Capítulo 17 - ¿Casualidades?

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Jamás creí que la vería tan pronto mucho menos esperaba verla aquí. Mi cerebro no termina de procesarlo, todavía estoy pensando si esto en verdad está sucediendo.

Si desde el principio hubiera tenido conocimiento que me la encontraría en este lugar, prefería mil veces aguantar hambre, no entrar a la cafetería y por encima de todo me hubiera negado rotundamente en aceptar el trabajo que amablemente me ofreció doña Martha.

Mis nervios se han alterado. Lo veo y no lo creo. No puedo articular palabras, incluso mis pies se niegan a moverse.

La veo avanzar con alguien más que no logro distinguir muy bien, las luces ya estaban casi apagadas. ¡Ya íbamos a cerrar! Íbamos, por culpa de ellos, ya no.

Se sientan en la mesa libre que había quedado, mis rodillas parecen de mantequilla, no logran sostenerme, afianzo mi mano en el mostrador para no caer, pero no los pierdo de vista.

Ella no debería estar aquí.

Tiene mucha mejor apariencia que cuando la visualicé en el espejo de mi antigua habitación, debo admitirlo, se mira muy bien.

La impresión de sólo verla me ha dejado sin saber qué hacer, doña Martha me está haciendo señas que debo ir a atenderlos pero no puedo moverme.

No es que esté sintiendo miedo, lo único que siento dentro de mí es mucho coraje. ¿Por qué debe ser la primera que vea? ¿Quieren restregarme en la cara que ella se ha quedado con lo que en algún momento era para mí?

La bruja está aquí.

Escucho nuevamente a doña Martha decir mi nombre y que tengo que tomar su orden pero ¡ya! Al ver que no obedezco llega hasta donde me encuentro y me susurra:

— Esa clienta es muy importante, cuando viene a comer deja muy buenas propinas. Doña Leslie, por favor reaccione mujer, no sé qué le pasa pero vaya atienda rápido. Nora está ocupada por eso la envío a usted sino lo hace la clienta no volverá; no creo que quiera que la despida en su primer día. ¿Cierto? Corra, corra, vaya.

¡Rayos! Por culpa de Luisa me van a despedir.

Tomo el menú en las manos, coloco nuevamente la libreta —que ya había guardado—, mi pluma dentro del traje y camino lentamente hasta la mesa donde se encuentran.

No puedo despegar mi mirada de ella, el hombre con el que vino me está dando la espalda, sólo puedo ver a Luisa mientras avanzo. Me desmayaré si es Danny. En realidad, me desmayaré luego de golpearlo, lo merece. ¿Cómo puede estar con ella? ¿Cómo puede estar con alguien que no ama a su hija, nuestra hija?

Me prometió un amor verdadero, pero se le olvidó decirme que tenía fecha de vencimiento. ¿Tan rápido me olvidó?

Los nervios van desapareciendo al imaginar a una señora golpeando a Danny, seguro a Nora le parecería gracioso aunque a doña Martha no y me despediría. Si lo hace, lo habré disfrutado tanto pero tanto que estoy segura que posiblemente por error no golpee a Danny y mi mano por accidente vaya a dar a la mejilla de su actual esposa.

¡Vamos Carol, contrólate! Respira, respira.

— Buenas noches, bienvenidos a la Cafetería el mejor sabor —digo con una enorme pero fingida sonrisa, sin despegar mi vista de ella, no puedo girarme a ver a su acompañante, no estoy lista para ver a Danny sé que aunque él no me reconozca, yo sí puedo hacerlo y verlo me dolerá. Dejo el menú en la mesa. Luisa es muy bonita, seguramente no fue difícil para Danny caer en sus manos—. ¿Desean algo de tomar?

Por primera vez ella se fija en mí, me da una sonrisa arrogante, mostrando su perfecta dentadura y sus muy visibles labios rojos.

— Claro que queremos algo para tomar, crees que de gusto venimos aquí, ¿Que, acaso eres nueva?

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora