Capitulo 09

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Richard llegó a su casa. Se desnudó camino a la ducha. A pesar de lo ocurrido, pensar en como Arin se había corrido para él seguía poniéndole duro.
Una vez bajo el agua golpeó las baldosas con el puño mientras rodeaba su miembro con la otra mano.
Su mente volvió a aquel día.
Él ya la había visto en foto. El corcho sobre la cama de Bruce estaba prácticamente lleno de fotografías. Le había parecido hermosa entonces, pero nada lo preparó para la belleza que encontró al abrir la puerta.
Sus hermosos ojos verdes y su boca se abrieron con sorpresa y él no dejaba de ser un tío. Toda la sangre le bajó a la polla.
-Ho...hola. ¿Está Bruce?
-No. Se marchó de acampada- al ver que entristecía quiso hacerla sonreír.- ¿No habías quedado con él, verdad? Si es así, dímelo. Le daré una paliza.
Logró que sonriese. Eso casi le puso de rodillas.
-No. Solo quise sorprenderle. De todos modos, le veré pronto. Mejor me marcho.
-Espera- su mente iba a toda velocidad pensando que decir para evitar que se marchase.- Si no tienes planes quizá te gustaría ver una película conmigo.
Sus ojos se abrieron de nuevo.
-M...me gusta el cine.
-Pues vayamos al cine- cogió su chaqueta y salió con ella.
-Gracias. Necesitaba una distracción.
-Sin problema.
-Esto... soy Arin.
-Richard Jones.
-Jones...-.- su polla saltó de nuevo dentro de los pantalones.-me gusta.
-Entonces llámame Jones.
Tras la película de miedo que solo logró que ella se aferrase a él mientras compartían un bol de palomitas, la invitó a cenar.
Resultó que tenían gustos parecidos en lo referente a música y cine. Habían leído casi los mismos libros.
-¿Entonces trabajas?
-Sí. Soy camarera.
-¿Dónde?
-¿Has visto el Bar Coyote?
-Si...
-Pues parecido.
-Joder...¿Bailas sobre la barra?
-Dios...no. Soy una completa negada para el baile, además, moriría de vergüenza. Solo sirvo copas y desafino en la noche de karaoke.
Luego, ella le había acompañado hasta el apartamento. Ninguno quería despedirse.
Antes de poder pensarlo mucho se había arriesgado y la había besado.
Cuando se separó pensando que ella le mandaría a la mierda, fue Arin quien le besó y a partir de ahí habían perdido el control.
La llevó a su habitación y se tomó su tiempo para desnudarla.
Quería disfrutar cada segundo. No dejó un milímetro de piel sin besar o acariciar.
Ella era una delicia. Tenía la piel suave, tan dulce y con ese ligero olor a lavanda que le había perseguido todos aquellos años.
Se frotó el pecho, sobre el corazón, apretando lo que allí se escondía.
Era un idiota. Era cierto que quería vengarse, pero quería más que ella le amase.
¿Qué sentido tenía si al final la perdía de nuevo?
No podía dejarla escapar.
Bastante jodido había sido verla salir de la iglesia con otro.
Había terminado siguiendo a Bruce pero a pesar de lo tentado que estuvo, no reunió el valor para entrar e impedir aquella farsa.
Cerró el agua y salió de la ducha para secarse.
Parecía que la erección había disminuido un poco. Quizá así podría dormir.
Se vistió con ropa más cómoda y se acostó sobre la cama, cogiendo el pequeño sobre de lavanda que había bajo la almohada.
Estaba jodidamente obsesionado.
Maldita fuese. Había intentado olvidarse de ella pero era imposible. Quizá no lo desease con suficientes ganas. La quería para sí mismo.
Estaba seguro de que cuando se conocieron ella también debió sentir algo por él a parte del deseo y él se proponía hacer que eso saliese a la luz.

Segundas oportunidades (Serie Love 03) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora