Capítulo 49.
LAUREN
Veo cómo le cae lentamente una gota de sudor, desde la esquina de la frente hasta su mejilla. Gavin apenas puede respirar, pero se mantiene al margen.
Sus manos se convierten en dos puños hasta que los nudillos se le ponen blancos. Está tan furioso como yo, enfadado porque no sabemos cuál es el destino de la pequeña familia rota que apenas está formando.
—El abogado de mi padre me detesta —susurra en mi oído. Observamos a Carla riéndose con un hombre mucho más alto que ella, rubio y de ojos muy verdes—. ¿Dónde voy a conseguir uno que en verdad quiera defenderme?
—Sabe lo importante que es Galen para ti. Si no hablas con él, no va a entenderlo —coloco la mano sobre su hombro y por fin respira.
—¿Ese es su abogado? —Bufa y los dos nos reímos—. Parece su primo. Me sorprende la similitud.
—No te sorprendas tanto, quizá sí lo es. Pero, oye, ¿escuchaste lo que te dije o sólo estás viéndole las piernas a esa zorra?
Gavin me muestra una sonrisa ladeada y me da un codazo en el pecho.
—¿Detecto celos?
—Quiero que te concentres.
—Estoy concentrado y no estoy viéndole las piernas —agrega.
Después de eso, le echa una rápida mirada a las mías. Para venir a un lugar como este, los dos tuvimos que deshacernos de nuestra ropa de indigentes y buscar algo formal y que nos hiciera lucir como unos buenos padres.
Quiero decir, que lo hiciera lucir como un buen padre para Galen.
—Eso es inapropiado —siento mis mejillas arder. Pone su mano en mi rodilla izquierda y todo mi cuerpo sufre un escalofrío que no puedo evitar—. Basta.
—Te ves espectacular.
Los dos elegimos prendas más o menos coloridas, ya que normalmente nos vestimos como si fuéramos a asistir a un funeral.
Estoy usando una falda entallada de color durazno y una blusa de seda blanca, mientras que Gavin usa un traje azul marino que lo hace lucir como todo un Adonis. La camisa azul cielo es suficiente para arrebatarme la respiración.
—Tú también.
Y Carla también, pienso. Ella sabe perfectamente lo que hace y Gavin está muriéndose de miedo.
Viene preparada hasta con su absurdo abogado de ojos bonitos. Nosotros no tuvimos tiempo para buscar uno, pero lo haremos conforme el juicio vaya avanzando.
—Carajo, estoy nervioso.
—Toma —le tiendo un pañuelo que encuentro en mi bolso y él lo ocupa para limpiarse todo el sudor pegajoso—. Dios, relájate.
El Tribunal de Familias en Manhattan está atestado de personas y niños pequeños corriendo por el lugar.
Ellos no deberían estar aquí. Simplemente no debería existir la necesidad de pelear por la custodia de un niño. No es justo para ellos ni para los padres.
Para los responsables, al menos.
Todavía no me cabe en la cabeza cómo Carla Pemberton se cree competente para la crianza de un infante. Esa mujer no sabe cuidar ni de sí misma.
Ella gira suavemente hacia nosotros, dándonos una mirada de perra —en las cuales es una experta— y termina sonriéndonos. No sé cómo es que ha cambiado tanto desde la última vez que la vi.
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Outlaw.
General FictionLas vidas de Gavin y Lauren han sido tan tranquilas como las de todo adolescente promedio. O eso es lo que todos piensan, menos ella. Ambos han llevado su amistad a lo largo de varios años, mientras ella mantiene la guardia baja e intenta salvar la...