Epílogo

55 10 2
                                    


¿Cómo iba a imaginar que la vida cambiaría en cuestión de segundos y me alejaría de las metas que tenía planeado para mi futuro?

Sin embargo, así fue, cambió.

Y yo... simplemente no estaba preparada para eso.

Cambió completamente por ese accidente y aunque admito que soy una afortunada y que estoy agradecida por la oportunidad de regresar de nuevo y disfrutar de mi familia, no puedo evitar pensar en lo que habría pasado si no hubiera sido así.

Hubiera muerto sin decirles nunca: mamá y papá, los amo.

Estuviera casada con un hombre, que al final, me di cuenta era el complemento de otra persona.

Y algo aun peor; habría muerto... sin vivir.

Luego de haberme dado de alta en el hospital, he estado reflexionando y enfocándome en cosas que de verdad vale la pena pensar y hacer.

Cada segundo que paso con mi familia por pequeño que parezca, lo disfruto, lo disfruto tanto que en algún momento me dirán que los estoy acosando.

He aprendido que a veces no hay más oportunidades, el momento para hacer lo que queremos, lo que nos hace feliz, es hoy. Simplemente hoy. Es posible que el calendario siga transcurriendo su curso como normalmente lo hace, pero quién sabe si ese día que marca puede ser el último de nuestra vida. Estoy viviendo de tal forma, que estoy segura que no me arrepentiré de disfrutar la vida como lo hago.

Estoy amando, deleitándome y gozando cada minuto de mi día.

En verdad, puedo decir que hoy sí, estoy viviendo.

Ha sido una experiencia que a decir verdad, no fue tan sencilla como quizá parezca, pero estoy tan feliz de que por fin puedo estar con mi pequeña. 

Al principio fue difícil para ella comprender lo que estaba pasando y porque tampoco quería dejar a Luisa sola; pero ahora está contenta porque dice que ella es una niña dichosa por tener dos mamás, asegura que obtendrá más cariño y claro está, más regalos.

Danny y Luisa, siempre nos visitan los domingos y a veces se llevan a mi niña de paseo; me agrada que seamos amigos, ellos en verdad la aman.

Después de lo ocurrido, Luisa insistió que le colocáramos el nombre que yo siempre había deseado, es por eso que mi pequeña ahora se llama Jessy Marisol.

Normalmente no ando por la vida contando mi experiencia sobre lo que viví estando hospitalizada, algunos pueden creerme y otros quizá no; el problema es que si no lo hacen me molestaré por dudar de lo que digo, es por ello que casi nadie sabe acerca de ese lugar en el que estuve por un tiempo de forma diferente.

Talvez nunca lo llegue a mencionar porque me considerarían alguien que sólo quiere llamar la atención, pero yo sé lo que vi y lo que viví. Y no, no fue un sueño, fue algo completamente real.

En fe de esto, sin saber mi padre lo que ocurrió, me contó sobre las advertencias que fue obligado a llevar por mandato de Sonia y el director Harman a casa de doña Martha para que yo (cuando era Leslie) dejara en paz a toda la familia. Dijo que con temor trataba de dejarle pistas a la mujer que trabajaba en la cafetería y que a pesar de no saber por qué estaba investigando a su nieta y a su hija, hasta el momento era la única salida que miraba para ayudar a que se conociera la verdad sobre Jessy.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora