de agua, que tengo que aceptar; también algo de comer, pero tengo que declinar. No estaba ahí para quedarme mucho tiempo, por más que lo quiera.