EL ORIGEN DE LOS GUARDIANES 3: Mi reflejo en el espejo.

Capítulo 42: Freya tiene problemas.

Los días pasaron rápido y antes de darse cuenta la semana se había acabado, para sorpresa de los guardianes, todo estaba tranquilo, no había rastros ni ataques de zombis. Jack y Flora habían estado en paz, lo cual era aún más alarmante. La castaña continuaba hablando con Marcos cada vez con más confianza, podía decirse que habían iniciado una amistad lo cual disgustaba enormemente a cierto albino que no hace falta mencionar.

¡Irina no puedo ir a tu casa!- exclamo Jack- tu padre me odia.

No te odia- dijo la rubia.

¡Tenía mi foto como diana para lanzar dardos pegada en la oficina!- exclamo desesperado- además a nadie le gusta hablar con los suegros mucho menos después de destruir su auto, golpearlo, encerrarlo en el cuarto del conserje, destruir parte de la escuela, tomarse el edificio, iniciar una revuelta, cubrirlo de miel y arrojarle hormigas gigantes... bueno la lista es más larga pero creo que se entiende el punto.

La pareja estaba en la cabaña, Freya no mostraba señales de existencia, la dragoncita estaba cómodamente dormida en el mini invernadero que tenía Flora por habitación.

Pero Jack, mi madre quiere conocerte- hablo Irina mirándose en su espejo de mano.

¡Dile que me voy a España!- rogo el albino.

Hazlo por mí, Jackie ¿O es que acaso no me quieres?- golpe bajo.

¡Claro que te quiero!-exclamo rápidamente -pero también aprecio mi vida- Irina lo miro suplicante, suspiro derrotado- ¡está bien! iré.

¡Eso es genial Jackie!- celebro Irina mirando al albino fijamente- Estamos solos ¿verdad?

Si- contesto el peliblanco recordando que Flora había salido a quien sabe dónde, poco le interesaba la verdad, donde quiera que ella se encontrara sabía cómo defenderse.

¿Por qué no nos divertimos juntos?- sugirió seductoramente mientras se abría un poco el escote e ponía pose sexy.

¿Qué quieres hacer?- pregunto inocentemente.

Pues...- sonrió coqueta mientras jugaba con un mechón de cabello, enrollándolo en su dedo.

Sigo sin entender- confeso el albino. Irina bufó y acercó peligrosamente su rostro al peliblanco tomándolo por sorpresa y tumbándolo en el sillón donde estaban sentados- ¿I...Irina?

Vamos Jack, todas las parejas lo hacen- hablo la rubia de ojos oscuros.

¿Sí?- dijo nervioso intentando escaparse disimuladamente- Irina, quiero que sepas que te respeto y mucho, no deberíamos hacer esto...

Pero dijiste que estábamos solos- protesto la chica.

Flora pude llegar en cualquier momento- se excusó, pero enseguida se dio una cachetada mental al ver el ceño fruncido de su novia ¿Por qué demonios la imagen de esa estúpida castaña se le vino a la cabeza en ese preciso momento?

Qué más da, dudo que a ella le importe- expuso con odio, pero luego se relajó- ¿En qué estábamos?

¡Hey Jack!- exclamo Flora abriendo la puerta de una patada, sus manos estaban ocupados cargando unas cuantas bolsas de supermercado- compre una especie de "cereal de chocolate" dicen que es muy...- enmudeció al ver a la parejita en una incómoda posición sobre el sillón.

¡Flora!- exclamo Jack levantándose de un salto, pero de paso tumbando a Irina quien maldecía entre dientes, estaba aún más pálido de lo normal y realmente nervioso, eso se podía comprobar con la súbita bajada de temperatura.