Capítulo 15 - Nuevos rostros

142 10 3
                                    

Nuevos rostros

Ojalá se pudiera arrancar el sufrimiento de alguien con sólo desearlo.

Me encuentro de nuevo en mi habitación, he conocido otras personas y eso hace que esté muy alegre, los tres me agradaron de inmediato.

Brenda es el tipo de mujer que uno admira porque quiere cuidar y proteger a todos los que la rodean y realmente es sorprendente cómo cuenta su historia, sin ningún tipo de remordimiento, sufrimiento o cualquier sentimiento desagradable, ella a pesar de todo se ve feliz.

Miriam, aunque no conozco su historia, puedo intuir que está sufriendo, es una jovencita hermosa, piel pálida, que cualquiera habría jurado que viviría muchos años, no sé exactamente cuál es su misión por cumplir o qué es lo que debe hacer, desconozco su estado actual, si está agonizando, si está en estado crítico, o si está en coma igual que yo, no sé nada de ella; pero la veo como una hermanita, una que no deseo ver sufrir. ¡Ojalá pudiera arrancar el sufrimiento de alguien con sólo desearlo!

Y queda Marco.

Es un chico divertido que trata de hacer que nuestra instancia en este lugar no sea tan aburrida y creo que está decidido a hacer que nos olvidemos un poco de nuestros sufrimientos y disfrutar el momento. Es una agradable persona, de esas que no cuesta nada agradarnos.

Disfruté muchísimo su compañía durante ese largo rato que pareció un instante; así fue como me enteré que la gata de Brenda se llama Mey, muy bonito nombre, no se me habría ocurrido, dijo que la extrañaba, era como su amiga incondicional.

Es un poco triste que como humanos busquemos animales para ser nuestros amigos, quizás se deba a que ellos nunca nos van a fallar, o tal vez porque no queremos discutir y está claro que ellos no pueden hacerlo. ¿Tan malos somos? Aunque en el caso de Mey, como mencionó Brenda, es porque no le importa lo que haga o deje de hacer, es una gatita que solo es cariñosa cuando tiene hambre la condenada, aun así ella la ama.

Sus eternos amores son Mey y la persona con la que tenía algo pendiente, lo cual ya logró; quizás ese es el motivo por el que la veo tan feliz. Su misión fue concluida con éxito. Espero correr con la misma suerte.

Mientras sigo recordando sobre lo conversado con esas tres increíbles personas y aunque no estoy cansada, me recuesto en la cama en espera de nuevas órdenes, como dijo el enojón; confío en que no tarden mucho ya que cada segundo cuenta.

Me permito cerrar los ojos, escucho solamente el sonido de mi respiración y algunas veces las constantes palpitaciones de mi corazón, todo parece un sueño, uno en el que estoy en un mundo donde sólo yo existo, un universo en el que nadie puede entrar y que sólo yo puedo ver.

Me hubiera sentido especial de no ser porque siento su presencia. Ha regresado.

— Hola Carolina.

Lo necesité y él no estuvo. ¿Ahora para qué viene? No abro los ojos. No le respondo. Me quedo inmóvil.

— ¡Vamos, no te enojes! —Dice suavemente, con su hermosa voz de ángel No podía decirte que hacer. Esas eran decisiones que sólo tú debías tomar. Nadie más.

Continúo sin contestarle.

— Hey, mírame, háblame, es más, te permito que me preguntes.

Cómo lo voy a ver si prácticamente es un fantasma pero al menos ahora puedo preguntar lo que quiera. El muy desgraciado sabe convencerme.

— Déjame, estoy dormida. —Los dos sabemos que miento, ríe.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora