Capítulo 34 - Confío en ti

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A excepción de la primera vez que estuve en este lugar, no está el banco en el centro de la habitación, me quedo de pie esperando que alguien se digne a presentarse.

— Así que elegiste terminar tu primera personificación. ¿Continúas con la siguiente o te rindes aquí? Puedes hacerlo. Ya descubriste varios detalles y entre ellos, lo de Jessy; por lo tanto, está en tus manos si quieres regresar a la tierra y continuar con esta oportunidad que te hemos ofrecido.

Que la sugerencia expuesta por la Voz del Pasillo sean las palabras con las que me reciben en este lugar hace que mi paciencia se quiebre y no soy capaz de contener mis palabras y exclamo con las fuerzas que nuevamente poseo.

— ¡Son unos mentirosos! —Grito— Sólo me mostraron las cosas que querían que viera para que pensara de la manera en la que les beneficiaba. Manipularon mi cerebro para creer lo que ustedes esperaban que creyera y desgraciadamente, debo admitirlo, fui una tonta y caí en su juego.

— Y según tú, ¿en qué te mentimos?

Río de manera sarcástica.

— ¡Hipócritas! Me hicieron creer que Marisol era Jessy. No fueron capaces de decirme la verdad sobre ella.

— En primer lugar Carolina, jamás te dijimos que ella era Jessy, tú lo supusiste. Es tu problema. ¿Algo más?

— ¿Esto es un experimento?

— Si así fuera, habríamos elegido a alguien que se queje menos, ¿no crees? El tiempo corre, ¿quieres seguir perdiéndolo con preguntas innecesarias?

— Sí algo más —suspiro y tomo una boconada de aire antes de decirlo por primera vez en voz alta—. ¿Por qué rayos no me dijeron que fueron dos niñas las que nacieron y no sólo una?

Realizo la pregunta que no ha salido de mi cabeza desde que Lucy me dijo esas tres palabras.

Tres palabras, una frase y por ende, una razón que cambió mi forma de ver las cosas y de intuir un poco más acerca de lo que sucedió esa noche.

— No podemos decirte todo Carolina. Sólo te damos una idea de lo que ocurre allá pero no vamos a pescar el animal, lavarlo, freírlo y luego servirlo en un plato para que sólo lo comas. Entonces, ¿qué sentido tendría que fueras a la tierra? Avanza, el tiempo avanza —murmura cantando y sé que tiene razón.

Debo irme cuanto antes a la segunda personificación y averiguar sobre mi otra pequeña. Sé quién puede ser, desde el principio he sentido esa conexión con ella y ahora comprendo la razón. Debo averiguar por qué mamá no sabe que ella también es su nieta y por qué ni Danny ni siquiera el doctor que le dio la noticia le dijo algo sobre ella. Necesito conseguir las pruebas que me amparen que esa niña es mía y alejarla de esa casa porque prefiero mil veces que esté con mi madre y no con ellos.

— Por lo que observo, estás dispuesta a regresar. Bien, ya sabes qué hacer.

Salgo del lugar y sin distraerme me dirijo con paso rápido a mi antigua habitación.

Todo está tal como la última vez que estuve aquí. Me siento en casa.

Veo que el espejo empieza a proyectar una nueva imagen y aunque no debería confiar mucho en lo que refleja no puedo evitar ver lo que se muestra.

Estamos en la prisión.

El Oficial Martínez camina de un lado a otro en el interior de la celda en la que estuve hace unos momentos. Deambula con su teléfono pegado en la oreja y las expresiones de su rostro me hacen saber que no está agradado con la idea de no encontrarme donde se supone que debería estar.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora