— ¿Duele? —pregunto y ella no responde, se limita a mirarme.
Le hago el aseo necesario y la conduzco de regreso a la habitación. Busco con rapidez un botiquín de primeros auxilios, saco una pomada para golpes y con suavidad la paso por su espalda, sé que le duele, pero no llora.
Mis lágrimas caen mientras cepillo su cabello y con toda la paciencia del mundo, hago una trenza a cada lado.
No quiero dejarla sola. Nunca más.
Escucho el grito de Sonia apresurándome por la hora, seco mis mejillas y espero unos minutos para que no se note que he llorado. Tomo a Marisol en mis brazos y la llevo cargando con cuidado hacia el primer nivel de la casa.
Otra de las empleadas es la encargada de ir a dejarla y vuelvo desconsolada e irritada a mis labores pendientes.
No pueden decirme que ella no está sufriendo, Danny y Luisa parecen ser de esas personas que viven de apariencias, dan la impresión de tenerlo todo y descuidan lo que es importante en su afán por parecer felices.
Con urgencia debo sacar a Marisol de aquí.
***
Por los siguientes días me dedico a observar el comportamiento de la "pareja perfecta". Antes de irse al trabajo y aun cuando regresan ellos tratan a Marisol de maravilla, se ve que los tres disfrutan esos momentos. Ríen, juegan, cantan y bailan hasta el cansancio. No puedo percibir maldad o que sus acciones sean fingidas.
Debo estar ignorando algo, tienen que estar sucediendo cosas extrañas que no logro captar, de lo contrario, mi pequeña no poseería esas marcas.
Veo a una de las empleadas llegar con Marisol más temprano que de costumbre. Se dirige a su cuarto y un instante después baja con una muñeca en sus brazos y sale al patio de la casa.
Aprovecho mi momento de descanso y solicito a la nana permiso para estar con la niña.
Me acomodo en una de las sillas del columpio y me balanceo despacio. Desde aquí la veo correr y dar vueltas con su muñeca.
Su rostro ahora luce rojizo por causa del sol que ha dado en su cara, parece una cerecita.
— Quiero sentarme ahí —dice agotada, la alzo y con esmero la coloco en el sentadero del columpio.
Me ubico detrás y empiezo a mecerla suavemente mientras sus manos se afianzan a las tiras del lado. Incremento poco a poco la velocidad y su risa no se hace esperar. Ríe a carcajadas como si no hubiera mañana y comienza a gritar.
— Estoy volando. ¡Puedo volar! ¡Mira Melissa, soy una mariposa!
— Sí, preciosa; la más bella mariposa.
Observo que cierra los ojos y está disfrutando mucho que el aire dé en su rostro colorado, disminuyo la velocidad para abrazarla y luego darle un pequeño beso en la mejilla, sin embargo, Sonia interrumpe el momento mágico porque debo continuar con las actividades de la agenda diaria.
La cargo y la deposito en el suelo antes de regresar a mis labores.
— Gracias Melissa —escucho su voz y giro hacia ella.
— ¿Por qué, pequeña?
— Por jugar conmigo.
Es lo que expresa y le devuelvo una sonrisa llena de ternura y alegría.
***
Algunas marcas han desaparecido de su cuerpo pero como si se tratase de una plaga se reproducen y ahora hay nuevas. Termino de vestirla y observo sus ojos cerrados y sus dientes apretados que talvez se deba al dolor provocado por sus golpes.
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Una indestructible mujer
Mystery / ThrillerNo es una historia de romance; es una historia de misterio, suspenso y amor. ❤ Todos los derechos reservados. No intente nada ilegal. Porque algo legal le puede pasar. Registrada en www.safecreative.org