Capítulo 51.
LAUREN
Gavin toma mi mano al bajar del taxi que nos ha traído desde el aeropuerto. Galen se aferra a mi camiseta negra de algodón y esconde la cara en ella.
—¿Qué pasa? —Le pregunto.
—No los conozco. ¿Y si no me quieren?
—Claro que los conoces —Gavin frunce el ceño al ver a su hijo tan nervioso y se sienta en cuclillas para que queden, más o menos, a la misma altura—. Y ellos van a adorarte, te quieren mucho, desde que eras un bebé.
Galen observa por el rabillo del ojo a su padre y sonríe de lado, haciéndonos reír a los dos. Gavin estira la mano y el pequeño aferra el dedo índice de Gabe.
Hace mucho tiempo que no ponemos un pie en Multnomah. Todo se siente muy extraño, el clima, las casas, incluso la gente que nos rodea.
Gavin y yo nos tomamos las manos antes de adentrarnos, por fin, en la casa de los Bogasch. Hay muchas personas en el recibidor, pero a los que conocemos los vemos sentados en los sofás o distribuidos por la amplia sala.
—Tú ni me saludes —le dice la rubia con ojos preciosos a su hermano. Éste la empuja con fuerza, pero al mismo tiempo con algo de ternura, antes de abrazarla—. Me alegra mucho que estés aquí... ¡Pero me alegra más verte a ti! —Exclama al verme. Me abraza de igual manera y, al separarnos, su mirada viaja hacia abajo—. Sabía que tendría al sobrino más guapo de todo el mundo.
—Hola —Galen levanta dos dedos, haciendo la señal de amor y paz que Gavin le enseñó.
—Qué informal, se nota que eres hijo de tu padre —habla alguien más detrás de nosotros.
—Papá, déjalo. Es muy tierno en realidad —lo defiende Hal con una sonrisa. Se ve tan radiante.
—¿Cómo han estado? Me da tanto gusto de verlos... —Gavin y él se abrazan, dejándome a mí al final. El hombre de mediana edad me toma de los hombros para escrutarme de pies a cabeza—. ¿Cuándo fue que te hiciste una mujer? Todavía recuerdo cuando usabas tus aparatos dentales.
—Ni me lo recuerde, señor...
—Por favor, creo que ya es momento. Puedes llamarme papá.
Gavin, Halina y yo compartimos miradas. Ya no recuerdo la última vez llamé a alguien de ese modo, y ahora la sola idea me parece extraña.
—De acuerdo, papá.
Gavin sonríe.
—Déjame ver. —Toma mi mano izquierda y observa con una sonrisa el anillo que decora mi dedo anular. Halina suspira y, dos milésimas de segundo después, su prometido aparece detrás de ella acariciándole la espalda. Una palabra: irreal.
Luca Gieraldi es el perfecto estereotipo de un italiano joven y apuesto. Alto, de tez aceitunada y unos ojos profundamente verdes. Una sonrisa que derrite a quien sea y, lo mejor de todo esto, es que su atención es únicamente de la menor de los Bogasch.
Gavin me presenta a todos los tíos y primos que nunca en mi vida había visto. Presume mi anillo —y a mí— con todo el orgullo del mundo. Luego, por supuesto, toda la atención se va hacia Galen.
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Outlaw.
General FictionLas vidas de Gavin y Lauren han sido tan tranquilas como las de todo adolescente promedio. O eso es lo que todos piensan, menos ella. Ambos han llevado su amistad a lo largo de varios años, mientras ella mantiene la guardia baja e intenta salvar la...