Capítulo 26 - Abrazos que reconfortan

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Abrazos que reconfortan

Doy suaves toques en la puerta avisándole a mi madre que ya estoy aquí y no parecer una imprudente —aunque la verdad es que ya escuché lo suficiente como para verificar el grado de esperanza que ella mantiene, en mí— casi de inmediato indica que puedo pasar, abro la puerta en silencio y por primera vez conozco el lugar donde mi verdadero yo descansa; observo a mamá detenidamente y me asombra que no veo tristeza en su rostro, lo único que percibo en ella es fe, certeza, confianza y muchísimo amor. El amor más puro que existe y que solamente una madre puede brindar.

Ella confía que mi cuerpo regresará de este estado; es ahora cuando deseo cumplir con todas las condiciones y así poder brindarle esa dicha y alegría que merecen los dos. La Voz del Pasillo prometió que si lo logro, hay una excelente probabilidad que por fin salga del trance en el que he permanecido en los últimos seis años.

Jamás ni nunca podré pagar lo que mis padres han hecho por mí, esas luchas por mantenerme conectada, todas esas noches de desvelo que han soportado, el incansable sufrimiento con el que han tenido que sobrevivir durante éste tiempo; ellos han interpuesto mi existencia sobre la suya, descuidaron sus vidas por la convicción que yo recupere la mía, han dejado su alma, cuerpo y corazón en la fuerte batalla por mi regreso, sin palabras me han demostrado lo que verdaderamente significa amar.

Ellos están haciendo su parte —incluso más— es hora de hacer la mía.

— Gracias por venir Leslie, pensé que se había arrepentido.

— Lamento la tardanza Johanna —la llamo con mis ojos llorosos de alegría—, estoy contenta de estar aquí... con usted.

Trato de controlar mis impulsos porque en estos momentos quiero ir hacia sus brazos y abrazarla, tal como lo hacíamos siempre, aun después de irme con Danny, no dejé de ser su pequeña y las dos disfrutábamos eso.

He estado evitando ver mi cuerpo sin movimiento postrado en cama, de no ser porque escucho el sonido que marca los bips y que representan las mínimas pulsaciones de mi corazón cualquiera diría que estoy sin vida.

Según dicen nadie puede estar en dos lugares al mismo tiempo, mientras tanto aquí me encuentro en un mismo lugar... dos veces.

Mi madre me hace señas concediéndome el permiso para acercarme a su hija, obedezco y avanzo dando pequeños pasos hasta llegar al lugar donde puedo ver mi rostro blanco y pálido, mi cara es el reflejo mismo de alguien que se encuentra en paz, de una persona que no sufre y que no tiene preocupaciones.

Observo mi cabello oscuro y ondulado caer sobre mis hombros, noto que mi mano aún conserva el anillo que Danny me dio cuando me propuso matrimonio; nuestros planes era casarnos después que Jessy naciera, sólo esperaríamos el nuevo miembro de la familia para gozar ese hermoso momento juntos.

— ¿Ella está casada? —Es lo primero que pregunto terminando el silencio que había en la habitación.

— Nunca lo ha estado. —Dice mi madre sin vacilar y aunque ella no lo sabe estruja mi corazón.

— Oh.

— Eran muy jóvenes para vivir juntos, se los dije, siempre he sido una madre protectora quería que esperaran un poco más pero debo reconocer que en verdad se amaban, desde chiquillos hacían todo entre los dos, creo que solo para ir al baño se separaban por lo menos cuando ella todavía vivía conmigo, cuando se fue con él ni me pregunte. —Termina riendo, no conocía éste lado cómico de mi madre por lo que no puedo evitar que una carcajada salga de mí; si ella me lo preguntara tampoco respondería eso.

— ¡No iba a preguntarlo! —Señalo sin dejar de reír— Disculpe ser imprudente Johanna ¿qué pasó con el muchacho? —Indago sin ocultar la curiosidad.

— El merecía seguir con su vida, espero lo haya logrado; después del accidente de Carolina, mi hija, se encontraba destrozado y no podía creer lo que sucedía, guardó la fe por varios días pero cuando la niña se fue no pudo más, no lo soportó; la última vez que lo vi fue en el entierro de mi nieta y luego como un fantasma desapareció. El día que usted y yo nos conocimos en el cementerio, Jessy, mi nieta, estaba cumpliendo seis años de habernos dejado y no se imagina cómo duele todavía, no puedo dejar de sentirme culpable.

No mamá tú no tienes nada que ver con lo que sucedió.

Me acerco a ella, tomo tiernamente sus dos manos parece confundida al principio pero sé que la conexión madre e hija está más que presente en nuestro pequeño toque.

— Escúcheme bien Johanna, no quiero que vuelva a decir esas palabras, tengo poco tiempo de conocerla —declaro respetando mi personificación actual— pero debo admitir que cualquiera en su lugar ya se hubiera rendido, no puedo ni siquiera pensar por lo que ha pasado durante estos seis años, veo en usted una mujer fuerte que es capaz de darlo todo por su hija, por recuperarla, por hacer que vuelva, puedo notar que su fe es inquebrantable. No puede ni debe seguir sintiéndose culpable por lo sucedido, no alimente más su mente con eso, no le entregue la potestad de creer que lo que hace por amor se vea como obligación; para Lucy usted es una mujer luchadora que se ha ganado su respeto y admiración, su esposo la debe adorar por ser una mujer entregada a su familia, puedo asegurar que su hija está orgullosa de usted y en algún lugar ella ha de estar escuchando y viendo lo que ha hecho y está haciendo por ella, si ella estuviera aquí sufriría al darse cuenta que usted se siente culpable, sé que ella la ama y usted a ella, eso es indudable. Permítame decirle que es usted una mujer llena de virtudes y capacidades indiscutibles, las cuales ha demostrado con el cuidado constante de su hija. Todos cometemos errores, sin excepciones, pero algunas cosas que suceden no son nuestra culpa, son situaciones que la vida nos pone como prueba para demostrarnos lo fuerte que somos, para que conozcamos lo valiente y capaz que podemos llegar a ser si atravesamos el túnel de la oscuridad; si todo lo que ha pasado es un examen, créame que usted ha sido la mejor —con mis vista conteniendo las lágrimas veo directamente sus ojos que también se encuentran vidriosos—. Ellos la aman y ven su fortaleza, ahora, es tiempo que por su propia cuenta empiece amarse, cuidarse y disfrutar su vida; aunque usted quiera que ella regrese no puede hacer nada más que elevar súplicas, estar pendiente de ella y eso ya lo hace de sobra. Cuando Carolina regrese ya que también creo que lo hará, le daría gozo verla feliz y llena de salud por eso debe tomar los medicamentos que le han recetado, dígame, ¿de qué serviría tanto sacrificio para que ella retorne a la vida si cuando lo haga usted no estará? Es usted una excelente persona que no merece seguir sufriendo por una culpa que jamás existió. Míreme Johanna, para mí, sería un enorme privilegio tenerla como madre.

Sin poder evitarlo extiendo mis brazos y le doy un enorme abrazo, el cual corresponde al instante, no puedo contener mis lágrimas y comienzo a llorar sobre su hombro donde también puedo escuchar los sollozos pertenecientes a ella. Necesitaba desde hace mucho compartir este momento, es algo que he estado deseando desde que llegué, saber que seguimos juntas en este proceso, que estamos sosteniéndonos entre las dos, que lo venga lo superaremos a como dé lugar.

Demostraremos que nuestro amor es más fuerte que cualquier situación.



¡Holaaaaa!

¿Qué les pareció?

¡Ha sido un hermoso momento! *_*

¡Nos leemos pronto!

Pd: ¿Qué piensan de Danny? :(

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora