Capítulo 31 - Animales

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Animales: Seres con más humanidad que los humanos


Soy bien recibida en el cuarto que Lucy alquila, es un sitio acogedor y sin muchos adornos, aunque no dudo que ella vive de manera cómoda. Debo admitir que me siento un tanto nerviosa por lo que ella pueda revelarme.

Lucy también se muestra contenta por mi compañía, entre las dos empezamos a preparar la sopa mientras platicamos, todavía no hablamos sobre el asunto que a mí me interesa, conversamos de cosas triviales y a veces sin sentido. La molesto de manera constante sobre su divertido acento, incluso, algunas veces trato de imitarla haciendo voz chillona sólo para fastidiarla.

Dejamos la sopa en la estufa mientras hierve y nos sentamos en la sala a esperar. Lo bueno es que ninguna de las dos tiene problemas para comunicarse, es como una competencia de quién hace más preguntas o quién descubre más cosas de la otra.

El olor que percibimos nos hace saber que la comida está lista para saborear. Como si su deseo es que nunca más vuelva a comer, me ofrece la sopa en un plato tan hondo que casi la olla entera cabe en él.

— Ya le serví, así que sin murmurar —indica antes de que pueda reclamar—, sólo deme unos minutos para atender a mi princesa y regreso con usted.

— ¿Tienes una niña Lucy? —Pregunto con asombro, no lo sabía, ella no me lo había dicho y yo ni siquiera lo había imaginado.

— Dios, no —exclama en una carcajada—. Espéreme un momento y le presento a alguien.

Mientras ella me deja con la curiosidad de conocer a la que considera su princesa, empiezo a soplar la sopa para no repetir el episodio que se dio en casa de mi madre.

A los pocos minutos regresa y comprendo por qué le ha dado ese alias. Viene cargando una hermosa gata blanca y peluda que también posee unos increíbles mechones amarillos, sus atractivos ojos verdes son capaces de exigir con la mirada una reverencia a cualquiera que la contemple y si fuera capaz de cobrar por ello es probable que lo hiciera.

— Le presento a mi princesa.

— Más que una princesa parece una reina, hasta el porte que tiene causa miedo.

— Lo sé —admite—. ¿No es encantadora? —Pregunta para luego acariciar el precioso pelaje del animal.

— En realidad, me da vergüenza decirlo pero no parece encantadora, luce como alguien que me quiere matar. Mira esos ojos —señalo la gata que no aparta su mirada de mí—. Quiere comerme. Adviértele que estoy vieja y no tengo buen sabor.

— Por eso la amo, porque es única. ¿Verdad que sí mi princesa? —Comienza a hablar con la gata en tono infantil— ¿Quién es la más hermosa gata del planeta? ¿Quién es la reina de todo el mundo? Por supuesto que sí, tú lo eres —responde ella misma para luego tomar una de las patas delanteras del animal y la eleva al aire, lo más divertido es que Lucy está emocionada, en cambio la gata sigue con la misma expresión en su rostro—. Tú, sólo tú. No hay nadie que se compare a ti, mi hermosa y preciosa Mey.

La sopa que tenía en la boca sale volando por los aires, me ha dado un ataque de tos producido por lo que acabo de oír. Lucy se levanta para palmear mi espalda y espera que termine de toser, luego me ofrece un vaso de agua que sólo me provoca toser más. Sigo un tanto aturdida y no dejo de observar a Lucy y a la gata.

— ¿Cómo dices que se llama? —Cuestiono aún con mi garganta carrasposa, talvez escuché mal.

— Mey. Lindo nombre, ¿verdad? Se lo escogió mi hermana. Bueno, es que al principio la gata no era mía, pero cuando ella se fue, Mey se quedó conmigo. Es como tener algo de ella siempre presente. No recuerdo si se lo dije, pero mi hermana se llamab...

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora