Capítulo 29 - Advertencias

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Advertencias



Me resta como máximo un mes para finalizar mi primera personificación, traía un claro objetivo y al pasar los días me di cuenta que no era de los que lograría: Ver a Jessy.

He estado cumpliendo con las condiciones que me fueron impuestas, no he dicho mi verdadero nombre, no me parezco en nada a mi verdadero aspecto, ni siquiera he hecho mención de ello. Estoy concluyendo mis asuntos pendientes pues mamá cada vez está más feliz y espero que pueda transmitirle esa alegría a papá que pasa demasiado ocupado y no se deja ver.

Antes, me aterraba visitar este lugar y ahora he tomado por costumbre hacerlo. Si ésta es la manera en la que podemos estar juntas en la tierra, no seré yo la que lo impida.

Me encuentro de nuevo frente a su tumba.

Son varios los minutos que transcurren enfocándome sólo en su nombre. Dejo de hacerlo cuando considero que estoy lista para pronunciar las palabras correctas, las palabras que ella merece.

Me arrodillo y deslizo mi mano por cada letra escrita en la lápida.

» Hola pequeña, hoy un cumples un nuevo mes de tu partida. No alcancé a decirte en vida ni de mis propios labios que te amé y que te amo. Sabes, lamento mucho ese accidente pero de ninguna manera me arrepiento haberte protegido porque gracias a eso tú viviste y le diste fuerza a Danny y a mis padres cuando más la necesitaban. No tienes idea de lo que me ha costado aceptar que estás muerta, debo confesar que todavía no lo concibo por completo, al igual que mi madre se me hace difícil dejarte ir pues pienso que tu vida fue muy corta, aunque si es así, qué más da que hayan sido pocos días, la alegría que tú nos regalaste nadie ni con cien años habría podido darla. Tal vez no fue una vida larga, pero fuiste alguien que marcó las nuestras para siempre. Espero que sepas que te amo y habría dado mi vida entera por ti sin pensarlo dos veces. Te amaré por la eternidad Jessy, me gustaría creer que un día en tu tierna inocencia me hayas considerado tu madre y sé que donde te encuentras sabes muy bien que lo soy. Vendré a visitarte cada vez que pueda pero me he dado cuenta que tú no estás en este sitio, tú desde el cielo nos cuidas, nos proteges y nos envías fuerzas para afrontar la vida, no sólo estás allá arriba, formas parte de todo lo que veo, cuando siento la brisa fresca pienso en ti, cuando veo las delicadas flores vienes a mi mente, cada cosa que observo me lleva hacia ti, porque para mí tú nunca morirás, siempre estarás donde yo esté, mientras tu recuerdo esté en mí seguirás viviendo. Si me permiten regresar de nuevo a la vida, viviré la tuya y la mía. Seré feliz por ambas. Esto mi pequeña, no es una despedida, es un hasta que nos encontremos, si no es en esta vida, será en la otra pero lo haremos.

Doy un largo suspiro antes de levantarme, seco mis lágrimas, quito el polvo de mis rodillas y me dirijo a la salida del cementerio, no lo hago sin antes dar una última mirada donde se encuentra el cuerpo de Jessy.

Veo hacia todos lados porque de nuevo presiento que soy observada, es como si por alguna razón me están siguiendo y no pierden de vista ninguno de mis movimientos.

Agilizo el paso y busco el portón lo más rápido que mis pies lo permiten. Puedo oír ruidos detrás de mí pero no me atrevo a girar, en lugar de ello comienzo a correr hasta que logro salir del lugar.

Una vez fuera, tomo profundas respiraciones porque el aire se me agotó, me escondo en la floristería de don Fernando en espera de ver a alguien salir del cementerio. Después de veinte minutos de estar vigilando sin visualizar a nadie, me doy por vencida y me calmo suponiendo que todo ha sido alucinación mía.

Emprendo mi camino hacia el hogar de doña Martha para cambiarme y comenzar mi turno de trabajo. Mañana visitaré a mamá en el hospital y el domingo visitaré a Lucy pues antes de irme necesito saber qué es lo que ella escuchó en la oficina del director.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora