Capítulo 37 - Magia

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Llegamos a la cafetería de doña Martha y le entregamos la otra carta que había escrito con anterioridad. Me da gusto saber que la carga que ella sentía está desapareciendo debido a las palabras que ahí he escrito y que ella misma le está dando lectura.

La veo cristalizar sus ojos que emiten un brillo de emoción junto a una alegría casi palpable, está claro que ella no quería que me encerraran en ningún centro mucho menos si hubiera conocido la intención real del oficial Martínez: matarme.

Expresé en la carta mi eterno agradecimiento por su apoyo y aseguré que todo marchaba bien, que dejara de preocuparse y que por ningún motivo se culpara. Con lágrimas nos envolvió a ambas en un gigante abrazo y nos invitó a comer, oferta que no nos atrevimos a rechazar, en realidad, rechazarla no era una opción.

Disfrutamos la deliciosa comida que nos ofreció, nos llenó tanto el plato que Lucy sentía que iba a explotar, sin embargo, doña le exigió comerla toda.

— Karma, Lucy, el karma existe —digo riendo mientras veo sus gestos que indican que ya quiere vomitar de tanto comer—, Leslie me comentó que la obligaste a tomar una olla entera de sopa.

Me mira furiosa y con cara de pocos amigos.

— Cállate cabeza de zanahoria y ayúdame a terminar todo.

Niego con mi cabeza, apenas y logré acabar con la mía.

Transcurre la tarde y esperamos hasta que doña Martha cierre la cafetería para acompañarla hasta su casa y ver de qué modo voy al cuarto de visitas a buscar las tres notas restantes que dejé bajo el colchón de la cama.

Cuando hemos llegado a su hogar nos indica que la esperemos en el mueble de la sala mientras ella se dirige a su apreciable cocina, aprovecho para levantarme en silencio y con pasos veloces avanzo hacia el cuarto que me había prestado doña Martha cuando era Leslie.

Agradezco que no esté con llave, giro el cerrojo con cuidado de no provocar ruido e ingreso a su interior con los nervios carcomiendo mi cuerpo entero.

No enciendo la luz para no llamar la atención, a oscuras y palpando con mis manos, camino hacia la cama; sin embargo, por desgracia tropiezo con la butaca que olvidé que existía y se produce un estruendoso bullicio que seguramente todo el continente ha escuchado.

Espero que Lucy sea capaz de distraer a doña Martha.

Alejo de mi camino la butaca y la aparto lo más lejos que pueda y entonces mi cabeza choca con el ropero que ha sido cambiado de lugar y un nuevo escándalo es producido por causa de mis torpezas.

¡Pero qué discreta Carol, te ganas el premio de la persona más torpe del mundo!

No sirvo para investigadora, menos para detective.

Masajeo mi cabeza varias veces esperando que el dolor provocado por el golpe cese un poco y avanzo nuevamente hacia la cama rogando que no se haya escuchado nada en la sala de la casa.

Dos pasos es todo lo que puedo dar antes de que me resbale por un líquido aceitoso que ha caído en la superficie de la habitación, emito un enorme grito y no me doy cuenta cuando ya estoy en el suelo con otro golpe en la cabeza, con los pies en dirección hacia el techo y para rematar con un olor desagradable.

¡Felicidades Carol!

La luz de la habitación se enciende y veo hacia la puerta.

La risa de Lucy al verme tirada en suelo llega hasta mis oídos y doña Martha detrás de ella también ríe pero un poco apenada por la situación.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora