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En el casillo

Estoy harto de esto, estoy estresado, desde que Sandra se ha ido me he mantenido en celibato, estoy estresado, no puedo concentrarme en nada, necesito estar con una mujer, de lo contrario caeré en una desesperación grande. Tocan la puerta. 

- Adelante - digo 

- Señor - es mi mayordomo   

- ¿Qué ha pasado? Ya tienes otra?

- No Señor aun no, estamos buscando en pueblos vecinos 

Mi enojo aumenta, no puede ser posible esto. 

  - ¡Que en este maldito pueblo ya no hay mujeres!

- Señor no son como a usted le gustan, además los padres ocultan a sus hijas, o las matan al nacer, no desean que usted las toque, la población de mujeres ha disminuido notablemente

- Busca hasta por debajo de las piedras pero quiero diversión lo mas pronto posible, de lo contrario tendré que irme

- Si como usted diga Señor, haré todo lo posible por encontrar una mujer deseable a los ojos de Su Majestad 

- Más te vale 

Mi mayordomo se va y yo me quedo revisando los documentos de la empresa. 

En el bosque

Se me ha pasado el fin de semana muy rápido me parece increíble pero así es siempre a veces desearía que mi mamá se quedara más tiempo conmigo, después de todo es con la única que puedo hablar. Mi mamá ya se ha ido a trabajar de nuevo a hacer mi rutina, cada día se torna monótono, me aburro más y mis deseos de permanecer en este lugar van disminuyendo, pero si estoy aquí debe ser por algo. 
Comienzo a limpiar la casa entre lavar la ropa y otras cosas se me va la mañana, me pongo a estudiar un poco y así se me pasa el día hasta que llega la hora de comenzar a cocinar.
Entres mis cavilaciones me encuentro con que Matías no se ha aparecido por acá en todo el día, es  raro estoy cocinando me siento mas aburrida que nada rápido esta la comida ya que es una porción pequeña, me sirvo un poco de sopa, doy gracias por la comida comienzo a comer pero de pronto tocan la puerta salvajemente, pienso dos veces antes de abrir dejan de tocar sigo comiendo y de nuevo tocan  me levanto, sé que no debería hacer ruido ni hablar, pero aún así lo hago. 

-¿ Quién? - pregunto 

- Soy yo Matías

Me tranquilizo un poco abro lo veo en un mal estado no parece el sus ojos están muy rojos, se acerca a mi lentamente el avanza yo retrocedo hasta que mi espalda toca la pared 

- Elizabeth- su aliento apesta

- ¿ Que pasa?¿ Que tienes?

- Nada solo vena a hacer algo que desde hace tiempo he querido hacer, pero por cobarde no he podido 

- ¿ Necesitas que te ayude?

- No, yo puedo solo, te voy a poseer 

- Ay no, en eso no puedo ayudarte 

Trata de tomar mi cara pero no lo dejo se acerca mas pongo mis manos en su pecho trato de empujarlo pero no se mueve intenta besarme pero no.

- Ya esta bueno de payasadas 

Toma mis muñecas las pega a la pared aun no pega su cuerpo al mío no sé como pero logro darle una patada en la entrepierna, estoy asustada, nunca pensé verlo de esta manera. 
Se aparta de mi  trato de salir pero hay un hombre recargado en el marco de la puerta niega con la cabeza se ríe.

- Solo tratas de aplazar lo inevitable, si no soy yo será cualquier persona que no conozcas, vamos deja que te muestre un mundo nuevo lleno de placeres 

 - No Matías, no puedo creer que estés haciendo esto, no puedes tomar a una simple mujer eso no es lo que  yo te he enseñado - un hombre está en el marco de la puerta 

- Déjame en paz, no tienes idea de lo especial que es ella, es única en este lugar, el Rey no la ha tocado 

- No, no me importa lo especial que ella pueda llegar a ser o si el Rey ya se la ha cogido - me mira - y mira ya veo este es tu pequeño secreto aquí es donde vienes cuando no vas a trabajar si no eres tonto mira lo que te has conseguido comparte a esa chica, ella me gusta, es pequeña, tiene un cuerpo hermoso 

- No ni se te ocurra no sabes  cuanto me ha costado contenerme para no tomarla y no dejare que la toques, ella es mía 

- Pero porque no quieres compartirla solo mírala, ese cabello rubio totalmente como si el sol le hubiese teñido el cabello esos ojos  totalmente verdes y grandes al igual que sus pestañas y ese cuerpo que te hace fantasear - se lame los labios

Mi cuerpo se estremece, estoy en problemas, ellos saben en dónde vivo

- Cierra la boca - se levanta miro mis posibles salidas pero es casi imposible que pueda escapar.

- Así no se le habla a tu padre - cierra la puerta 

- Yo te hablo como se me pega la gana

Camina lentamente hasta el

 - Te dije que cerraras esa boca- le da una bofetada- a mi no me hablas así

- Ya te dije que yo te hablo como quiero

El señor camina por mi casa  mirando hasta que se detiene en un retrato en donde estoy con mi mamá.

 - Estefanía- me mira - Tú , tú eres la hija de mi esposa eres esa bastarda, mira nada más lo que cocinó para mi 

- No sé a que se refiere señor, mi madre no está casada  

- Matías te ibas a tirar a tu hermana, pero eso no es lo importante, lo importante aquí es que si no la podemos tener ella puede darnos mucho dinero 

Creo que he escuchado mal ¿ese tipo es mi padre? no, no es mi padre, el es el esposo de mi madre, hay tanto que no estoy entendiendo. 

 - No me mires así niña no tenemos parecido por que no eres mi hija pero eres hija de ella y su primo lastima que murió, pero ella pudo escapar

 No puedo hablar no se que decir, mi madre tiene más hijos ¿Soy especial? no entiendo nada, este hombre está mal de la cabeza.

- Matías vámonos - se levanta - Y tu niña dile a Estefanía que volveré esta noche que me las va a pagar todas y sobre todo tú y no te preocupes que no solo pasarás por el, tienes más hermanos que estarían deseosos por tocarte, además de que el Rey estará complacido en tenerte.

- No sabía- es lo único que Matías logra decir .

Es ahora cuando pienso que jamás debí siquiera hablar con el he cometido el mas grande error de mi vida, ahora mi madre y yo corremos peligro. ¿Qué le diré cuando llegue? 

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora