Capítulo 7 - ¿Quería verlo?

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¿Quería verlo?


No sabemos lo fuerte que somos hasta que nos toca sufrir.

No sabemos cuánto podemos soportar hasta que el dolor llega sin avisar.

No sabemos lo que podemos ganar hasta que nos atrevemos a luchar.


Al ver salir por esa puerta una diminuta criatura de unos 5 años, cabello rizado —como el papá— tez blanca —como yo— una chiquilla hermosa simplemente perfecta, tomó los rasgos de ambos padres es una niña muy inteligente desde antes de nacer y aunque de mí sólo haya tomado el color de piel no me molesta ella luce exageradamente bella; al instante que la vi mi corazón saltó de emoción, la reconocí, era ella, mi pequeña Jessy. Mi instinto me lo dijo y sé que no me estoy equivocando.

Jamás imaginé que la primera vez que la vería estaría tan grande, hermosa y encantadora. Mis lágrimas empiezan a rodar pero ésta vez son lágrimas de alegría y con justa razón.

¡Allí está mi pequeña!

He soñado con éste momento desde que la escuché llorar en aquella habitación de hospital y hoy está aquí frente a mis ojos, no lo puedo creer, no puedo creer que está pasando.

Es lo más maravilloso que he visto desde que llegué aquí. Mi emoción traspasa límites, no puedo contenerme, no puedo expresar el sentimiento que en este instante me embarga, es algo infinito... Inexplicable. ¡Oh Dios, Jessy, mi pequeña, por fin te conozco!

¡No sabes cuánto te amo, te amo, te amo!

Si hay algo que supera el hecho de saber que serás madre es el hecho de ver por fin a tu bebé.

Cuando Voz de Ángel dijo que mi hija ya no se llamaba Jessy los peores pensamientos rondaron por mi cabeza, inclusive llegué a pensar que ella est...

Alejo inmediatamente esos malos pensamientos porque ella está viva, está aquí, la estoy viendo, la estoy sintiendo. Es real. Definitivamente estoy en un momento feliz.

Ahora sí quisiera traspasar éste bendito espejo para poder abrazarla y decirle que la amo con todo mi corazón y que soy capaz de dar todo por ella si al final podemos ser una familia feliz, la familia que merecemos. Mamá, papá y Jessy. Vale la pena luchar por eso vale la pena luchar por lo que amamos.

Desde que llegué aquí no he sabido nada de Danny y aunque no puedo sacarlo de mi mente han ocurrido tantas cosas que no he sido capaz de enfocarme mucho en él, mi pensamiento principal lo ocupaba mi hija y hoy ella está aquí me siento tan feliz.

Dos meses antes de dar a luz Danny tuvo que salir de viaje a otra ciudad en un proyecto de seis meses para la empresa en la cual laboraba en ese entonces, él no quería dejarnos solas pero le dije que no se preocupara que mamá estaría para apoyarme en todo lo que necesitara que se fuera sin ningún problema, todo saldría bien al menos eso es lo que pensaba. Ahora sólo me falta verlo a él y me debe dos grandes abrazos.

Escucho a la mujer que sigue gritando:

— Y esos calcetines niña, ¿que no ves que están sucios? Ya estás grande y no puedes hacer nada para todo necesitas madrina.

Estoy sufriendo tanto al ver las imágenes proyectadas a través del espejo; de quien yo sentía prácticamente lástima pensando que era una sirvienta y que suponía era una criada a la cual mandaban y gritaban de una manera horrible, en mis adentros imaginé que se trataba de una señora con unos cincuenta años de edad que aguantaba aquella espantosa mujer porque quizás debía mantener a su familia o cuidar a sus nietos, pude crear varios escenarios en mente pero jamás cruzó por mi cabeza que se trataría de ella.

Es ahí cuando me rompe el corazón, me lo destroza.

La rabia crece por mis venas ¿Quién se cree esta bruja —no puedo llamarle de otra forma— diciéndole eso a una niña? Lo peor es que no es cualquier niña, es mi niña.

¿Cómo llegó mi pequeña a manos de éste monstruo? —se merece este insulto y más de ser posible aún no logro entender por qué la llama Marisol si ella es Jessy, mi Jessy, ésta mujer está loca.

Duele mi pecho verla aguantar todos esos gritos ella no merece soportar todas las cosas de esa mujer, ella debería estar conmigo o con Danny que de verdad la amamos; mi pequeña nos necesita... nos necesitamos. Sabía que ella estaba sufriendo lo sentía, ahora lo compruebo y me duele a mí también.

¿Dónde carajos te metiste Danny que dejaste a nuestra niña caer en manos en una mujer tan insensible y loca?

Sigo viendo las imágenes más horrendas que una madre desea ver porque ¿A qué madre le gusta ver que traten mal a sus hijos? A nadie, a ninguna.

Ella tiene miedo noto que tiembla cuando la loca le grita y sigue alzando la voz que me dan ganas de golpear el espejo pero me contengo y con rabia en mis venas continúo visualizando las terribles imágenes.

El enojo sigue incrementando, es inevitable.

Y por primera vez escucho la voz de mi pequeña:

— Lo siento mamita. —Dice ella conteniendo sus pequeños sollozos.

¿Mami? ¿Qué está pasando? ¿Por qué le dice mami?

Yo soy su madre, la cargué nueve meses en mi vientre. Estoy consciente que no la he criado pero no es porque la haya abandonado, no sé cómo pero cuando abrí mis ojos aparecí aquí. No es mi culpa que ella esté sufriendo, no, no es mi culpa, repito para creérmelo pero no puedo. Es mi culpa yo no debería estar aquí debería estar con ella amándola y dándole la vida que toda niña debe tener. Con juguetes, familia y principalmente amor. Ese amor del que carece.

Esa mujer desequilibrada no merece tener una niña encantadora como mi pequeña. No, no la merece.

— Ni se te ocurra llorar —dice la mujer— ya estás vieja, compórtate.

La que se tiene que comportar eres tú mujer asquerosa —grito. Ésta mujer me ha hecho decir muchos insultos en un rato que todos los que dije en toda mi vida.

— Por favor no me vayas a castigar mamita Luisa, por favor. —suplica Jessy y quiero llorar por su sincera petición me da a entender que es castigada constantemente. La bruja esa tiene nombre: Luisa.

¡Cuánto daría por ir donde Jessy, consolarla y decirle que todo saldrá bien, como me encantaría eso! Y no puedo hacer más que elevar mis plegarias por ella si yo no puedo hacer nada por lo menos que mi familia la encuentre. No entiendo cómo fue a dar allí si mamá con papá y Danny pueden hacerse cargo de ella. No lo comprendo.

Las imágenes siguen avanzando y por lo que veo ya están listas para salir porque la Luisa, la loca, la bruja, dejó de gritar —por fin— al parecer van de viaje.

Cuando están dispuestas para marcharse aparece lo que creo es el esposo de ella.

Esto no puede estar pasando. Esto no me puede estar ocurriendo a mí.

Es él.

Mi novio. Danny.

Esto debe ser un error él no permitiría que alguien trate así a nuestra pequeña. Me niego a creerlo. No puede ser él, es alguien parecido.

Entonces Luisa lo mira le da una sonrisa radiante y empieza a conversar con él.

— ¿Nos vamos Danny?

— Claro que sí, vámonos mi amor —y la besó.

Mis dudas se fueron. Es él.

¿Quería verlo? Allí está.

Voz de Ángel tenía razón no estaba preparada para esto.



Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora