10.

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Capítulo 10.

LAUREN

Después de haber sacado a todos los invitados, sólo quedamos Florence, Lorena, Halina, Dean y yo. Éste último sale sobrando porque en realidad no es buen amigo de todos nosotros. Ni siquiera le importa el estado de Gavin.

La cabeza del susodicho está recargada en mis piernas. Está desmayado y la ambulancia ha tardado demasiado. Empiezo a preocuparme mucho, y sobre todo, lo que más me hace incomodar, es la presencia de Dean.

—Creo que será mejor que me vaya —le dice Lorena a Florence con amabilidad. Ésta chica me cae bien—. Dean, vámonos.

—Lauren...

—Estaré bien, te llamaré después. Lo juro —lo digo en serio. A pesar de lo que he escuchado sobre lo sucedido con Gavin, no puedo dejar que eso interfiera con mis próximas relaciones. En verdad Dean es un buen chico y no quisiera dejarlo a un lado por las idioteces de mi mejor amigo—. Ahora mismo necesito que llegue la puta ambulancia.

—Volveré a llamarla —dice él. Lorena lo mira impacientada porque sé que ya quiere irse de aquí—. Avísame cómo está.

No puedo evitar encontrarle cierto desprecio en su tono de voz. Sé que lo que menos quiere es que Gavin esté bien después de lo que pasó en el banco con su madre. La verdad es que yo tampoco estoy muy contenta, pero acordé con Gavin que su vida criminal quedaría fuera de mi relación con él.

—Lo haré.

Al fondo de la calle, empiezo a escuchar las sirenas de la ambulancia.

Ya está aquí, ya está aquí.

Halina nos observa con los ojos llenos de lágrimas. A Gavin no le habría gustado ver a su hermana así, mucho menos el día de su cumpleaños. O bueno, lo que resta de él.

Los paramédicos lo quitan de encima de mí y lo colocan sobre una camilla. Me preguntan su nombre, su edad y su tipo de sangre. Halina responde en cuanto piden la presencia de un familiar, y por el bien de todos les decimos que por ahora no es necesario avisar a los padres.

Ellos no deben enterarse sobre esto. No pueden.

Florence me abraza en cuanto vemos cómo lo suben a la parte trasera del vehículo y una de los paramédicos invita a que una sola persona lo acompañe hacia el hospital.

—¿Hal? —Le pregunto.

—Ve tú, Lo. Yo me ocuparé de algo aquí, les inventaré algo... Yo... Sabes que no puedo permitir que sepan...

—Está bien, está bien. Tranquila.

—Gracias.

Después de eso, ella vuelve adentro. Flo dice que irá en su auto y que nos verá en el hospital.

Genial manera de pasar el fin de semana. No puedo creer que esta mañana él haya estado bien... Y al final del día haya terminado inconsciente gracias a su estupidez.

—¿Es grave? —Le pregunto a la chica. No se ve mayor de veinticinco años. Ahora estamos solas junto a Gavin. Ella está midiéndole la presión.

—Tiene hemorragias y heridas muy profundas... Y no son recientes —le examina bien el rostro y siento que mi estómago se contrae. Sabía que tenía que preocuparme por esas heridas—. ¿Sufre de violencia intrafamiliar?

—Dios, no.

—¿Acoso escolar? —Enarca las cejas y niego—. ¿Ha tenido incidentes en esa fiesta o en algún otro lugar?

Outlaw.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora