Capítulo 25 - Siempre mi pequeña

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Siempre serás mi pequeña

No creo que Lucy merezca que le cause más dolor diciéndole que de una forma u otra pronto me iré. Solamente me resta un poco más de un mes con esta personificación que realmente me ha costado aparentar.

— No pretendo irme por los momentos y si pasa algo debes estar segura que te cuidaré desde donde esté, ni creas que te desharás de mi tan fácil. —Afirmo haciéndola reír.

Ella me da un pequeño abrazo al que torpemente correspondo y me empieza a guiar hacia la habitación donde mi verdadero cuerpo se encuentra.

— Incluso he escuchado —susurra ella mientras camina a mi lado— que el director del hospital ha intentado desconectarla tres veces porque según él ya no va a volver, que ya no pueden hacer nada y están malgastando tiempo y dinero en alguien que de manera involuntaria ya no está.

— ¡Oh Dios! —Llevo mis manos a la boca.

— De no ser por Johanna que sigue creyendo que su hija volverá; hace años la hubieran desconectado.

Amo a mi madre. La amo.

— ¿Cada cuánto habla mi m..., perdón, Johanna con el director?

Mi madre nunca me permitía que la nombrara por su nombre se me hace sumamente difícil hacerlo ahora.

— No, ella no le cae bien al director, no puede ni verla; sólo Andrés tiene permitido ser como el mediador entre los dos y la doctora que está a cargo del caso, así es como han conseguido que ella continúe aquí. El pobre hombre también se mata trabajando, no entiendo cómo le alcanza su salario para pagar todos los gastos que genera tener a su hija conectada. Si hay algo que admiro es que ellos no se han rendido.

También amo a mi padre. Aunque sigo sin entender qué tipo de relación tiene con Luisa.

Seguimos avanzando por los pasillos, ella sigue hablando pero ahora cosas un poco menos interesantes. Veo enfermeras caminando rápido por el lugar, pacientes que llegan retorciéndose de dolor, doctores con falta de sueño van de un lado a otro.

Me detengo al observar una enfermera que empuja una silla de ruedas y sobre ella un hombre que aunque no se ve tan viejo no logra caminar, antes que pasen frente a nosotros Lucy me comenta que no tiene movilidad de su cintura para abajo y que nunca la tendrá, sus manos se mueven pero muy poco son mínimas las partes que en él tiene movilidad, solamente sus ojos se abren y se cierran; su cabeza sale del lugar donde debería ir porque está girada hacia un lado, su boca ha permanecido abierta desde que comencé a verlos, la enfermera lleva una pequeña manta en su hombro que posiblemente es la que usa para limpiar la baba que cae de él.

Sus ojos se mueven hacia todos los lugares, cuando están delante de nosotros puedo ver el brillo en su vista disfrutando todo lo que existe a su alrededor.

Lucy y la enfermera comienzan a conversar un poco y a hablar de temas médicos que no logro comprender.

Me dedico a ver al paciente y siento mi corazón estrujarse porque él ya no podrá hacer muchas cosas que las personas hacemos, se le ha privado de necesidades naturales como caminar, correr, bailar, disfrutar con su familia, jugar con sus hijos; tantas cosas que ya no será capaz de realizar. No deja de sorprenderme que él parece contento y feliz porque el brillo en sus ojos no desaparece.

Su vista empieza a enfocarse en mí y no la aparta, sus ojos cafés me observan con brillo que por un momento me sentí pequeña frente a él y a los segundos una hermosa sonrisa creció de mis labios.

Una indestructible mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora