Capitulo 01

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La oscuridad amenazaba con engullirla.
No quería dejarse ir. Aquello no era culpa suya. Tenía que luchar, pero estaba tan agotada...
Solo cerraría los ojos unos momentos. Solo...
Y su corazón dejó de latir.

Bruce

DIEZ DIAS DESPUÉS

El doctor Bruce Shepard recorría el pasillo del hospital del área de urgencias mientras revisaba el historial de su nuevo paciente.
Acababan de entregárselo. Recién llegado de sus vacaciones.
Fijó su atención en la hora de llegada, los médicos que la habían atendido, y tropezó sin querer con el nombre de la mujer. Samantha Lewis.
Su polla endureció de golpe al pensar en ella.
Samantha Lewis era la mejor amiga de su hermana. Y su obsesión desde que la conoció seis años atrás.
Prestó atención de nuevo al historial.
Múltiples heridas de arma blanca, contusiones en cráneo, brazos y torso. Parada cardiaca en quirófano. Había estado muerta dos minutos. Estaba en coma.
¡Joder!
Aceleró el paso.
¿Dónde estás pequeña?
La encontró en la tercera habitación y se le encogió el corazón.
Se acercó a la cama. Necesitaba tocarla. Ver con sus propios ojos que respiraba, que estaba viva.
Apretó con fuerza los puños al ver los hematomas en su pálida piel. Su cuerpo inmóvil rodeado de máquinas que respiraban por ella.
¿Qué hijo de puta le había hecho aquello?
Reza para que no te encuentre cabrón.
Se inclinó hacia ella. Jamás la había visto tan vulnerable, y aun así seguía deseándola. Con fuerza. Nunca nadie le había puesto tan duro. Necesitaba estar en su interior y extinguir aquel fuego que parecía consumirle cada vez que pensaba en ella. Claro que era peor cuando estaban en la misma habitación. Sobre todo cuando ella le provocaba.
Intentó centrar sus pensamientos hacia otro lado. Tenía que avisar a su hermana.
Samantha no tenía familia. Bueno, no podía contar con ellos, de modo que era como si no la tuviese.
Cogió su teléfono del bolsillo y la miró una última vez antes de salir para hacer la llamada.

Sam

Nunca se había sentido más en paz en toda su vida.
Si aquello era un sueño ojala no despertase jamás.
Sin embargo esa idea pronto quedó olvidada. Pasó de estar paseando por un campo enorme a intentar no hundirse en la tierra.
El suelo comenzó a temblar y luego se abrió un agujero enorme en él, tragándosela.
Cuando creyó no soportarlo más. Cuando se vio incapaz de seguir sujetándose, una mano la cogió de la muñeca, tirando hacia arriba.
Con una rápida inhalación, Samantha recuperó la consciencia.

Bruce

-¿Bruce? ¿No estás trabajando?
-Si. Te llamo desde el hospital.
-¿Va todo bien? ¿No se te ocurrirá cancelar lo de esta noche, verdad?
-No es por eso.
-¿Entonces qué pasa?
-Se trata de Sam. Alguien la apuñaló varias veces. Lleva ingresada casi dos semanas.
-Oh, Dios mío. ¿Cómo no nos llamaron?
-No lo sé Arin. Según el informe no encontraron ningún contacto en caso de emergencia. Estuvo muerta unos minutos, pero consiguieron reanimarla. Tuvieron que inducirle un coma.
-Voy para allá.
-Quédate en casa Arin. No vas a poder verla todavía.
-Mierda Bruce, Sam es como una hermana para nosotros.
Definitivamente no para él. Sam era algo pendiente. Era imposible verla de otro modo y lo había intentado. Simplemente no podía olvidar lo que sentía por ella.
Estaba incluso manteniendo una relación sexual con una de las enfermeras, pero aun así no era suficiente. No se saciaba. Deseaba a Samantha.
-Te avisaré si despierta.
-Solo nos marchamos quince días Bruce.- sabía que su hermana se sentía culpable. Maldición, él también.
-Lo sé. Nos vemos esta noche.
-De acuerdo.-y colgó.
Un segundo después, un grito desde el interior de la habitación de Samantha le heló la sangre.
Obligó a sus piernas a obedecer y entró en la habitación de golpe.
La encontró despierta y llorando.
Se apresuró a colocarse a su lado y a quitarle los tubos que la rodeaban, esperando a que respirase por sí misma.
-Nena mírame. Abre los ojos Samantha.
Ella obedeció. Abrió lentamente los ojos aun anegados por las lágrimas.
Estoy perdido.
-Doctor...- el nudo que tenía en el pecho de deshizo al oírla llamarle como solía hacerlo. Por algún motivo ella nunca le llamaba por su nombre desde que había conseguido el doctorado, pero no le importaba. Ahora menos que nunca.- ¿Qué ha pasado?
-Te atacaron. Casi te pierdo.- para ninguno de los dos pasó desapercibido la importancia de lo que acababa de decir, pero Bruce no quería pensar en ello. No podía permitirse hacerlo.
Le acarició el pelo, la cara, las manos, asegurándose de que estaba viva.
-Me duele mucho.
-Debe estar pasando el efecto de la anestesia. Avisaré para que te traigan algo. Ahora vendrán para comprobar cómo estás. Sé buena.
-Lo soy.
Cuando vio que él se disponía a marcharse, le detuvo.
-No me dejes doctor. Quédate conmigo.
Si ya era reacio a irse, aquello le dio la excusa perfecta. Pulsó el botón del timbre para llamar a una enfermera y luego se sentó a su lado en la cama y comprobó que todo estuviese bien.
-Quédate tranquila. Yo te cuido.
-No quiero volver a soñar...
-Shh...estoy aquí pequeña. No te pasará nada. Confía en mi.
-Odio cuando te pones mandón.
-Lo sé, pero obedéceme por una vez.
Ella cerró los ojos y sonrió. Esa sonrisa le puso aún más duro.
Joder, tengo que alejarme.
-Gracias.-fue apenas un susurro antes de relajarse.
Bruce tenía que irse de allí. Ya mismo.
Esperó a que llegase la enfermera para levantarse y salir. La enfermera se ocuparía de ella por el momento, pero él no podía volver. Por lo menos no todavía.

Segundas oportunidades (Serie Love 03) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora