Capitulo 04

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Arin

-Me marcho ya Sam. Traeré a Audrey a verte después.
-No quiero que me vea así Arin.
-Lo entiendo pero se asustó cuando le conté que estabas ingresada y verte la aliviará.
-De acuerdo.
-Buena chica. ¿Necesitas que te traiga algo?
-Estoy bien por ahora.
-Muy bien. Hasta luego.
-¿Arin?
-¿Qué?
-Tienes que hablar con Richard Jones. Si realmente está cabreado lo mejor es que lo solucionéis antes de que tu hermano se entere.
-Lo sé. Hablaré con él.
Cuando salió de la habitación se chocó con su hermano.
Richard estaba a su lado.
Oh, oh.
-¿Te marchas ya Arin?
-Si. Voy a buscar a Audrey.
-Creí que Collin...
-Ya. Yo también. Nos vemos luego.
-Espera, quiero presentarte a alguien.
-Conocí a tu hermana antes Bruce.
-Oh, bien entonces-¿Qué estaba pasando allí?- ¿Estás bien Arin?
Ella negó con la cabeza y miró a Richard a los ojos.

Richard

Él sintió su confusión pero había algo más. ¿Qué era?
Las manos le picaban de las ganas que tenía de tocarla.
No puedes. Recuerda que ella se marchó.
-Tenemos que hablar Bruce pero puede esperar un poco más.
-¿Es por Collin? ¿Ha vuelto...
-No. Hablaremos esta noche- miró a Richard de nuevo.- Adiós doctor Jones.
¡No!
-Mierda.
-Bruce, ¿Qué pasa?
-Si ese hijo de puta ha vuelto a ponerle una mano encima...
-¿Quién es ese Collin?- aunque tenía sus sospechas.
-Su ex marido.- ¿Ex?
Entonces se percató de lo que había insinuado su amigo.
-¿Le ha pegado?- algo completamente oscuro y peligroso estaba despertando dentro de él.
-Una vez. Arin presentó la demanda de divorcio ese mismo día.
-Enseguida vuelvo.
-¿A dónde vas?
-Creo que olvidé cerrar el despacho.
Tenía que encontrarla.
Corrió hacia los ascensores. Ambos estaban ocupados.
Se dirigió hacia las escaleras y las bajó de dos en dos.
Llegó a la entrada precisamente cuando ella salía.
Estaba hablando por teléfono.

-Te debo una Jason. Muchísimas gracias...Si, lo tendré...Yo también.
¿Tú también qué?
No podía ser que tuviese pareja. Mierda, ahora que se había enterado de que estaba divorciada ya había empezado a relamerse con todo lo que tenía pensado hacerle. No podía haber otro. Y si lo había ya podía ir olvidándose de él porque no pensaba dejar que se le escapase otra vez.
-Arin, espera.
-Jones, tengo prisa.- Él se interpuso en su camino impidiéndole pasar.
-Solo te robaré unos minutos- por ahora- ¿Vas a contarle a Bruce lo nuestro?
-Si. Sé que ha pasado mucho tiempo y quizá si no hubieses venido a vivir aquí jamás se lo hubiese contado, pero siempre he confiado en él y detesto no haber sido honesta.
-Yo también.
-¿Por qué no se lo dijiste?
-Me habría matado.
-Eso es bastante cierto me temo.
-Bruce me ha contado que ya no estás casada.
-Así es.
-No me había fijado en que no llevabas el anillo. Yo me quité el mío hoy.
-¿Por qué hoy?
Por ti.
-Imagino que porque me aferraba a eso.
-¿Amabas a tu mujer?
-No. Nunca la amé.
-¿Y por qué te casaste?
-Tenía mis razones.
Arin comprendió que él no diría nada más. Bueno, quizá eso era lo mejor. No necesitaba sentirse más atraída por él.
-Tengo que irme ya. Audrey me está esperando- empezó a alejarse pero la voz de él hizo que se detuviera.
-¿Tu amaste a tu marido?
Ella se detuvo de nuevo pero no le miró.
-Creí amarlo. Después todo cambió.
-Dime que cambió.
Ella se encogió de hombros.
-Olvídalo Jones. Tú tenías tus razones y yo las mías.
Dejó que se marchase. Aquella mujer le estaba volviendo loco y todavía tenía el poder de ponerle completamente duro.
Solo un poco más.
Un poco más y sería suya.

Sam

-¿Estás lista para mudarte a una habitación mejor?
-Si. Estoy deseándolo.
-¿Qué tal los dolores?
-Duele pero estoy aguantando sorprendentemente bien. -Me alegra oír eso nena. Estoy deseando sacarte de aquí.
-Sí, bueno, yo también deseo irme doctor.
-No me has entendido.
-¿Es porque quieres acostarte conmigo?
-Es un modo simple de decirlo. Lo que de verdad me gustaría es empotrarte contra la pared y lamerte al mismo tiempo que te follo.
-Eso suena como si lo hubieses estado pensando mucho- dijo temiendo atragantarse. Podía ver perfectamente esa imagen en su mente.
-Cada noche desde que Arin nos presentó, pero tú ya lo sabías.
-Nunca lo has negado y no estoy ciega. He visto y sentido más de una vez la evidencia en tus pantalones.
Bruce sonrió.
-¿De modo que has estado mirándome? ¿Te gusta saber lo dura que se me pone cuando estás cerca?
-No... no es eso.
-¿Y te gusta saber lo celoso que estoy de cada hijo de puta que nos presentas sabiendo que me muero por estar dentro de ti?
-Bruce por favor...
¿Cuándo se había puesto sobre ella, cubriéndola con la mitad de su cuerpo para acercar su boca a la de ella?
-Me gusta cómo suena mi nombre en tu boca. Ve practicando. Vas a gritarlo muchas veces.

Segundas oportunidades (Serie Love 03) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora