Segundas oportunidades (Serie Love 03)

Capitulo 35

Tras la puerta, una enfermera rabiosa apretaba las manos en puños deseando entrar y acabar con toda esa felicidad.
¿Bruce iba a casarse? ¿Con esa?
Cabrón hijo de puta. Debiste elegirme a mi.
Alejandose por el pasillo empezó a idear un plan.
Chocó con un alto y fornido hombre con barba que se dirigía exactamente hacia donde habia estado ella hacia apenas unos segundos.
-Vengo a ver a Samantha Lewis. ¿Sabe si tiene visita?
Bajó la mirada hacia el enorme ramo de rosas que llevaba y le sonrió.
-Yo acabo de salir de alli y no habia nadie más. Seguro que las flores la ponen de buen humor. Pobrecita con la noticia de saber que debido a las lesiones no podrá tener hijos jamás...
Fingió preocupación y el hombre debió creerla porque se despidió rápidamente y llegó a su destino en un momento.
Que empiece el juego.

-¿Vosotros dos?
Terry apenas podía contener su rabia.
Siempre supo que Bruce sentía algo por Sam pero verles besándose, fue para él como una patada en las pelotas.
-¿Algún problema?
¿Pretendes plantarme cara? Que interesante.
Habia dejado a Sam un año antes pero la recuperaría.
Ese año había sido una auténtica mierda. Nada salió como esperaba.
Habia creido que ella aceptaria ser su esposa.
Se llevaban bien. El sexo era increible y la primera pelea que tuvieron desencadenó el final de su relación.
Ahora estaba alli y aun tenia el anillo.
Volveria a dárselo y ella aceptaría.
Tenía que aceptar.
-Vengo a ver como estas, nena.
-Estoy bien, Terry. Gracias por venir.
-Te he traído rosas. Se que te gustan.
-Son hermosas.
Pensó que ignorar a Bruce Shepard funcionaria. Nada mas lejos de la verdad.
-Ha sido un detalle que te dignes a venir pero ya le devolviste sus cosas y a menos que haya novedades acerca de su agresor, creo que es hora de que te vayas.
-Vine porque ella me importa. Por que no vas a tomarte algo a la cafetería. Necesito hablar con Sam.
-Puedes hablar con ella delante de mi. No hay secretos entre mi mujer y yo.
-¿Tu mujer?
Está mintiendo. Ella aun utiliza su nombre de soltera. Tranquilo. Solo trata de cabrearte.
-En cuanto salga de aqui.
-¿Es eso cierto?-se volvió hacia ella, quien ni siquiera podia mirarle a los ojos.
-¿Vas a casarte con él? ¡Respóndeme!
Una mano le cogió con fuerza de la camisa y le empotró contra la pared.
-Vete. Si vuelves, llamaré a seguridad. Si te acercas de nuevo a ella, no tendré consideración. Esta es la última vez que le levantas la voz a mi mujer.
Le soltó y abrió la puerta esperando a que saliese.
Lo haria. Por ahora.