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Elizabeth. 

Me he quedado esperando hasta que acaben de cenar, no puedo negar que me siento molesta, algo traicionada, pero el no es nada mío, solo estoy aquí para su servicio y debo entenderlo. 

Caro me ha hecho la maleta, la he bajado y espero en la sala de estar, algunos sirvientes han bajado las maletas de Camila y el Señor, ella se ve muy contenta con él, tal vez esa es la misma cara que pongo cuando estoy con el. 

-Es hora de irnos Dalí lleva todo al auto - ordena 

Dalí hace caso, yo tomo mi maleta, sigo a Dalí. 

- Debiste esperar - dice 

- No, no quiero sentir que soy una carga 

- No eres una carga, solo no estás acostumbrada a estas atenciones 

- Y no quiero hacerlo, mi tiempo aquí está contado 

- Eso lo dudo, el te ha cuidado mucho, el te aprecia 

- Lo dudo, él no me aprecia y no quiero hacerme ilusiones 

-Haces bien Elizabeth 

Dalí acomoda las cosas en el auto, deja mis cosas en el mismo lugar que en las de ellos.

- Elizabeth irá en otro auto, que no se separe de mí auto, tú manejas Dalí 

- Como usted ordene Señor 

El sube con Camila a un auto y yo voy a otro, me siento a lado de Dalí, el me mira y niega con la cabeza. 

-Es mejor así, nosotros no podemos aspirar a más 

- Lo sé Dalí, pero es la primera vez que siento algo así, estoy asustada, me siento traicionada, no lo sé 

Dalí se queda callado, el viaje comienza, no tardamos mucho en llegar hasta un aeropuerto, jamás había estado en un lugar así, los conozco por diversas novelas y mi mamá mencionaba que el Señor viajaba en avión, jamás creí que viajaría en uno también. 

Hacen los preparativos para viajar, espero en el auto, unos minutos más tarde Dalí va por mí. 

- Es hora señorita 

Me hace sentir rara, pero supongo que así le han ordenado que me hable. Bajo del auto y me acompaña hasta el avión, es enorme, me siento pequeña, pero emocionada a la vez.

Horas más tarde. 

Después de un ameno viaje estamos en una casa muy grande y hermosa con tonos blancos y unos toques de azul con un jardín muy grande y pues que puedo decir no tengo palabras para describirla, estoy impresionada con este lugar. 

Él no ha llegado conmigo, de hecho solo vinieron a dejarme, me he instalado, pero me siento como una intrusa en este lugar. Me ha recibido una chica llamada Perla, ella es hermosa físicamente, es más alta que yo, tiene el cabello negro y su tes es moreno claro, sus ojos son de café obscuro, tiene una figura hermosa. 

Me paseo por mi habitación, estoy aburrida pero no conozco nada en este lugar. 

- Señorita Elizabeth venga a comer - es Perla 

- Si Perla ya voy, gracias - respondo amable 

Voy tras ella, cierro la puerta de mi habitación, me deja en el comedor y se desvía hacia la cocina. 

- Veo que eres puntual para comer - él ya está a la mesa 

- No puedo hacerlo esperar - respondo 

- No sabías que ya estaba aquí 

- No, pero...  

-No digas nada Elizabeth vamos a comer 

La Ultima VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora